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La educación virtual emergente de la crisis Covid-19

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4 de julio de 2020, 3:00 AM
4 de julio de 2020, 3:00 AM

José Antonio de Chazal Palomo - Rector de la Universidad para el Desarrollo y la Innovación (UDI)



Crisis es la palabra que más se utiliza hoy para describir la situación en la que se vive en el mundo globalizado, con todas sus complejidades, con la fiebre de internet, los sistemas informáticos, TIC’s, Big data, e incluso la contratación y los negocios virtuales, que están cambiando los moldes tradicionales de vida y están señalando nuevos rumbos de las relaciones humanas, que afectan de manera especial a la educación. A ello se suma la pandemia mundial del COVID 19, que marca un hito en la salud y la vida, las relaciones humanas, la economía y la política.



Peter Drucker decía a fines del siglo pasado: “Dentro de treinta años, los grandes campus universitarios serán reliquias del pasado. Las universidades no sobrevivirán ... El cambio es tan grande como cuando dispusimos del primer libro impreso."



En el ámbito de la educación en general, la situación aparentemente coyuntural por la pandemia ha provocado confusión y ha abierto la discusión en torno a la necesidad de reformar, no sólo la estructura, sino las bases, principios y métodos de enseñanza-aprendizaje, repensando todo lo avanzado hasta ahora. Una de las vías que se ha propuesto es la educación a distancia, y en lo particular, la educación virtual (e-learning) que constituye una novedosa estrategia educativa sustentada en el uso racional y adecuado de las nuevas tecnologías, diseñando estructuras operativas flexibles y métodos pedagógicos innovadores.



El uso racional y significativo de dichas tecnolo¬gías, requiere estrategias globales de cambio, que permitan una acción planificada y sostenida de los actores del mundo educativo, en el que a través del e-learning resulta posible combinar estudios de distinto nivel, con obligaciones diversas, incluso de trabajo y/o personales, sin nece¬sidad de trasladarse físicamente a instalaciones de una universidad (u otra entidad de educación superior), con la ventaja que dichos estudios pueden hacerse en forma masiva y generalmente con costos de inversión y operación muy razonables.



La aplicación de nuevas tecnologías en la difusión del conocimiento, permite simultáneamente que los factores de tiempo, espacio, ocupación o edad de los estudiantes no se conviertan en elementos limitantes o condicionantes del aprendizaje. De ello se infiere que existe un enorme potencial para desarrollar nuevas tendencias en la formación profesional así como en la actualización, donde cada persona administra su tiempo en función de sus ocupaciones y prioridades de vida, utilizando como herramienta la informática y los medios electrónicos que le abren paso a nuevas opciones de adquisición/difusión del conocimiento, en un mundo donde la universidad debe asumir un rol fundamental, activo e innovador, estructurando plataformas virtuales, procesos académicos y organizacionales, preparando y motivando al estudiante para la navegación por las infinitas aguas de las ciencias, las artes y la tecnología, entendiendo que en el e-learning el aprendizaje continúa siendo un proceso dialógico, reforzado con mediación pedagógica de enseñanza, que utiliza a su vez los avances científicos llevados al plano tecnológico, en el que el maestro/ profesor/docente/catedrático/facilitador debe continuar desempeñando su función de guía y orientador, sin pretensiones de sustituir la actividad mental, creadora, propositiva, que el alumno debe desarrollar.



Todas estas nuevas realidades exigen una revisión y actualización de los marcos normativos existentes. Habrá que recalcular las nuevas cargas y retribuciones a los docentes, en función a nuevas exigencias de tiempo en relación a la elaboración de los contenidos, materiales de estudio, prácticas, evaluaciones, etc.; las equivalencias de tiempos y créditos; las formas de evaluación y acreditación de los programas e instituciones, la certificación de competencias adquiridas dentro de esquemas no convencionales; la validez de títulos y certificados que se expiden o la convalidación de aquellos adquiridos en instituciones de otras latitudes; la protección de la propiedad intelectual de los materiales y productos on line; la necesidad de regular el uso de plataformas y software de código libre para evitar sobre-costos y monopolizaciones, patentes y licenciamientos. Estas y muchas otras realidades nuevas exigen la revisión y actualización de los marcos normativos.



La educación virtual tiene una especificidad simple y a la vez compleja, que requiere de nuevas perspectivas y proyección de criterios académicos, metodologías científicas y administración de gestión de calidad, en un conjunto de procesos distintos, en el que intervienen temáticas de mayor complejidad académica, de investigación y extensión, generando cambios a partir de la revisión de la misión y visión institucional. Conclusión: si algo se pudo hacer en Bolivia por la emergencia sanitaria del COVID 19, es el hecho de pensar en las necesidades reales y efectivas de la formación a través de la educación -sobre todo de la superior- , replantear la situación frente a este paradigma del e-learning, en la necesidad de reinventarse, así como en potenciar la formación profesional, generando iniciativas creativas, eficientes e innovadoras, orientadas a brindar la respuesta que esperan los estudiantes, los profesionales y las empresas, y sobre todo, la sociedad y el Estado, frente a los grandes desafíos que impone esta nueva y determinante realidad a nivel global.






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