La realpolitik
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Freddy Bobaryn
La realidad es como un vasto océano en una noche sin luna, de apariencia infinita y uniforme, aunque emergiendo hacia su superficie cada ola lleve secretos imperceptibles que intentaron quedarse subterráneos en sus corrientes más profundas.
Hoy navegamos en un pequeño bote con el viento de nuestras percepciones soplando unas derruidas velas, intentando descifrar el misterio oculto en el súbito cambio de temporal.
Nuevamente las sombras de lo aparente confunden nuestros sentidos, necesitamos certidumbre, un cable a tierra, aunque el triste espectáculo cómplice de la orquesta mediática, nos impida descifrar por completo la realidad oculta que yace en sus entrañas.
Está claro que esa realidad está desbordando al poder, a los comunicólogos, propagandistas y mitómanos que nos quieren hacer creer que todo está bien, mientras lo aparente es orquestado con pizarras, luces y mucha publicidad, no hay una sola solución estructural a ninguno de los problemas por los cuales atraviesa el país, todo se reduce a controlar la Agenda Setting, a billetear a los medios para crear golpes de efecto mediáticos, y así marearnos, distraernos o confundirnos, con explicaciones sesudamente vacías de un profesor que ha decidido refugiarse en dogmatismos y teorías para evadir su realidad. Se trata de ganar un día más, como lo haría un condenado a muerte, huir hacia adelante para así intentar engañar a la muerte.
El sueño de una razón inmutable produce monstruos, por supuesto que la realidad les romperá la cara. Se trata de la clase media emergente, que corre el serio riesgo de retornar a la pobreza, a la que la plata ya no le alcanza, que ve como su dinero cada vez vale menos, y sus ahorros se hacen añicos. Por supuesto que no necesitamos que nos señalen al culpable, porque sabemos quiénes son los culpables. El país observa con rabia e impotencia, la pelea mezquina de una vieja política angurrienta de poder, que está dispuesta a incendiar el país, con tal de tener la mínima opción de gobernar entre las cenizas.
El sentido común nuevamente se volcará a las calles, para darnos un baño de realidad, esa realidad que duele, que es injusta y que ya no pasa desapercibida; la cruda verdad que siempre estuvo ahí, pero que no quisimos ver. ¿Realmente necesitamos de pirómanos que alumbren las miserias, inoperancia y mentiras del poder?
El olfatimetro de la vieja política, nos ha sumido en un caos e incertidumbre, equiparable al crack 1982. Tenemos que comenzar a tomar decisiones en base al procesamiento de la data almacenada y disponible, ingresar a la minería de grandes volúmenes de datos (big data), que nos permitan tomar decisiones informadas, tomando previsiones y adecuando cada medida en función a nuestras propias necesidades. La tecnología como el internet de las cosas (IoT) y las IAs tienen que proporcionarnos información en tiempo real, que nos permitan ahorrar tiempo y optimizar la asignación de nuestros escasos recursos. Se trata de un tema de visión y de tener el coraje para hacer lo necesario, para salvar Bolivia.
En este orden de ideas comparto con usted amable lector, una inquietud referida a la urgente necesidad de iniciar una discusión que permita continuar con la construcción de nuestra patria, me permito -en tono desafiante- animarlo a pensar en algunas ideas que son fruto de procesos de reflexión en diferentes grupos de análisis que hoy piensan Bolivia desde un nuevo abordaje, soltando el lastre ideológico que no nos permite avanzar.
1. La pandemia fue el catalizador que aceleró la transformación de los mercados, hacia una economía digital de e-comerce, teletrabajo, digitalización de servicios, IA, automatización, criptoactivos, criptomonedas y ciberseguridad, el mundo cambia vertiginosamente, y los países luchan para adaptarse a esta mutación de los actores económicos. Necesitamos un nuevo modelo económico con enfoque digital, cimentado en innovación tecnológica y la adaptación rápida a los nuevos entornos globales con identidad propia.
2. La subvención a los combustibles es inviable y todos lo sabemos, se trata de una hemorragia que desangra al país.
3. Es necesario adoptar un tipo de cambiario flexible, para eliminar el mercado negro y permitir el ingreso de divisas al país.
4. Necesitamos convertirnos en el principal fabricante de baterías de litio del mundo, para ello requerimos un socio internacional. Ya hemos invertido muchos años y millones de dólares, sin resultado alguno. El Estado no cuenta con las capacidades para hacerlo solo.
5. Necesitamos evaluar la posibilidad de realizar una nueva Asamblea Constituyente o una reforma parcial a la norma suprema, tenemos un marco normativo hecho a medida de una persona, que ya no se ajusta a las actuales necesidades e intereses nacionales. Enfáticamente afirmamos, que la reelección es perjudicial para el país y debemos erradicarla de nuestro marco constitucional.
6. Necesitamos un gran pacto social para evitar convulsiones, comenzar a construir una cultura de dialogo comprender que entre regiones nos complementamos, que las diferencias no debieran dividirnos y que los bloqueos nos perjudican a todos.
7. En lo judicial, acabemos con este carnaval y con el manoseo morboso de la institucionalidad del Estado. Es necesario eliminar las elecciones judiciales, tiene que primar la meritocracia, es hora de poner a los mejores jueces.
8. Profundizar con el proceso de inclusión social, hasta eliminar el racismo y así consolidar el proyecto inacabado de construcción de la plurinacionalidad boliviana.
9. Dejar de lado los odios y melancolías de nuestro pasado, que no nos permiten avanzar, el tema del mar se convirtió en un ancla que no nos deja mirar al futuro. Para avanzar es importante aprender a cerrar ciclos, dejar este tema en el pasado es una asignatura para la cual las nuevas generaciones ya estamos listas.
Necesitamos nuevas ideas que busquen provocar un debate necesario, para comenzar a escribir entre todos, un nuevo capítulo en la historia de nuestro país.