30 de junio de 2022, 4:00 AM
30 de junio de 2022, 4:00 AM


Durante el periodo virreinal, mejor conocido como colonial, Corpus Christi era una verdadera fiesta en Potosí. A lo largo del siglo XVI, se podía disfrutar de danzas, pero en la primera parte del siglo XVII, el arte predominante era el del teatro y, específicamente, el de las comedias.

En los acuerdos del Cabildo Secular de Potosí se puede ver cómo los integrantes de ese cuerpo colegiado acordaban pagar ciertos montos de los fondos públicos a las compañías de comedias que se presentaban en la plaza pública.

Pero los actores no podían resistirse a la tentación de burlarse de las autoridades, quienes se convirtieron en blancos de sus comedias, así que el cabildo decidió cortar por lo sano.

Mediante acuerdo del 18 de mayo de 1635, los cabildantes, que eran mejor conocidos como “veinticuatros”, aprobaron la propuesta del alcalde Gaspar Martín de Vargas “para que no se realicen las comedias por la fiesta de Corpus por los disgustos que causan”, decidiéndose que, en lugar de ellas, se haga corridas de toros el viernes y sábado.

Traigo este episodio a colación a propósito de lo sucedido con el humorista Pablo Osorio, que difunde chistes a través de su canal de TikTok. En uno de ellos, el comediante se burla de la burocracia y medidas draconianas que asume el Servicio de Impuestos Nacionales (SIN) que, no por nada, ha convertido a Bolivia en un infierno tributario.

La reacción del presidente del SIN, Mario Cazón, fue tan amarga como la vida de quienes decidimos sacar un Número de Identificación Tributaria: le envió una carta al “tiktoker” exigiéndole que retire el video y se retracte, amenazándole con asumir acciones legales si no lo hacía. Osorio se negó y denunció lo que sucedió con otro video, que puso en evidencia la intolerancia de Cazón que, además, atropellaba los derechos constitucionales del humorista.

Parece una anécdota, pero no lo es. La reacción de Cazón es simplemente una de las muchas que han llegado a convertir a los gobiernos del MAS en los más intolerantes de nuestra historia reciente. ¿Acaso la ex directora ejecutiva de la Autoridad Jurisdiccional Administrativa Minera, Brenda Lafuente, no mandó a la cárcel a la persona que había contratado para el manejo de sus redes sociales solo por la publicación de un meme?

Tras haber conseguido acaparar el poder en Bolivia, el MAS se convirtió en intolerante y convirtió a la justicia, que es reparadora, en un instrumento de represión, castigo y venganza contra todo aquello que no le gusta, lo que incluye publicaciones de cualquier tipo en los medios de comunicación social.

Los gobiernos del MAS han revertido los avances en cuanto a libertad de expresión, libertad de prensa y libertad de información, como probaré, eventualmente, en esta misma columna.

Entonces, estos hechos no son anécdotas, sino preocupantes síntomas de la descomposición de la democracia.

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