3 de junio de 2023, 7:00 AM
3 de junio de 2023, 7:00 AM

Un recorrido simple por la ciudad de Santa Cruz de la Sierra pone en evidencia que el desorden está tomando las calles, ya sea por la presencia ya habitual de comerciantes en todas partes como por el irresuelto caos vehicular o la falta de limpieza en las aceras y calzadas. 

Es importante hacer una pausa y ver qué está sucediendo en realidad, a fin de que esa toma de conciencia permita reorientar el rumbo, hacer ajustes y coadyuvar a que la ciudadanía viva en mejores condiciones cada día.

Y, aunque parezca una letanía, no se puede soslayar que las calles, aceras y calzadas, de muchas zonas son invadidas a diario y cada vez en mayor cantidad, por comerciantes que no tienen empacho en sacar su mercadería y tomar los espacios públicos que deberían estar destinados a la libre circulación de peatones, ciclistas y hasta motorizados. ¿Por qué lo hacen? Hay razones sociológicas (la falta de empleo, la necesidad de las familias, etc.), pero lo concreto es que lo hacen porque pueden, lo que quiere decir que hay permisividad; más allá de esporádicos correteos de la gendarmería, no hay medidas de mayor envergadura para frenar esa situación. 

Es más, hay quienes se apresuran a decir que los comerciantes son votos y que por eso tienen tantas concesiones, pero ahora no hay elecciones y debería ser oportuno que el municipio accione medidas urgentes.

Ni qué decir del transporte. Si antes se habían prohibido los minibuses, los toritos y los mototaxis en el centro, ahora no hay quién haga cumplir esas disposiciones. Especialmente en las zonas comerciales y más concurridas hay circulación de todo tipo de vehículos públicos, que además lo hacen sin respeto a normas básicas de tránsito y generan caos. Es de no creer que miles de micros vayan por el centro y el primer anillo y que se mantenga la franja destinada al BRT, mientras conductores muy cómodos se estacionan en zonas prohibidas haciendo insoportable viajar por esa zona.

Además, los micros hacen caso omiso a las reglamentaciones que les dicen cuántos pasajeros deben viajar parados o que prohíben viajar con las puertas abiertas o, ni qué decir, de los que aceleran y frenan sin tomar conciencia de que estén llevando a personas. ¿Quién controla todo esto?

En Santa Cruz hay una carencia total de educación ciudadana. Es por eso que muchos vecinos, afortunadamente no todos, tiran sus desechos por las ventanas de los vehículos o en cualquier parte. Primero, no hay suficientes basureros. Segundo, nadie los multa, nadie los mira, nadie les muestra cómo aprender a convivir. Lo curioso es que esas mismas personas que ensucian en esta urbe, viajan a otros lugares y respetan las normas de convivencia. Entonces, urge activar campañas de formación, que sean seguidas de reglamentos y sanciones para quienes los incumplan.

Ya pasaron dos años y medio de la gestión actual en el Gobierno Municipal y es tiempo de evaluar y encaminar. La confianza que el ciudadano entrega mediante el voto es para que sus autoridades cumplan haciendo de esta ciudad un mejor lugar para vivir. Educación ciudadana, normas claras contundentes y que se ejecuten son vitales para que los comerciantes no se apoderen de los espacios públicos ni que conviertan a la bella Santa Cruz de la Sierra en un gran mercado. Al mismo tiempo, el sector del transporte público debe saber que hay una autoridad a la que se debe respetar y que las calles no son de su propiedad.

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