La traición al Modelo, la política hidrocarburífera extractivista de Evo Morales
.
Pablo Mariscal
En los últimos días se dio una discusión sobre la mala aplicación del mentado Modelo Económico Social Comunitario Productivo, cuyos padres son el actual presidente Luis Arce y el fallecido economista Carlos Villegas.
Todo inició con las declaraciones del ministro de Economía y Finanzas Públicas, Marcelo Montenegro, que en una conferencia de prensa señaló que el Modelo no fue correctamente aplicado, ya que los excedentes obtenidos producto de la nacionalización no se destinaron prioritariamente a la exploración de nuevas reservas de gas ni a la industrialización.
Vamos desde el inicio y sin prejuicios. ¿Cuáles son las bases del Modelo? Según el libro escrito por Arce, el Modelo se sustenta en la lectura de la coyuntura mundial, donde se identifican siete crisis del capitalismo, las crisis climática, alimentaria, hídrica, energética, de políticas macroeconómicas, financiera e institucional.
Es en este marco en el que se diseña el Modelo, que plantea en primera instancia el fortalecimiento del papel del Estado en la economía y la recuperación de los sectores estratégicos del país mediante la nacionalización, en ese momento enajenadas a las transnacionales. Los excedentes generados por estos sectores estratégicos determinarían la reinversión en tres puntos: los mismos sectores estratégicos, en la industrialización y en políticas sociales mediante la redistribución de ingresos (lucha contra la pobreza, desigualdad, subvenciones, etc.).
Ahora, ¿por qué sería importante la reinversión en los dos primeros puntos, que son los que el ministro Montenegro reclama no se aplicaron durante la última etapa del gobierno de Evo Morales? Simplemente porque primero, los recursos naturales estratégicos en algún punto se acaban, por lo que hay que mantener inversiones para mantener la producción y sus ingresos. Segundo, porque la industrialización significa cambiar el patrón primario exportador por uno con una amplia base productiva, manteniendo cierta independencia de la economía mundial y consecuentemente reduciendo el riesgo de los shocks externos.
Aquí la pregunta final y nos vamos a los datos. ¿Se realizaron estas reinversiones? Según datos de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), entre 2014 y 2019, bajo el mando del exministro de Hidrocarburos Luis Alberto Sánchez, se invirtió la enorme cifra de $us1.727 millones en exploración, representando el 35% del total de inversión hidrocarburífera (el restante 65% en explotación).
Sin embargo, con esa cantidad de dinero apenas se aprobaron 7 pozos para exploración y apenas se ejecutaron 4. Entre 2021 y 2024, se invirtieron $us780 millones (representando el 63% del total de inversión hidrocarburífera), se aprobaron 26 pozos y se ejecutaron 16. Es decir, se ejecutó 4 veces más con menos de la mitad de dinero y en casi la mitad de tiempo.
En promedio, se invirtió $us49 millones por cada pozo ejecutado bajo el gobierno de Arce, a diferencia del periodo de Morales, se invirtió $us432 millones, ¡casi 9 veces más! Encima, ni un centavo de esa inversión logró incrementar significativamente las reservas de gas, pese a anunciarse un “mar de gas” en Boyuy-X2, la mayor mentira y retrato del fracaso hidrocarburífero de Morales. Por otro lado, hace unos meses se anunció el descubrimiento del megacampo en el pozo Mayaya-X1, que incrementará las reservas de gas en 1,7 TCF.
En resumen, la política hidrocarburífera de Sánchez respaldada por Evo Morales, y distanciada del Modelo Económico, hizo gastar todo el dinero de la nacionalización descuidando su sostenibilidad y poniendo en riesgo no solo al Modelo, sino al funcionamiento de todo el Estado y en la calidad de vida de todos los bolivianos, que vio obtener ingresos extraordinarios para ser redistribuidos en subvenciones, Renta Dignidad, Bono Juancito Pinto, Bono Juana Azurduy, entre otros, que lograron hacer crecer la economía boliviana en 4 veces su tamaño y vio la mayor reducción de pobreza y desigualdad y mayor acceso a servicios básicos.