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26 de diciembre de 2024, 3:00 AM
26 de diciembre de 2024, 3:00 AM

Ya pasó la celebración de la Navidad, una época en la que muchos intentamos olvidar momentáneamente los retos de un año difícil con regalos, cenas y momentos compartidos en familia y con amigos.

Sin embargo, algo me llamó la atención: en varios casos no estuvo presente el verdadero “cumpleañero”. Estuvieron Papá Noel, el Árbol de Navidad y los Reyes Magos, pero hubo pocas alusiones a Jesús, el centro de esta celebración.

Conmemoramos su nacimiento, pero a menudo pasamos por alto su vida, su sacrificio y su resurrección, que nos ofrecen vida y esperanza. Por eso, lo invito a leer el excelente resumen de mi amigo Gary Rodríguez titulado “Navidad, nacimiento, vida y obra de Jesús de Nazaret”.

Así como en Navidad reflexionamos sobre la familia, la amistad y, tal vez, el propósito de la vida también es importante pensar en cómo administraremos los recursos que Dios nos da. Un manejo adecuado del dinero nos ayuda a alcanzar nuestras metas y a enfrentar con tranquilidad lo inesperado.

Hablo desde mi experiencia: como todos, he cometido errores financieros, grandes y pequeños, que me trajeron ansiedad y pesar. Pero la buena noticia es que siempre podemos corregir el rumbo. Comenzar 2025 con un plan financiero sólido puede ser el primer paso hacia una vida más tranquila y satisfactoria. Y las que comparto provienen del libro “La transformación total de su dinero” del experto Dave Ramsey.

Todo comienza con un presupuesto. Tener claridad sobre cuánto ganamos y gastamos nos permite tomar decisiones inteligentes. Como leí una vez: “El presupuesto es decidir a dónde queremos que vaya nuestro dinero, para no preguntarnos a fin de mes dónde se fue”. Requerirá conversaciones familiares para un esfuerzo común.

También es clave evitar compras innecesarias. Muchas veces gastamos en cosas que no necesitamos, con dinero que no tenemos, para impresionar a personas que ni siquiera conocemos, como bien dice Rick Warren. Reflexionar antes de gastar puede hacer una gran diferencia en nuestras finanzas y en nuestra tranquilidad.

Un fondo de emergencia debería ser una prioridad. Este ahorro exclusivo para imprevistos podría combatir la crisis y promover la estabilidad. Empiece con lo que pueda y busque acumular entre tres y seis meses de gastos básicos. No es cualquier ahorro, sino un colchón para eventos como pérdida de empleo o emergencias médicas.

Si tiene deudas, redúzcalas de manera estratégica. Un método efectivo es la “bola de nieve”, que consiste en pagar primero la deuda más pequeña mientras mantiene los pagos mínimos en las demás. A medida que elimina deudas, libera recursos y se motiva con los resultados.

Si tiene una deuda hipotecaria, este puede ser un buen momento para renegociar las condiciones, lo que podría reducir la carga mensual o acortar el plazo del préstamo. También se puede considerar prepagar estas u otras obligaciones en moneda extranjera.

Además, es fundamental ahorrar para el futuro, especialmente para nuestra vejez. Como dice Palito Ortega: “El tiempo pasa y se nos va la vida…”. Aunque sean pequeñas cantidades, empezar a ahorrar lo antes posible puede marcar la diferencia en nuestra calidad de vida a largo plazo.

También debemos pensar en el legado que queremos dejar a nuestros hijos. En mis presentaciones suelo decir que los hijos pueden ser un accidente, pero nunca deben ser una emergencia. Planificar sus gastos e invertir en su futuro es un acto de amor y responsabilidad.

Priorizar nuestras finanzas personales en 2025 puede ser una de las decisiones más sabias para enfrentar un año que promete ser desafiante. Al final, cuidar de nuestro dinero es una forma de cuidar de nuestra vida y de honrar a Dios, quien nos da todo lo que tenemos.

Manejar nuestras finanzas con prudencia no es solo una tarea práctica, sino también una disciplina espiritual. Que este nuevo año nos inspire a vivir con propósito, generosidad y gratitud, confiando en que, con esfuerzo propio y fe en Dios, siempre podemos avanzar y crecer.

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