18 de julio de 2022, 4:00 AM
18 de julio de 2022, 4:00 AM

Un enorme halo de misterio rodea el caso del joven Juan José Dorado que partió en una avioneta el 7 de julio pasado rumbo a una estancia de la Chiquitania y no regresó. Días después se halló un cuerpo envuelto en bolsas de plástico negras en Paraguay con sus restos mortales. La tragedia volvía a golpear a una familia boliviana y su círculo más cercano. Tras la investigación se fue descubriendo que el hombre de 27 años había sido yerno de la exalcaldesa Angélica Sosa y su marido Sergio Perovic fallecido el 24 de mayo en su Argentina natal.

Entre los nexos de parentesco también se enlazaban otros de una supuesta sociedad en el sonado caso Prestín, donde se involucraba a los mencionados sujetos y a un tal Charly donde fueron involucrados en delitos de enriquecimiento ilícito y legitimación de ganancias ilícitas en un proceso abierto en febrero del corriente año.

Para refrescar la memoria el caso surgió en la investigación de los 800 ítems fantasmas del que usaban fondos para prestar dinero al 10% de interés.

Esta red de préstamos ilegal involucraba a otros prófugos y presos actualmente. Juan José Dorado había sido citado por la Fiscalía al ser aludido por Charly, apodo del exfuncionario de la alcaldía cruceña Walter Rueda, en su declaración.

Al misterio de la fuga, se suma la desaparición del avión y del piloto. El pasado miércoles, el comandante policial cita el informe dado de Navegación Aérea y Aeropuertos Bolivianos (Naabol), que había aterrizado al día siguiente y estacionado en el hangar respectivo; sin embargo, la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico no pudo verificarlo debido a que tenía un letrero de inhabilitado por tema de coronavirus y estaba cerrado. Días después se ingresó al hangar donde el avión no fue hallado y se sustrajo documentación que aún se analiza en los fueros de la investigación.

Pero también el amor sobrevuela entre los misterios que rodeaban a Dorado Gonzales que se había divorciado de la hija de la exalcaldesa y enamoraba con la hija de un narcotraficante sentenciado en Palmasola.

En las investigaciones del caso se pueden leer señales más detectivescas aún, que algunas pericias policiales comenzaron a traslucir vinculando al sujeto en un enredo con el hampa y su accionar macabro. La leyenda, por ejemplo, que dejan en sus restos rezaba: “Eme’e Boli José Dorado” en guaraní podría ser traducido como: “entregar al boli José Dorado”.

Existen numerosas especulaciones de este caso que involucra a una organización política y sus modus operandis con dineros públicos, el narcotráfico y una investigación que se contradice enturbiando los hechos que ya debieran ser transparentes y verificados.

Sin embargo, este tipo de entuertos nunca esclarecidos, donde el poder, el dinero y la impunidad se mezclan, no hacen más que sumar nuevas sospechas sobre las instancias sindicadas a sostener la justicia de las cosas.

Otro paso en falso de un tiempo oscuro lleno de incógnitas por resolver, de medias verdades y mucha mugre bajo la alfombra.

El poder, el dinero, la traición, el amor, la ilegalidad y la muerte confabulan en este misterioso caso donde cada día se escribe una historia y solo la voz del tiempo revelará los misterios de uno de los casos más impactantes en los turbulentos tiempos que nos toca transitar por esta Bolivia intensa.

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