10 de junio de 2022, 4:00 AM
10 de junio de 2022, 4:00 AM


La ruta crítica de la investigación del libro Fraude y después la señala su propio autor, Carlos Federico Valverde Bravo: un presidente promulga una Constitución Política del Estado donde se reconoce una sola reelección y sus parlamentarios acuden al Tribunal Constitucional para habilitar una reelección más (totalmente ilegal). En esa elección se comete fraude (lo grita todo un país). El propio presidente anula la elección, despide al Tribunal Electoral que lo habilitó irregularmente y convoca a elegir a uno nuevo. La gente -en la calle- lo repudia. Él llama a nuevas elecciones y nadie lo escucha. Se ve forzado a renunciar y a huir del país rumbo a México. Lo sucede una presidenta que llama a elecciones (según Valverde, estas fueron limpias). El huido vuelve al país y el fraude es historia. La presidenta constitucional -que lo había sucedido- va a la cárcel y es procesada irregularmente. El que hizo fraude acusa y no pasa nada con él.

Se dice y se escribe fácil, pero Valverde necesitó cincuenta y cuatro capítulos y más de novecientas páginas para relatar, explicar, contextualizar y documentar cada una de las fases de este periodo convulso que todavía se sigue escribiendo y, quienes han vuelto al poder, insisten -machaconamente- en inventarse narrativas oficiales con la pretensión de que esa sea la verdad histórica que se recuerde en el futuro. Este valioso documento de investigación, junto a otros que ya se publicaron, contrarresta esa oscura y perversa intención.

Una de las dedicatorias del libro está dirigida a su entorno más íntimo que sufrió con él todas las agresiones, persecuciones y vigilancias que el poder político acostumbra a hacer con quienes lo enfrentan, desenmascaran y cuestionan. La otra, es una dedicatoria “a los que faltaban”, es decir, a toda esa población que resistió durante 21 días al fraude, al engaño, a la mentira, a la amenaza y a la violencia de Morales. Entre ellos, una subestimada generación de jóvenes, que se los miraba con desdén por su aparente apatía y desinterés, y en especial, a una gran mayoría de mujeres activistas. “Los que faltaban”, como los describe Valverde, son quienes nunca se meten en nada, quieren un país mejor y se dedican a trabajar y producir.

Los que faltaban estaban hastiados y no estaban dispuestos a dejar que el poder se siga burlando de ellos. “Los que faltaban son los bolivianos más conscientes del país; los que intervienen en el momento crucial, los que aparecen para evitar que el país se vaya más a la mierda que nunca”, asevera, con su acostumbrado desparpajo, Carlos Federico.

Los contenidos del libro necesitan una lectura pausada y reflexiva porque están repletos de contextualizaciones históricas y referencias bibliográficas, periodísticas, documentales, testimoniales, fuentes digitales, entre otras. El avance en la lectura de este libro -para hacer una comparación con esa “pasión inútil” (fútbol) que tanto le gusta a Carlos Federico- puede alcanzar la increíble velocidad y vertiginosidad del largo y desordenado tranco del otro Federico Valverde (el del Real Madrid); pero una nota a pie de página o una digresión en el relato frena en seco esa carrera y uno debe darse una pausa y sumergirse en esa orientadora referencia para continuar.

Fraude y después es un monumental trabajo de investigación periodística que no se guarda nada, no busca congraciarse con nadie, se arriesga a ser blanco de propios y extraños, y sin parcializarse con ninguno revela los entresijos, miserias y apetencias del poder político en estos últimos años.

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