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4 de enero de 2019, 4:00 AM
4 de enero de 2019, 4:00 AM

El empresario Novillo ha urbanizado gran parte del área metropolitana que hoy está en torno a las 100.000 hectáreas, habiendo generado enormes urbanizaciones de miles de hectáreas en Santa Cruz de la Sierra, Warnes, Porongo, La Guardia y Cotoca. Se puede decir que la región metropolitana cruceña es hoy lo que Novillo ha realizado, no sus autoridades ni sus instituciones, las cuales han estado ausentes del proceso de planificación y ocupación del territorio.

Se trata de un fenómeno anómalo, extraordinario y fuera de escala; no creo que haya un caso igual en toda América Latina. Paradójicamente, toda esta privatización de la planificación y el territorio a gran escala ha sucedido bajo los ojos del Gobierno que se declara más anticapitalista y socialista del mundo.

Es privado el parque industrial de 2.000 hectáreas, es privada la nueva ciudad de Santa Cruz, de 6.000 hectáreas, así como privadas son las urbanizaciones populares que abarcan decenas de miles de hectáreas, en las que tendría cabida la población metropolitana que llegue a asentarse hasta 2035, según estudios de JICA y el Ministerio de Medio Ambiente y Agua.

Estamos, pues, frente a un fenómeno inédito de construcción privada de ciudades, o de ciudades privadas, a cargo casi exclusivamente del capital inmobiliario privado, algo que no tiene paragón en nuestra historia.

Más allá de las implicaciones políticas y urbanísticas del inédito caso, lo que me pregunto es qué habría sucedido si una persona con la visión del mercado inmobiliario metropolitano como Novillo hubiese sido alcalde en vez de empresario; es decir, si esa ‘visión urbanística’ hubiese estado a favor de lo público en lugar de lo privado, y si la empresa Techo hubiese sido la instancia técnica planificadora de los asentamientos municipales, mucho más eficiente que el pesado aparato burocrático municipal.

Lamentablemente todas esas cualidades se han puesto exclusivamente al servicio del capital, y los atropellos al territorio han sido posibles porque no hay legislación ni participación estatal en el mercado de la tierra ni políticas de suelo urbano nacionales o municipales que hubiesen podido frenar el estropicio. Lo que ha hecho Novillo no es ilegal, sencillamente porque el Gobierno del MAS y el municipio cruceño no han legislado absolutamente nada sobre suelo urbano, plusvalía o especulación.

Pero el Gobierno, en sus tres niveles, no solo no ha legislado, sino que ha apoyado directamente a estos proyectos privados, habiendo llegado incluso a favorecerlos con inversiones públicas, como una autopista de 20 km, que ha aparecido de la noche a la mañana, que saliendo de Santa Cruz atraviesa la Nueva Ciudad de Santa Cruz, las urbanizaciones de Techo y el parque industrial, todo ello de Novillo.

En el PLOT se planteaba la creación de una corporación de desarrollo urbano, algo así como una empresa Techo, pero municipal, con el fin de que el gobierno edil intervenga en el mercado del suelo urbano. Esta propuesta se aprobó y consta en los artículos 321 al 326 de la ordenanza del PLOT. Lamentablemente, el Ing. Fernández no apoyó su implementación indicando que “será para después”. Ese ‘después’ llegó y no se hizo nada. El resultado es que estamos frente a una región metropolitana extraña, que ya tiene dueño, que no es nuestra y que no sabemos en última instancia a dónde nos lleva. ¿Qué opinan de esto las nuevas generaciones?

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