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Libertad económica e institucionalidad

Sergio Daga/Vicerrector UPSA

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11 de abril de 2021, 18:34 PM
11 de abril de 2021, 18:34 PM


Las investigaciones aplicadas con metodologías científicas rigurosas han demostrado que la acumulación de factores de producción, la innovación y el progreso tecnológico son factores próximos que explican el mecanismo de crecimiento y desarrollo económico de las naciones; sin embargo, no son éstas sus causas finales. Para localizar los determinantes más fundamentales de la prosperidad de las naciones es preciso preguntarse por qué la acumulación de factores, la innovación y el progreso tecnológico avanzan a ritmos diferentes entre países. El consenso creciente es que la respuesta tiene que ver con las diferencias en las instituciones: el estado de derecho, el régimen de derechos de propiedad reinante y la calidad de la democracia, como los más relevantes.

Cabe preguntarse entonces por qué las instituciones difieren entre países. Algunos sugieren que las instituciones políticas y la distribución de recursos son los determinantes fundamentales de las instituciones y, por tanto, del crecimiento. Otros plantean que a medida que las instituciones políticas y las interacciones humanas en la sociedad se forman en torno al concepto de libertad esto constituye un determinante clave del crecimiento, quizás la causa última para que los agentes económicos creen y acumulen riqueza, y de esa manera exista la capacidad de políticas redistributivas focalizadas a quienes más lo necesiten. Bajo esta última premisa, el concepto de libertad económica adquiere alta relevancia y por ende su medición deja de ser un asunto trivial.

Las principales dimensiones de la libertad económica generalmente incluyen la libertad de poseer y adquirir legalmente la propiedad; la libertad para participar en transacciones voluntarias dentro o fuera de las fronteras de una nación; la libertad del control gubernamental acerca de los términos sobre los cuales los individuos realizan transacciones; la libertad de las expropiaciones de propiedad por parte del gobierno u otros; y la libertad de moverse libremente dentro y fuera de las fronteras internacionales. 

El aspecto fundamental aquí es que las instituciones que garantizan la libertad económica tienen la capacidad de proporcionar incentivos que promueven altos esfuerzos productivos debido a la certidumbre acerca de la apropiación de los resultados de la inversión realizada gracias a un sistema legal independiente y la protección de la propiedad privada; permiten que el talento se asigne donde genere el mayor valor para la sociedad; fomentan una economía dinámica, organizada experimentalmente en la que una gran cantidad de pruebas y errores comerciales y la competencia entre diferentes jugadores puede tener lugar porque las regulaciones son eficientes; facilitan toma de decisiones predecibles y racionales mediante una tasa de inflación baja y estable; y promueven el flujo de mercancías, capital, mano de obra y servicios buscando su mayor rentabilidad.

La Fundación Heritage, uno de los centros de pensamiento más prestigiosos del mundo, lleva midiendo la libertad económica en todos los países desde el año 1995. La metodología de medición es robusta y permanente en el tiempo y puede ser consultada en www.heritage,org/index. Toma en consideración cuatro categorías con doce dimensiones. Estado de Derecho: Derechos de Propiedad, Efectividad de la Justicia y Corrupción; Tamaño del Gobierno: Carga Fiscal, Gasto del Gobierno y Disciplina Fiscal; Eficiencia en la Regulación: Facilidad para Hacer Negocios, Libertad Laboral y Estabilidad Monetaria; Mercados Abiertos: Libertad del Comerciar Exterior, Libertad para Invertir y Libertad del Mercado de Capital y Financiero. Cada una de esas dimensiones son medidas con datos de organismos internacionales con alta credibilidad, los datos son transformados en una puntuación que resulta en un índice que va del 0 al 100, donde mayor puntaje significa mayor libertad económica.

En la edición 2021, Bolivia obtuvo una puntuación de 42.7 lo que lo ubica en la posición 172 del mundo (de 178 evaluados), esto implica que categóricamente Bolivia se ubica entre los países en los cuales la libertad económica se encuentra reprimida. Esta puntuación es consecuencia de las bajas calificaciones obtenidas principalmente en las dimensiones de Efectividad de la Justicia, Derechos de Propiedad, Libertad para Invertir, y Corrupción. Todas ellas determinan la calidad de las instituciones en el país, y es este aspecto que destaca de la medición del Índice de Libertad Económica, que objetivamente ayuda a dimensionar la calidad de la institucionalidad en el país y los esfuerzos que sin duda se deben realizar para lograr la prosperidad económica y la mejora de la calidad de vida que todos los bolivianos nos merecemos.

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