Opinión

No he podido volver

1 de octubre de 2021, 10:22 AM
1 de octubre de 2021, 10:22 AM

Recordado Don Manfredo:
Le escribo con el corazón aliviado por su reciente recuperación. Sin embargo, también le escribo con el corazón partido. Me acabo de enterar del decreto: Este 24 de septiembre de 2030, no habrá desfile en la Plaza. Me siento insegura de viajar a Santa Cruz. Imagino, que, dada la violencia de las últimas semanas, resulta difícil circular tranquila en una ciudad donde el MAS se ha tomado por la fuerza las calles con matones en todos los servicios públicos. Tampoco es muy grato viajar sabiendo que en el aeropuerto se exigen permisos especiales de ingreso a los chilenos, peor a mí, de quien se sabe opositora al MAS. Le pido por lo mismo que me disculpe por no asistir a nuestro encuentro anual.

En su última carta, usted me pedía que viera cómo podía ayudar con los refugiados. Me encantaría darle buenas noticias, pero no las tengo. Quiero comentarle, que la situación de los bolivianos es muy delicada en Chile. Casi 300 mil refugiados del gobierno de Evo Morales han decidido instalarse en Chile entre el 2025 y el 2029 y el gobierno chileno tiene dos campos de refugiados exclusivamente para los bolivianos. Hace años los enfrentamientos en el norte, en Iquique y Calama, han dejado a los bolivianos en precarias condiciones frente a los casi 800 mil venezolanos que han ingresado al país. Así que mejor los separaron.

Es una lástima. Ver a la gente cruceña y sobre todo a los indígenas chiquitanos saliendo de Bolivia, me parte el alma. Santa Cruz se ha despoblado de su gente y crecido de aymaras a tal extremo, que es de no creer. ¿Se acuerda cuando el ex vicepresidente Choquehuanca se ofuscó por la supuesta afrenta a la whipala hace como diez años? Ese fue uno de los últimos años que vimos la bandera cruceña en cada casa y flameando en los edificios públicos. La aprobación del paquete de leyes, dejó al país y a su gente, atrapados entre una militancia obligada, como en Cuba o la resistencia estoica. Una situación muy delicada.

Ese fue el fin de las libertades, el fin de la Bolivia que todos conocimos.

En fin, lo sabemos, Santa Cruz no vio venir la ola de arrestos. Primero Jeanine, luego Mesa, luego y tras el período de Camacho en la gobernación, él y su familia. Les inventaron todo. Así, uno a uno, los opositores fueron destituidos y encarcelados. ¡Cuántos enfermaron de los nervios y se fueron! En Chile, recibimos a varios políticos tras el término del gobierno de Arce. Con el tiempo, tenemos a muchos profesionales cruceños tratando de integrarse porque en Argentina y en Perú, fueron acorralados como golpistas o miembros de la “elite” cruceña. Pero Chile no es Bolivia, seguimos siendo gente más fría y menos amable. Por ahí es el clima o quizás ese corre corre del que el chileno no ha dejado la costumbre.

Un amigo nuestro, decía desde Madrid el otro día que el gobierno paceño dejó que la sangre llegara al río, cuando por la vía de la aplanadora legislativa aceptó que Evo se candidateara. De ahí en adelante, el guion es el conocido en Venezuela y Nicaragua. Ambos, a estas alturas estados fallidos, con enormes violaciones a los derechos humanos y que entregaron sus economías a los chinos y la política al totalitarismo. Ese es el negocio, ¿o no?

Y antes, por lo menos en Santa Cruz, la gente hacía oposición, salía a las calles en forma pacífica. Hoy ni eso. La policía masista los fotografía y los persigue. Y en educación nada que decir. Hoy, con las ex universidades privadas están intervenidas por el Estado, y las Públicas, creando acólitos completos asociados al MAS, ¿qué podemos esperar?

Lamento tanto saber que la CAINCO, la CADEX y el Comité Cívico han sido “reformados”. Ud. sabía que los iban a intervenir, que esto iba a ocurrir, lo dijo, pero nadie le creyó. Y así no más fue. Hoy todas las instituciones departamentales deben tener cuotas de poder de parte del Estado. La prensa también en sus directorios. Así, con todo controlado, el modelo cruceño del que Santa Cruz se enorgullecía se desplomó.

No quiero fastidiarlo con mi preocupación, pero a veces, me pregunto, ¿qué habría pasado si las autoridades cruceñas se hubieran rebelado el 2021, en medio de la pandemia? Ya no era la autonomía el tema, era parar en seco la desinstitucionalización del país. Por aquel entonces, eran el departamento más rico de Bolivia. Tenían un gobernador que podría haberse interpuesto entre la aplanadora y la dignidad. Pero no fue.

Hoy ni litio, ni gas. El primero fue humo y el otro se acabó antes. Pero ahora, sin soya por la sequía, lo que queda es la cocaína y las papas. La quema de los bosques vistió de carbón millones de hectáreas y lo que es peor, dejó sin turismo a todo el oriente. Encima, la sequía, obliga a sacar todo por el occidente. ¡Tanta envidia hizo mucho daño!

Todos los esfuerzos por una Santa Cruz próspera no han rendido frutos. Y los viejos se han empezado a ir de uno en uno. Por favor, ¡Don Manfredo, no se vaya usted! El totalitarismo tiene aplastados el verde esperanza y el taquirari, se escucha lejos... Solo sus libros, la literatura. Yo sé que usted me va a decir que le queda poco…pero quien sabe. Lo que sí sé es que los miles que están pasando hambre y que no tienen futuro, están desesperados por irse del país y eso es lo que me da más pena.

Un país, una región, que lo tenía todo. Pero que no tuvo el valor de enfrentar la realidad: con el socialismo del siglo XXI, los únicos que se enriquecieron y se privilegiaron fueron los arrimados al gobierno…Sino, mire las fortunas de los abogados, de los fiscales, de los enviados a Washington, de la que usaba el turbante…ay, ay, ay.

Don Manfredo, no he podido volver. Pero le recuerdo que sus medicamentos, se los enviaré con una amiga que debe ir a ver la venta de sus propiedades el mes que viene. (Sé que le ha sido muy difícil conseguirlos en las farmacias populares en Santa Cruz, sin pagar un alto costo.) Ella me dice que de solo pensar cuánto le deberá pasar a Bienes Reales, casi prefiere donar su casa en Buenavista. La finca de Ichilo se la llevó el narco.

Mi recordado amigo, le pido que se cuide.

Un abrazo muy grande, Loreto Correa

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