Flagelos sociales y educación
Los flagelos sociales tienen etiología variada; por tanto, hay que atacarlos en todas sus aristas. Un sistema integrado con acompañamiento socioeducativo señala cinco niveles de lucha:
- Nivel de prevención: la prevención es un proceso continuo para desarrollar competencias en el sujeto con el fin de que él solucione sus dificultades. Prevenir es controlar el futuro. Como el sistema educativo es un contexto privilegiado para esto, es recomendable emplear aquí las tres prevenciones: 1) Primaria: dirigida a todos los estudiantes de los diferentes niveles, aplicando proyectos o programas tendientes a evitar la aparición de problemas. 2) Secundaria: reservada solo para estudiantes en riesgo. La meta es acabar o detener el problema presente lo antes posible. 3) Terciaria: sirve para los sujetos con trastornos de conducta y el propósito será reducir las complicaciones remitiéndolos a especialistas externos al centro educativo.
Aquí deben actuar los licenciados en educación, los psicopedagogos, orientadores y otros similares.
b) Nivel policial: la calidad del trabajo profesional de la policía, exenta de corrupción, dignificará a la institución que lucha contra el mal por el bien de todos. Los profesionales protagonistas de este campo son los jefes, oficiales y clases.
c) Nivel legal: los tribunales administrarán justicia con la energía que la ley recomienda. Los prevaricadores serán sancionados con la invalidación de por vida de su título profesional. Urge implementar los juzgados para delitos de bagatela con el fin de sancionar ineludiblemente toda fechoría. Los profesionales de este nivel son los fiscales, abogados, jueces y otros.
d) Nivel de rehabilitación: los delincuentes sentenciados, tienen derecho a la reivindicación participando en programas dirigidos por profesionales especialistas como psicólogos, orientadores, trabajadores sociales y otros.
c) Nivel de Reinserción: una vez rehabilitado, el sujeto seguirá programas de acompañamiento socioeducativo vigentes para reintegrarse a la sociedad. Las fuentes de trabajo, la familia y la aceptación social serán los objetivos.
Ahora la cuestión será crear un ente superior que unifique y fiscalice estos niveles. Los analfabetos funcionales, los sujetos sin formación académica y sus semejantes tienen derecho a buscar cualquier fuente de trabajo; pero solo los profesionales que señalamos dirigirán este sistema integrado con acompañamiento socioeducativo. Señores críticos, no os confundáis: esta sentencia contiene una discriminación positiva. Con vuestro permiso.