Opinión

Lo que se debería hacer con el Fondo de Pensiones de Bolivia

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22 de agosto de 2020, 5:00 AM
22 de agosto de 2020, 5:00 AM

Carlos A. Ibañez Meier - Ph. D en Economía

El viernes 14 de agosto pasado asistí a una conferencia (por zoom) de dos analistas financieros, muy interesante, sobre el sistema de pensiones en Bolivia (SIP).

De acuerdo al analista financiero, Armando Álvarez Arnal (Ex Gerente General de la Bolsa de Valores), el sistema de capitalización individual creado en 1996, manejado por las AFP’s, con el aporte obligatorio del 10% del salario de cada trabajador de Bolivia creció de $us 332 MM en 1997 a $us 19.721 MM a junio del 2020 (cada año crece en $us 2 mil millones de dólares), mientras a su vez el número de asegurados creció de 328,8 mil a +2.3 millones (alrededor de 1 millón no cotizan por la informalidad del mercado laboral), pero acompañado de una significante caída de la rentabilidad del fondo del 14-16% a 3.72% en el mismo periodo de tiempo. También señalo que la crisis en el sistema de pensiones se debe principalmente a que en 2010 se reformó la Ley de Pensiones de 1996, introduciendo los siguientes cambios que afectaron al sistema de pensiones:

  • Modificación del régimen de jubilación, manteniendo la cuenta individual hasta la jubilación, momento en que el saldo acumulado pasa a una reserva global de la cual se paga las pensiones de jubilación de todos los jubilados (lo que implica un retorno al sistema antiguo de reparto).
  • Creación de un Fondo Solidario que no cuenta con los estudios de sostenibilidad necesarios.
  • Reemplazo de las AFP por una entidad estatal, denominada Gestora Pública (que crea un conflicto de interés porque el Estado pasa a ser gestor, regulador y deudor de los fondos de pensiones).
  • Reducción de la edad de jubilación a los 58 años, cuando Ley anterior establecía 65 años (menores años de aportes genera un menor saldo acumulado con el que se debe cubrir más años de jubilación, y por lo tanto las pensiones de jubilación se redujeron).

Por otro lado, el experto en titularización y presidente del directorio iBolsa Jaime Dunn de Ávila, resalta que la baja rentabilidad financiera del fondo de pensiones (2,93% de rendimiento anual promedio 2002 a junio de 2020) se debe principalmente a las drásticas regulaciones del fondo que prácticamente obliga a invertir:

  • Principalmente en Bolivia (solo permite invertir un 10% de su valor en el extranjero),
  • Bajo un criterio muy conservador a que les obliga a invertir principalmente en activos de renta fija (bonos de la banca 69.49% y del Estado 23.17%).

Las tasas de rendimiento de estas inversiones están estrechamente correlacionadas con la tasa de interés real en Bolivia que cayó del 16.17% en 2002 al 3.72% en junio del 2020.

Para corregir este rumbo, Dunn sugiere el manejo administrado (bajo reglas claras y seguridad jurídica) de un portafolio que permita invertir más en activos de rentabilidad variable (como las acciones de las empresas que cotizan en bolsa), la inversión en las bolsas del exterior y la creación de multifondos o pensiones múltiples de acuerdo a la edad de los cotizantes, tal como lo hacen en otros países latinoamericanos (Chile, Perú, Colombia, Uruguay y México). Termina su exposición haciendo 2 preguntas muy importantes:  1) Es el ahorro nacional o de los aportantes? Y 2) Cual es el objetivo del SIP? Universalidad-Interculturalidad-Solidaridad-Equidad o Rentabilidad?

La respuesta a mi parecer es que mientras el Estado no invierta directamente el SIP (por ejemplo, con aportes de YPFB) el ahorro es exclusivamente de los aportantes y por lo tanto su principal objetivo debe ser buscar la rentabilidad y sostenibilidad del sistema.

Para ello no hay que reinventar la rueda y se podría imitar al Fondo de Pensiones Noruego, cuyo éxito ha llamado la atención en todo el mundo. El valor de este fondo ha tenido un sostenido e impresionante crecimiento desde su creación en 1990 cuyo valor ha llegado a la asombrosa suma de $us +1 trillón (1 con 12 ceros) para una población de 5 millones de habitantes, lo que equivale a aproximadamente a $us 195.000 por cada ciudadano noruego. Es el mayor fondo de pensiones del mundo, tanto así que supera al sistema de pensiones del Estado de California (el más rico de los EE. UU) y que tiene una población de 39.5 millones de habitantes. Este éxito se debe a las características de su inversión:

  • Opera en el mercado mundial de valores (el tamaño de la bolsa de valores de Noruega no les es suficiente).
  • Su portafolio se compone de 60% en activos de rentas variables (acciones), 35% en activos de rentas fijas (bonos) y 5% en el mercado de bienes raíces.
  • El fondo es administrado por su propio Hedge Fund, con absoluta transparencia y bajo el criterio de la mayor diversificación para reducir los riesgos al máximo posible (invierte en más de 90 mil empresas del mundo y con una participación accionaria importante que les permite participar en el Directorio de varias de ellas como por ejemplo Apple y Google).
  • El Hedge fund también permite participación de los ahorristas privados de Noruega.
  • Como el Estado apoya al fondo con los recursos provenientes de su riqueza petrolera, este fondo también les permite sostener el “Estado de Bienestar “en Noruega, que es uno de los mejores en los países nórdicos y que les permiten tener altos estándares de vida, en términos de salud, educación, condiciones laborales, ayudas para el desempleo y pensiones de jubilación.

Cosa similar se podría hacer en Bolivia con la nueva reglamentación a través de una ley o decreto, que permita sacarnos del embrollo en el que estamos metidos por la pésima política adoptada en el pasado. Para el manejo de dicho fondo se podría contratar empresas internacionales de prestigio expertas en la inversión en bolsa a escala internacional.

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