12 de marzo de 2023, 4:00 AM
12 de marzo de 2023, 4:00 AM

El pasado fin de semana, un niño rosarino de 12 años murió víctima de balazo en el pecho. Sus tres primos, dos de 13 y una de bebé 2 años, resultaron heridos y aún se recuperan en un hospital de la ciudad portuaria de Rosario, Argentina.

El crimen provocó conmoción general y una inmediata reacción del presidente Alberto Fernández quien dispuso el refuerzo del control policial en la en la que es considerada la ciudad más insegura de Argentina, con una tasa de 22 muertes por cada 100 mil habitantes, cuatro veces superior al promedio nacional.

Las primeras investigaciones dieron luces sobre la causa del crimen: una banda de sicarios llegó al lugar del hecho para asesinar al capo de una banda de narcotraficantes, en lo que se conocen como disputas por el control de ciertos territorios.

Al hecho luctuoso debe añadirse el ataque perpetrado días antes contra un supermercado perteneciente al suegro de Lionel Messi con mensaje de supuesta amenaza al ídolo argentino, cuando en realidad se trataba de la acción de otra banda para marcar su territorio.

Paralelamente, en Viena, un informe de la Junta internacional de Fiscalización de Estupefacientes (Jife) alerta que el asesinato de indígenas y activistas medioambientales en la amazonia de Perú y Brasil está ligado a la mayor presencia de grupos de narcotraficantes.

Además, advierte que el narcotráfico provoca deforestación directa e indirecta por el incremento de cultivos ilícitos o para blanquear el dinero mal habido mediante actividades ganaderas o similares.

Respecto a Perú, la Jife apunta que el narcotráfico se ha extendido en regiones como Puno y Uyacali, muy cercanas a Bolivia, que ya estaban afectadas por la minería y la tala ilegal, Prueba de ello son las 16 grandes incautaciones de droga entre 2017 y 2021, droga que estaba camuflada en cargamentos de madera ilegal.

En cuanto a Brasil se refiere, el Informe 2022 de la Jife, remarca que en los círculos de crimen y violencia que desata el narcotráfico destacan “el Comando Vermelho y el Primeiro Comando da Capital que se disputan las rutas de tráfico”.

No está de más recordar que emisarios de las más peligrosas bandas brasileñas operan en Bolivia y han sido autores de ajustes de cuentas y sangrientas fugas carcelarias, contando para ello con un importante respaldo logístico.

Entretanto, en Bolivia, en un operativo de rutina, según los informes oficiales, en el aeropuerto internacional de Viru Viru, la policía antidroga se incautó de 67.000 cápsulas de anfetaminas que llegaron de España camufladas en almohadas, con una afectación al narcotráfico superior al millón de dólares.

Existen problemas que deberían tener más atención y dedicación de todas las autoridades, en Bolivia y en el resto de los países. Los hechos anotados evidencian que el narcotráfico rompe fronteras y desafía la autoridad de los Estados sin encontrar respuestas firmes y contundentes.

Lamentablemente, Argentina está ingresando en un periodo electoral, Perú afronta una larga crisis política; Lula trata de estabilizarse en Brasil y en Bolivia, hace rato las prioridades del bien común han cedido ante las mezquinas pugnas políticas.

Es tiempo de hablar del narcotráfico y en serio, antes que la violencia y corrupción carcoman nuestras instituciones y dejen secuelas que afecten a las generaciones venideras.

 


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