5 de abril de 2022, 4:00 AM
5 de abril de 2022, 4:00 AM


Si hay un continente que sabe de guerras y sus consecuencias es Europa; refugiados, desplazados y millones de muertos, de campos de concentraciones y de exterminio, han sufrido en carne propia; todas las barbaridades que hoy son tristes recuerdos y deberían ser motivos de reflexión; Inglaterra, Francia, Alemania, Italia, España, solo para citar los países más influyentes de ese continente, algunos poseedores de armas nucleares, jamás van a permitir que esta aventura del Gobierno ruso llegue a cumplir su objetivo, pues sería un mal precedente después de casi 80 años de paz en su continente, ellos saben que la base para toda la prosperidad que les ha permitido el actual, buen vivir, negocios, la cultura que ostentan, solo fue posible en base a la paz.

Con la invasión a Ucrania, Putin se dispara un tiro al pie. Parece extraño que toda una Rusia sea capaz de semejante aventura sin medir consecuencias de orden militar, cultural y económica. Estas le representarán a Rusia un retraso de por lo menos 10 años en sus cuentas, más el desgaste político interno a Putin, por acarrear tantos muertos para llegar al Kremlin con las manos con sangre y vacías. Un aplauso a la Europa solidaria, especialmente a Polonia, que da albergue a más de cuatro millones de refugiados ucranianos, ancianos, niños y mujeres. Un aplauso de pie por Ucrania que pese a enfrentarse con Goliat, sabe mantenerse unida poniendo a raya al temido ejército ruso. Pese a su desafiante interés por unirse a la OTAN.

Las lecciones dejadas por dos guerras mundiales, y guerras civiles en su continente, han inmunizado a Europa contra este tipo de actitudes, sería difícil pensar en hostilidades entre países europeos después de haber fundado esa colectividad de Estados con diferencias históricas, lingüísticas y culturales, pero con una lección aprendida que les ha costado millones de muertes. Aprendieron con mucho sufrimiento que la paz es el mejor negocio. Ahora la torpeza de Vladimir Putin pone a prueba este legado y sacrifica a jóvenes soldados de su país a la muerte, y a toda Rusia al aislamiento económico y escarnio mundial.

Una nota negra a los países que se abstuvieron de condenar la invasión en la NNUU como el nuestro, del que estamos acostumbrados a ver papelones. Es más, tuvieron el descaro de no aceptar el asilo y expulsar a un par de ucranianos, que de no haber sido por la prensa y más que todo por el repudio público, no hubieran enmendado su craso error de falta de solidaridad, olvidando lo más básico del ser humano, que es la compasión.

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