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26 de mayo de 2024, 7:00 AM
26 de mayo de 2024, 7:00 AM

Andrea Raiza Henao| fundadora de la Red Universitaria de Jóvenes Emprendedores

En Bolivia, el espíritu emprendedor está en auge. Cada vez más personas buscan iniciar sus propios negocios, desarrollando y validando ideas que permitan la puesta en marcha de proyectos propios.

No obstante, el ecosistema emprendedor en el país aún es incipiente y se encuentra en pleno proceso de crecimiento y transformación. En este contexto, la educación emerge como un pilar fundamental para el desarrollo sostenible de estos emprendimientos.

Según el Reporte Nacional Bolivia del Monitoreo Global del Emprendimiento (GEM), la percepción de oportunidades para emprender en nuestro país es alta, aunque la capacitación sea limitada. En ese marco, la educación universitaria adquiere un potencial catalizador capaz de integrar la capacitación en emprendimiento en el currículo universitario a fin de dotar a los estudiantes de las herramientas y habilidades necesarias para identificar oportunidades de mercado, tomar decisiones informadas y evaluar riesgos.

La formación en emprendimiento durante la etapa universitaria es esencial porque ayuda a los estudiantes a desarrollar una mentalidad emprendedora. Esto implica no solo la capacidad de generar ideas innovadoras, sino también la disposición para asumir riesgos calculados y la resiliencia para superar fracasos.

Además, permite a los estudiantes adquirir conocimientos prácticos y teóricos que son fundamentales para el éxito empresarial. Esto incluye desde la elaboración de planes de negocio y estrategias de marketing, hasta la gestión financiera y el liderazgo.

En Latinoamérica, el emprendimiento se presenta como una solución al desempleo juvenil, ofreciendo a los jóvenes la posibilidad de generar su propio empleo y, en un futuro, crear nuevas oportunidades laborales. Sin embargo, según el informe Global Entrepreneurship Monitor Bolivia (BID, 2014), la mayoría de los emprendedores no recibe capacitación, lo que puede contribuir a la discontinuidad de los negocios por falta de preparación y habilidades empresariales.

El fomento del espíritu emprendedor tiene un impacto significativo en el desarrollo económico y social del país. Los emprendedores no solo crean empleo, sino que también impulsan la innovación y la competitividad en el mercado.

En Bolivia el emprendimiento puede ser una herramienta poderosa para el desarrollo local. Al capacitar a los jóvenes en emprendimiento, se les brinda la oportunidad de convertirse en agentes de cambio, capaces de desarrollar soluciones innovadoras a los problemas que afectan a sus comunidades.

Sin embargo, es necesario superar ciertos desafíos, tales como la necesidad de actualizar los currículos universitarios o contar con profesores capacitados y con experiencia práctica en el campo del emprendimiento. Las universidades también deben fomentar alianzas con el sector empresarial y con organizaciones de apoyo al emprendimiento para ofrecer a los estudiantes experiencias prácticas y oportunidades de networking.

La tecnología y la globalización han abierto nuevas posibilidades para los emprendedores. Las universidades pueden aprovechar estas tendencias para ofrecer programas de emprendimiento que incorporen el uso de tecnologías digitales y el acceso a mercados internacionales.

Las instituciones educativas están retadas a incorporar la educación en emprendimiento basada en habilidades blandas e innovación en sus currículos. Esto permitirá a los estudiantes desarrollar las habilidades necesarias para enfrentar los desafíos del mundo empresarial, fomentando así el espíritu emprendedor y contribuyendo al desarrollo económico y social del país.

Fomentar el espíritu emprendedor desde la educación universitaria es un desafío importante para el país. La educación en emprendimiento no solo prepara a los estudiantes para crear y gestionar sus propios negocios, sino que también promueve la innovación y la creatividad, impulsando el desarrollo económico y social del país.

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