Opinión

Morfología del contrabando

19 de junio de 2021, 5:00 AM
19 de junio de 2021, 5:00 AM

Vistos los análisis de expertos, los amplios reportes de la prensa, los paros y bloqueos de carretera de los productores agropecuarios, los reclamos, atropellos y abusos de los contrabandistas agremiados, las actuaciones de la Aduana Nacional en las recientes incautaciones y por último la esforzada pero insuficiente actuación de la fuerza de tarea conjunta de lucha contra el contrabando a cargo del Ministerio de Defensa, no podemos menos que preguntarnos, a qué es a lo que realmente nos estamos enfrentando, cuál es la real magnitud del problema, sus verdaderas causas y consecuencias y cuál debería ser la forma de afrontarlo y resolverlo, o al menos menguarlo.

Trataremos en este breve análisis de describir lo que desde nuestra perspectiva hace a la morfología del contrabando, empezando por definirlo jurídicamente como la actividad de introducir o traficar mercancías sin el pago de los tributos aduaneros y/o sin el cumplimiento de las normas y requisitos para su importación y comercialización. Más allá de su traducción legal el contrabando -aunque no lo queramos ver- constituye un problema social o mejor dicho es el resultado de una descomposición social, toda vez que hasta no hace muchos años la única forma de subsistencia en las alejadas poblaciones fronterizas ha sido el tráfico ilegal de mercadería fomentado y resguardado por el mismo partido político en función de gobierno, siendo la Aduana y la Renta el apetecido botín del gobernante de turno y las familias más allegadas al poder.

Como para muestra solo hace falta un botón, no están lejanos en nuestra memoria los famosos trenes, aviones y camiones fantasmas con ingentes cantidades de mercancía de contrabando, ni las cuantiosas ofrendas de maletines con la recaudación aduanera, muestra de la lealtad al partido y al padrino del cargo, esto configuró durante muchos años uno de los aspectos morfológicos más notorios del contrabando, su amalgama con el poder político y por ende su protección encubierta.

La otra cara del contrabando se dibuja en el desempleo y la marginalidad de la población con menor educación cuyas opciones de subsistencia se circunscriben al trabajo por cuenta propia o al empleo informal, engrosando las dos terceras partes que hacen a la economía subterránea que acoge a la mayoría de los hogares que viven en la pobreza o en la extrema pobreza. Estos sectores informales se sustentan en gran parte en el contrabando cuyos puntos de venta al consumidor subemplean a decenas de miles de personas que no pueden ser empleadas por la producción formal.

Otro rasgo destacable en la morfología del contrabando es el narcotráfico, pues al ser solo una contravención hasta los 200 mil UFVs el valor de los tributos evadidos, y no así un delito penal, esto permite el lavado del dinero por tráfico de drogas sin riesgo de privación de libertad, y dada la permisividad del contrabando resulta una buena lavandería para su posterior reinversión en la construcción informal y algunos otros sectores menos regulados y con mínima carga fiscal.

Para terminar de describir la multi forma que adopta el contrabando no podemos dejar de destacar su más llamativo rasgo que es la tolerancia y complicidad abierta de los gobiernos municipales rurales e inclusive el mismo Estado a través del suministro de combustibles, tal el caso del contrabando de vehículos usados prohibidos de importarse, los cuales cuentan con el registro de placas del municipio y se abastecen libremente de carburantes que subvenciona el Estado, con lo cual los gobiernos terminan legalizando y promoviendo el ingreso ilegal de vehículos.

El problema no es que no encontremos la solución, sino que aún no comprendemos a cabalidad sus causas y menos aún hemos encarado acciones para eliminarlas, empezando por la política cambiaria que claramente fomenta el contrabando con un dólar subvaluado que sumado a la devaluación de nuestros vecinos terminamos con alimentos y bebidas de contrabando a precios irreales que destruyen la producción nacional y restan empleos.

La primera gran tarea, muy difícil de realizar, es reinstitucionalizar y transparentar todas las entidades de recaudación tributaria y de administración de la justicia fiscal, tanto en el nivel del gobierno central como en los gobiernos sub nacionales. La segunda tarea es generar programas de formación y empleabilidad además de incentivos fiscales y financieros a la producción formal en las zonas fronterizas y en centros urbanos cercanos a las fronteras, lo cual permitirá migrar de la informalidad a la formalidad en el mediano plazo.

Es indispensable la cooperación entre las aduanas y las empresas a través de convenios de intercambio de información y programas de transparencia y certificación de la calidad y seguridad como el operador económico autorizado, con los cuales se permitirá facilitar el comercio con herramientas como la ventanilla única de comercio exterior, la digitalización y el uso masivo de las nuevas tecnologías de información.

La interdicción por sí sola no resolverá el problema, por lo que será indispensable el desarrollo de una adecuada inteligencia fiscal aduanera, anticipando e identificando los potenciales riesgos en las operaciones comerciales de los operadores de comercio exterior del país.

Antonio Rocha Gallardo es Presidente - CNDA

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