La Corte Interamericana y los Derechos Humanos
La Corte Interamericana de Derechos Humanos comenzó a funcionar en San José de Costa Rica el 3 de septiembre de 1979. Su instalación se dio cuando la región vivía condiciones adversas, respondiendo a las graves violaciones de los derechos humanos cometidas por dictaduras y golpes militares. La presidenta Nancy Hernández López recordó que han transcurrido 45 años, y que ese tribunal se ha consolidado como una de las instituciones más relevantes de nuestra América, un referente internacional en la protección de los derechos humanos. Las resoluciones y decisiones que ha dictado (y seguirá dictando) han cambiado vidas y transformado sociedades contribuyendo a desmantelar estructuras profundamente arraigadas en una región violenta y desigual.
En el 45 aniversario recordaron los aportes jurisprudenciales más relevantes, que han sido fundamentales para la protección efectiva de los derechos humanos, la democracia y el Estado de derecho. Sin embargo, la Corte IDH ha exteriorizado su preocupación por la sistemática erosión de las democracias y los avances de la deriva autoritaria. Este ambiente resulta propicio para la persecución, el encarcelamiento e incluso el asesinato de quienes se atreven a pensar diferente, profesar su fe o cuestionar la falta de integridad y transparencia en los procesos electorales.
El tribunal ha establecido, por ejemplo, que la libertad de expresión es la piedra angular de la democracia, y “si una sociedad no está informada no es plenamente libre”. La libertad de expresión es un componente fundamental para el ejercicio de otros derechos, de la democracia misma y de la transparencia de las actividades gubernamentales. El encarcelamiento o muerte de un periodista o defensor de derechos humanos amenaza los cimientos de la democracia y las libertades ciudadanas. La Corte IDH ha venido reiterando que la independencia judicial es central en un Estado de derecho y que su afectación impacta negativamente en toda democracia.
En general, fue el primer tribunal internacional en analizar la desaparición forzada de personas y en establecer los elementos constitutivos de esta figura. Una de sus decisiones más emblemáticas se refiere a la incompatibilidad de las leyes de autoamnistía con la Convención Americana, cuando se trata de graves violaciones a derechos humanos, lo que ha permitido desarticular los andamiajes de impunidad creados por estas leyes en diversas partes del continente.
El tribunal ha desarrollado, igualmente, una rica y relevante jurisprudencia en favor de grupos vulnerables como las comunidades indígenas, las personas migrantes y desplazadas, colectivo LGTBIQ, personas privadas de libertad, con discapacidad, y la niñez, entre otros. También existen relevantes contribuciones en materia de violencia contra la mujer y discriminación, un tema que sigue siendo uno de los mayores desafíos de nuestra región.
La Corte IDH ha promovido y salvaguardado los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales. Otra jurisprudencia relevante ha sido el desarrollo del concepto de reparación integral y sus diferentes modalidades. Las resoluciones no se limitan a la compensación económica, sino que buscan tener un impacto transformador tanto para las personas como para los países al abordar no solo el daño individual, sino también las causas y consecuencias estructurales de las violaciones de derechos humanos.
La presidenta destacaba iniciativas pioneras de la Corte IDH, que han definido su identidad institucional a lo largo de la historia. Siempre ha escuchado directamente a las víctimas, con sus sufrimientos y esperanzas. Y ha supervisado el cumplimiento de las reparaciones ordenadas en sus sentencias y de las medidas provisionales que adopta trabajando mano a mano con los Estados de la región. Y toma medidas para facilitar el acceso a la justicia interamericana, como la creación de la figura del defensor interamericano, el fondo de asistencia legal para víctimas, y la provisión de apoyo psicológico a las personas afectadas.
Se trata de un tribunal regional, independiente, imparcial, competente y altamente especializado en la promoción, defensa y protección de los derechos de las personas. En fin, se ha convertido en un verdadero paladín de los derechos humanos para miles de víctimas, sin distinción alguna. La presidenta resumía que el 45 aniversario es motivo de celebración y aliento para seguir, a paso firme, en la defensa y protección de los derechos humanos.