6 de enero de 2022, 4:00 AM
6 de enero de 2022, 4:00 AM

La democracia, constituye no solamente una forma de gobierno, sino que también un derecho humano a vivir en un régimen que adopte esa forma de gobierno, según las Naciones Unidas y sea una sociedad cuyos líderes sean elegidos mediante sufragio universal en el que cada ciudadano tenga un voto y ningún tipo de privilegios o discriminación en razón a “orígenes, culturas, etnias, religiones, etc.”. Un ciudadano, un voto.

Luego de la Revolución Mexicana y también las Naciones Unidas han definido como características de una democracia moderna a la no re elección y en especial a la igualdad ante la Ley. Igualdad que se resume en la aplicación de la Ley (pauta de conducta obligatoria), a todos los nacionales y habitantes de un Estado. Nadie puede estar por encima ni gozar de impunidad y/o privilegios por los que cualquier otro nacional sería procesado y sancionado en un caso idéntico. Lo que conlleva al Imperio absoluto de la Ley, sin excepciones.

Dentro de la igualdad ante la Ley, el respeto absoluto al derecho a disentir, es importante, sino, no sería democracia, sería opresión, totalitarismo, dictadura, etc. Por esencia, toda Democracia precisa de oposición. Así como vigencia de la Declaración de Derechos Humanos, mediante disposiciones genéricas contenidas en la Constitución Política del Estado y Leyes Especiales. El Acceso a la justicia y al debido proceso. La Minimización del uso de la fuerza y la coerción, salvo los casos necesarios para asegurar la convivencia pacífica. Por tanto, la Libertad, libre expresión, de prensa, locomoción, propiedad privada y asociación, a concurrir como elector, como elegible y en especial, la igualdad ante la Ley, implica un trato precisamente igualitario, sin privilegios y excepciones. La Ley debe aplicarse a todos por igual (por regla general), salvando casos concretos y dirigidos a un sector vulnerable para precisamente protegerlos, pero no y de ninguna manera que existan ciudadanos de primera o segunda. A unos se aplique la Ley y a otros no. Esto ya implica un trato desigual ante la Ley y camuflado con sofismas culturales, de origen, religiones, etc. Todos y cada uno de los nacionales debe cumplir con la Ley y gozar de sus beneficios y no que unos deban cumplirlas y otros no.

Por lo que es necesario siempre tener presente el debido trato igualitario ante la Ley. Nadie debe ampararse y si lo hace hay que reclamar, que porque es una “Autoridad”, No se le aplique la Ley, peor todavía. Si es de una cultura o creencia, etc. La Ley es imperativa y no hay que dejarse convencer de que una aplicación “selectiva” es conveniente y nunca ceder ante Derechos que han sido conquistas milenarias y siempre los tiranos buscan menoscabarlas mediante sofismas y/o la fuerza.

La Igualdad siempre rige entre iguales, cuando en una sociedad, deja de haber iguales y existen “excepciones”, la libertad está perdida o perdiéndose y la democracia también.


*Agustín Saavedra Zambrana es abogado

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