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22 de julio de 2024, 4:00 AM
22 de julio de 2024, 4:00 AM

Roberto Unterladstaetter

La agricultura tiene una importancia trascendental especialmente en los países subdesarrollados, no solo porque juega un papel clave en el logro de sus objetivos de desarrollo y reducción de la pobreza, sino también porque se espera que sea el sector agrícola el que satisfaga las crecientes necesidades de alimentación de la humanidad. La agricultura necesita permanentemente de ciencia, innovación y tecnología para aumentar su productividad y calidad preservando los recursos naturales, la biodiversidad, evitando el desperdicio, promoviendo las asociaciones entre productores para planificar, desarrollar políticas agrícolas y alimentarias sostenibles.

La investigación agrícola, que conduce al desarrollo de tecnologías mejoradas, puede incrementar la producción de los agricultores proveyendo mayores ingresos con menos costos y oportunidades de empleo agrícola tanto a propietarios de fincas como a trabajadores rurales, así como salarios más altos dentro de las regiones que se apropian de estas tecnologías. Por otra parte, se evita la migración campo-ciudad, beneficiando a un amplio rango de agricultores a través del crecimiento de otros sectoresde la economía, además del agropecuario, en zonas rurales y urbanas y rebajando los precios de los alimentos para toda la población en general, mayor eficiencia productiva significa más calidad y precios competitivos.

El término agricultura sostenible incluye implícitamente a la actividad agrícola responsable de la producción de alimentos, fibras textiles, medicinas, combustibles, aceites esenciales, productos apícolas, materiales de construcción, biomasa para la generación de energía, polímeros como el caucho, abonos orgánicos, etc. La crianza de animales y el desarrollo forestal son parte integral de sistemas agrícolas eficientes, rentables y sostenibles.

Hace tiempo que Santa Cruz, la principal región en actividad agropecuaria del país, ha entrado en una peligrosa etapa de subinversión- tanto intelectual, científica como económica - en investigación y transferencia de tecnología. Estos son factores de trascendental importancia para la transformación productiva y el desarrollo económico de la región y de todo el país y su ausencia se traduce en bajos rendimientos, riesgos cada vez más evidentes, grandes pérdidas, notoria y significativa contaminación con el grave deterioro ambiental que esto implica.

Es importante entender que los recursos necesarios para revitalizar las instituciones de investigación en la región son significativamente menores en comparación con los beneficios que la economía obtendría. Estos beneficios incluyen el aprovechamiento de importantes oportunidades de desarrollo agro productivo, competitivo y sostenible, adaptado a las características específicas de cada lugar y a las condiciones de los agricultores. Todo esto es crucial en un contexto donde el cambio climático representa una amenaza cada vez más evidente.Todo esto se lo lleva una burocracia voraz, depredadora de las contribuciones (tasas e impuestos) que hace la ciudadanía.

En el oriente boliviano la investigación agropecuaria elemental se inicia en 1950 con la inauguración de la Estación Experimental de Los Llanos en la localidad de Saavedra, como parte del Plan Bohan, que se enfocó en la modernización agrícola mediante la introducción de técnicas y tecnologías avanzadas para aumentar la productividad. Promovió la diversificación de cultivos, reduciendo la dependencia de la minería y fomentando la producción de cultivos alternativos. También priorizó el desarrollo de infraestructura y redes de transporte, para mejorar la distribución y comercialización de productos agrícolas. Además, incluyó programas de capacitación y educación para agricultores. Por último, implementó incentivos económicos y subsidios para estimular la producción local y disminuir la necesidad de importaciones, fortaleciendo así la economía nacional de manera sostenible.

En 1962, la Cámara de Industria y Comercio y la UAGRM organizaron en el Campus de Palermo la primera Feria Agropecuaria y Forestal de Bolivia. Esto unió el entusiasmo de superación de los dispersos productores agrícolas cruceños. Poco después, según las capacidades de sus tierras y aptitudes, se especializaron en cultivos como caña de azúcar, algodón, arroz, maíz, y producción lechera. Con voluntad, entusiasmo, visión y esfuerzo, en octubre de 1964 fundaron la Cámara Agropecuaria del Oriente.

