6 de enero de 2022, 4:00 AM
6 de enero de 2022, 4:00 AM

En términos de salud, podría entenderse el colapso como la posibilidad de que la demanda de servicios, atenciones y profesionales médicos sea tan grande que estos no alcancen a abastecer a los pacientes. Algo así es lo que amenaza a nuestras ciudades, particularmente a Santa Cruz en estos días, por la explosión de casos de contagio y porque aún no hemos llegado al pico de esta ola, pero la ocupación de camas de cuidados intensivos ya es de 80 por ciento en el país y muy superior en la ciudad.

Lo que se está viviendo es una situación dramática que sin embargo puede ser peor. Por esa razón algunas autoridades de Santa Cruz han adelantado que analizarán la conveniencia de ordenar una nueva cuarentena rígida para dar una pausa al sector salud, y cortar así la cadena de contagios de Covid-19, que en estos días está batiendo todos los récords en número de casos positivos conocidos en toda la era de la pandemia.

En los hospitales de la región se sufre por espacios y falta de personal sanitario, pese a que se han renovado 3.000 contratos de médicos y enfermeras. Los testimonios de personas que recorren uno y otro centro de salud en busca de atención son abundantes. En la mayoría de los hospitales se ha suspendido las consultas médicas por falta de personal y se atienden únicamente emergencias.

Antes del viernes de esta semana, los responsables de Salud de la Alcaldía y la Gobernación cruceñas discutirán la posible cuarentena rígida en la reunión del Comité Operativo de Emergencia Departamental (COED) y el debate ya ha comenzado.

El director nacional de Epidemiología, Freddy Armijo, no ve conveniente declarar la cuarentena porque asegura que pese al aumento de contagios, la tasa de letalidad del Covid-19 es baja, y porque una medida de restricción en la circulación conlleva consecuencias que pueden afectar la economía de las familias que necesitan trabajar y generar ingresos.

El cuadro de Santa Cruz da para asustarse, tanto que el Gobierno central ha enviado a la ciudad 187 médicos divididos en 17 brigadas y 33 ambulancias para vacunar, realizar diagnósticos gratuitos y entregar kits de medicamentos en recorridos por los barrios.

El ministro de Salud, Jeyson Auza, prácticamente ha trasladado su oficina a esta ciudad y se lo ve activo, aunque se echa de menos que no se realice una tarea de coordinación con las autoridades locales y departamentales.

Otro drama se vive en los centros de vacunación: desde la anterior semana las colas no han desaparecido; la gente hace fila desde la madrugada, el sistema informático se ha tornado excesivamente lento y los pacientes protestan porque en algunos casos los puntos de vacunación cierran a mediodía.

En una emergencia sanitaria como la que está afrontando Santa Cruz, la vacunación bien podría ser una tarea de 24 horas con turnos de personal para facilitarle a las personas el acceso a la inmunización, sin necesidad de hacer grandes esfuerzos en los que, a fuerza de aglomeraciones, comprometen paradójicamente la salud que quieren cuidar.

En esas condiciones, la decisión que tome la reunión del COED será muy esperada por la población: a nadie le gusta la cuarentena, principalmente por el efecto negativo para las economías familiares, pero también es efectiva. Si el 2020 no se hubiera producido aquel largo encierro que todos recuerdan, las víctimas se contarían en cifras más elevadas. Si se descarta la cuarentena, las medidas que se definan en su reemplazo deben ser audaces y contundentes para frenar esta ola de contagios que no se detiene.