La voz de los indígenas del oriente
Indígenas de tierras bajas marcharon desde Bajo Paraguá hasta San Ignacio de Velasco. Su movilización fue silenciosa y respetuosa, diferente a la aparatosa marcha del evismo a La Paz. La caminata de los pueblos originarios no tiene afanes personalistas, sino que es un grito de angustia y desesperación por la pérdida de su espacio, su hogar, que antes era pacífico y armónico con la naturaleza, pero que ahora está avasallado y vulnerado, al punto de haberse convertido en una clara amenaza de desplazamiento para ellos.
Los indígenas de tierras bajas (oriente, Chaco y Amazonia) son las principales víctimas del desastre ecológico causado por los incendios forestales. Se quemaron las tierras donde nacieron, con ello se afectó su fuente de sobrevivencia y se contaminaron las aguas que consumían habitualmente.
A los incendios se suma el avasallamiento de tierras de parte de colonos, que entran sin pedir permiso e imponiéndose sin respetar usos y costumbres ni a los ancestrales dueños de esos espacios. Los indígenas del oriente son cruelmente desplazados de sus territorios y, muchas veces, se lo hace a punta de amenazas.
Esa suma de condiciones hizo que decidan volver a marchar por sus derechos. En sus reivindicaciones solo piden el cumplimiento de las leyes bolivianas por parte del Estado y de los que llegan a avasallar sus espacios.
Demandan: 1. Atención de las autoridades a los asentamientos ilegales en el área protegida Bajo Paraguá; 2. Apagar los incendios forestales que asedian a las diferentes comunidades de la zona. 3. Acciones post incendios forestales en las zonas afectadas. 4. Planes inmediatos para paliar la sequía, que ha afectado a los comunarios. 5. Protección y conservación de los recursos hídricos en el Alto Paraguá.
En otras palabras, piden condiciones para vivir con dignidad en territorios que siempre fueron suyos, que ellos supieron proteger y que ahora están asediados, cuando no destruidos, por las manos ambiciosas de gente que no es del lugar.
Las marchas indígenas comenzaron el siglo pasado y, año tras año, demandaron que se tome en cuenta a los originarios del oriente boliviano. Ellos fueron validados durante la Constituyente, el MAS consiguió su respaldo y después los traicionó durante el Gobierno de Evo Morales. No se olvida cómo se intentó partir en dos el Territorio Indígena y Parque Isiboro Sécure (Tipnis) para lo cual el régimen reprimió con violencia a hombres, mujeres y niños en Chaparina, extremo por el que no se ha sancionado a las principales autoridades de entonces.
Mientras hoy los indígenas de tierras bajas piden ser tomados en cuenta para tener una vida con calidad, los avasalladores avalados por el MAS reniegan de la pausa ambiental y quieren seguir teniendo libertad para quemar, desmontar y comercializar las tierras del oriente, mientras el Estado (INRA y ABT) miran a un costado.
La marcha indígena ya llegó a San Ignacio de Velasco donde se ha instalado una vigilia. Es preciso que los ciudadanos la apoyemos y que nos unamos a la reivindicación de su derecho a vivir bien, a tener un hogar que se respete y a contar con los recursos naturales que son esenciales. De esa manera, hay que presionar para que el Gobierno demuestre que realmente respeta y protege a todos los bolivianos.