Coincidiendo con el auge algodonero en 1970 la Facultad de Agronomía Tropical (FAT) dependiente de la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno (UAGRM), inicia sus actividades académicas. Desde sus comienzos, el primer decano, J.D.Candia Z., gestionó una alianza entre la Asociación de Productores de Algodón (ADEPA), fundada en 1971, y la facultad para formar monitores entomólogos, conocidos en ese entonces como “cuenta bichos”. Estos tenían como misión monitorear los cultivos de algodón y, en función de las poblaciones de insectos dañinos y/o benéficos, se aplicaban o no insecticidas. En ese entonces, ADEPA pagaba a la facultad 10 centavos de dólar por cada quintal de algodón exportado.

De esta manera se logró reunir los fondos necesarios para adquirir el predio "El Vallecito", que abarca 61 hectáreas y que más tarde se convirtió en el Instituto de Investigaciones Agrícolas y en el campus de la Facultad, posicionando a la UAGRM como líder en diversas áreas de investigación. Entre ellas se destacan la investigación en yuca, cítricos, frijol, maíz QPM, banano, producción de plantas "in vitro", introducción del cultivo de la Stevia, desarrollo del control biológico de insectos en algodón, caña de azúcar y hortalizas mediante la producción de millones de avispitas Trichogrammaspp. Además, fueron pioneros en lombricultura en todo el país. Esto demuestra que los recursos financieros son suficientes cuando se gestionan de manera íntegra y responsable. Con los fondos obtenidos, se adquirió el primer equipo agrícola completo y un ómnibus adecuado para las prácticas de los estudiantes. Este caso destaca como un ejemplo único donde estudiantes universitarios bolivianos contribuyeron de manera significativa a su formación profesional y al patrimonio de la Universidad.

Durante las últimas tres décadas del siglo XX, la agricultura y ganadería en Santa Cruz dejaron atrás un modelo folclórico, amable, natural, tradicional y artesanal pero poco eficiente, para adoptar un modelo incipiente más moderno, industrial y, en algunos casos, casi predatorio. En 1972 inicia operaciones en caña el Centro de Investigación y Manejo de la Caña de Azúcar (CIMCA) y la Asociación Nacional de Productores de Oleaginosas (ANAPO), que agrupa a los productores soyeros, se funda en 1974. Coincidiendo con el egreso de los primeros estudiantes de la FAT,en 1975 inicia actividades el Centro de Investigación Agrícola Tropical (CIAT), que se hace cargo de la Estación Experimental Agrícola de Saavedra (EEAS), que nace como una entidad enteramente regional, convisión, misión y patrimonio propio.Su principal función es investigar, transferir y validar material genético, producir y multiplicar semillas de alto valor productivo, además de la investigación pecuaria.

Desde sus inicios, los primeros egresados de la facultad fueron empleados como técnicos en el CIAT, que recibía apoyo técnico y financiero de varias organizaciones de cooperación internacional, incluyendo la Misión Británica en Agricultura Tropical (MBAT), la Agencia de Cooperación Internacional de Japón (JICA), el Consortiumfor International Development (CID) financiado por USAID, y también hubo una exitosa gestión por parte de una misión de China Nacionalista, de la cual proviene la piña Cayena lisa.

En el CIAT los egresados planificaban el desarrollo de investigaciones apoyados por expertos internacionales con gran experiencia en países sub y tropicales y realizaban sus trabajos finales de graduación, que culminaban con la tesis de grado. Luego, los más destacados fueron becados a Inglaterra, USA, Japón, Brasil, etc. Y de esta cooperación simbiótica se logró la formación académica de los jóvenes profesionales que obtuvieron su maestría. También, en el mismo modelo, muchos egresados fueron apoyados por las organizaciones de productores, como CIMCA, ADEPA, ANAPO.

El CIAT contaba con un directorio formado por el Ministerio de Asuntos Campesinos y Agropecuarios (MACA), la Cámara de Industria y Comercio (CAINCO), la Cámara Agropecuaria del Oriente(CAO),la UGRM/FAT, Semilleristas, etc. Así, se formó un equipo de buen nivel directivo y técnico con lo que se dio un enorme salto tecnológico agropecuario en la región.

