26 de agosto de 2021, 5:00 AM
26 de agosto de 2021, 5:00 AM


Cada vez que alguien se manifiesta en contra del Gobierno de Luis Arce, se encuentra con una contraprotesta que le sale al paso para tratar de aplacar la protesta, normalmente con insultos y violencia que, en ocasiones, termina en incidentes y con heridos.

Este estilo de hacer política del Movimiento Al Socialismo (MAS) vulnera la libertad de las personas a pensar diferente y a manifestar su posición. Si en algo consiste la democracia, precisamente es en el derecho de cada ciudadano a pensar y actuar en el marco de sus propias convicciones con la garantía de que el Estado debe respetar y hacer respetar su posición. Por esa misma razón, unos votan por el candidato A y otros pueden hacerlo por el candidato Z.

Entonces, cada vez que el Gobierno o el MAS manda a sus grupos de choque a intentar frenar o deslegitimar una protesta, lo que está haciendo es romper el principio fundamental de la democracia. Todos tienen derecho a la protesta, sin importar la causa que los lleve a ocupar una calle y marchar en ella. Así ocurrió desde siempre con los miles de movilizaciones impulsadas por el MAS: jamás a ningún gobierno se le ocurrió organizar una contramarcha para mandar a enfrentar la manifestación primera.

Ayer, cuando se producía una movilización convocada por la Asamblea Permanente de Derechos Humanos de Bolivia (Apdhb) y el Comité de Defensa de la Democracia (Conade) en La Paz, un grupo de choque de militantes del MAS llegó en actitud violenta a provocar un enfrentamiento con los marchistas que desarrollaban su protesta de manera pacífica y dejaron personas heridas.

El 5 de agosto, plataformas ciudadanas convocaron en el atrio de la Universidad Mayor de San Andrés de La Paz, para protestar pacíficamente contra la decisión de la Fiscalía que dio por cerrado el caso del fraude electoral de octubre de 2019 y contra la persecución política de opositores.

La marcha convocada por el Conade tuvo que ser suspendida por la presencia de un grupo progubernamental de choque pagado por el MAS que apareció para agredir a los ciudadanos de las plataformas. En el incidente se vio al exdiputado masista Gustavo Torrico, a quien las imágenes mostraron golpeando en el suelo a una persona caída. Su explicación posterior fue: “Si a mí me golpeas, yo te golpeo”.

La estrategia de mandar a ciudadanos a reprimir a ciudadanos no es nueva: la utilizan con frecuencia los gobiernos fascistas del mundo. Hace poco, el 11 de julio, lo usó la dictadura castrista de Cuba cuando miles de cubanos cansados del régimen salieron a protestar por la falta de alimentos, de medicinas y a gritar: “¡Abajo la dictadura!”.

El Gobierno de Miguel Díaz-Canel mandó a grupos del Partido Comunista armados con palos a reprimir a los manifestantes. Entre ellos, había policías vestidos de civil. Así, cortando el internet y luego haciendo detenciones y condenas en juicios sumarios sin presencia de abogado defensor, la dictadura logró controlar a los manifestantes.

Algo parecido hace el Gobierno de Luis Arce cuando manda a los grupos de choque de su partido a enfrentar manifestaciones pacíficas que tienen todo el derecho de expresar su protesta. Lejos de mandar a reprimirlas, el Gobierno tiene la obligación de garantizar el derecho de los ciudadanos a marchar y gritar su punto de vista. Eso se llama libertad de expresión, garantizada en la Constitución Política del Estado. Lo contrario es asumir métodos fascistas que violan la norma y los derechos humanos y muestran al Gobierno de Arce como totalitario.

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