Luego de los primeros30 años de auspicioso inicio y una interesante sinergia entre las citadas entidades, se dio como corolario la fundación del Consejo Regional de Semillas en 1992. En las décadas de colaboración entre estas organizaciones se investigaron y publicaron temas relacionados con la problemática agropecuaria y forestal de la región. No pocos de estos trabajos fueron de excelente nivel, muchos buenos y otros solo fueron para cumplir con el requisito. En esas épocas nadie se graduaba sin haber investigado, escrito, presentado y defendido un trabajo de investigación. Luego un “iluminado” rector, en busca de una indefinida reelección, elucubró e inventó varias modalidades de graduación, una más ridícula y corrupta que la otra. ¡Desatendamos la ciencia!

Docentes jóvenes y experimentados, algunos destacados por su mérito y valía, junto con investigadores, han convivido con figuras mediocres que, en ocasiones, obtuvieron posgrados de manera acelerada (aunque con excepciones) pero ejercen influencia en determinados círculos, contribuyendo a disminuir el rigor académico remanente en la Facultad local. No hay participación en foros ni en ferias especializadas de la actividad científica. En cincuenta años se han publicado algunos libros de pocos y de mismos autores yen años no se conoce ni una comunicación científica.

El actual rector de la UAGRM ha expresado que las reelecciones han perjudicado gravemente a la universidad, una opinión que está claramente respaldada por la evidencia. Sin embargo, hasta la fecha, no se han tomado medidas al respecto. Ahora es el momento de restaurar la facultad que ha formado a los profesionales que desempeñaron un papel crucial en el desarrollo socioeconómico que Santa Cruz ha experimentado hasta la fecha.

El principal responsable de la facultad enfrenta una firme oposición por parte de individuos mediocres que obstaculizan cualquier intento de promover la excelencia académica, como los concursos de méritos. Y aquí vale la pena recordar el Manifiesto Liminar del Movimiento de la Reforma Universitaria de la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina) del 21 de junio de 1918. Entre lo que se resalta del Manifiesto cito y transcribo la parte más suave: “Las universidades han llegado a ser así el fiel reflejo de estas sociedades decadentes que se empeñan en ofrecer el triste espectáculo de una inmovilidad senil. Por eso es que la Ciencia, frente a estas casas mudas y cerradas, pasa silenciosa o entra mutilada y grotesca al servicio burocrático. Cuando en un rapto fugaz abre sus puertas a los altos espíritus es para arrepentirse luego y hacerles imposible la vida en su recinto. Por eso es que, dentro de semejante régimen, las fuerzas naturales llevan a mediocrizar la enseñanza y el ensanchamiento vital de los organismos universitarios no es el fruto del desarrollo orgánico, sino el aliento de la periodicidad revolucionaria”.

El CIAT, tras alcanzar grandes logros gracias a destacados directores y la colaboración sinérgica con otros actores, logró ser considerado autosuficiente. Sin embargo, la reducción de la cooperación técnica y económica internacional debilitó su capacidad, siendo aprovechado por manipuladores políticos que limitaron su funcionamiento hasta casi extinguirlo. ¡La “digitocracia” le ganó a la meritocracia! Esfundamental acercar el conocimiento científico a los agricultores de cualquier escala, pero, más que todo, a los pequeños que son los más necesitados, y eso es responsabilidad de las Universidades como es habitual en los países bien gobernados.

La producción eficiente con mínimos recursos y sin daño ambiental es un desafío contemporáneo para toda la sociedad, y una responsabilidad crucial de las universidades y centros de investigación. Es hora de que estas instituciones promuevan el mérito sobre cualquier otro criterio como parentesco, padrinazgo o afinidad política. La necesidad de ciencia en la actividad agropecuaria y forestal de Santa Cruz es inmensa.

Se perfila que los cañeros y soyeros están relativamente bien es este aspecto, la ganadería se enorgullece de sus éxitos en genética, pero ¿cómo anda el asunto en pastos y forrajes? Para comenzar sugiero que los que egresen y merezcan titularse por “excelencia” sean promovidos, apoyados por las facultades de Agronomía, Veterinaria y Zootecnia para realizar investigaciones científicas de calidad que les acceda a realizar una maestría en ciencias y después un doctorado. “Aquel que haga crecer dos mazorcas de maíz, y dos hojas de pasto done antes crecía solo una, merece más de la humanidad, y presta un servicio más importante a su país, que todos los políticos juntos (J. Swift).

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