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25 de octubre de 2024, 3:00 AM
25 de octubre de 2024, 3:00 AM

'En cada niño se debería poner un cartel que dijera: Tratar con cuidado, contiene sueños' (Mirko Badiale).

El resiente escándalo mediático que puso el ex presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, Juan Evo Morales Ayma, bajo sospecha de pederastia ha ocasionado, como era lógico suponer, un terremoto político y una indignación popular.

El asunto es serio, pero el enfoque es insuficiente, ya que todo se ha centrado en la figura de Evo. Morales y en la niña o las niñas que se presume fueron las víctimas, dejando en un segundo plano del análisis lo verdaderamente grave, y es que el problema de fondo NO son las niñas, ES LA NIÑEZ. (la institución)

Bolivia es uno de los 196 países que forma parte de La Convención sobre los Derechos del Niño (CDN), adoptada por la Asamblea General de Naciones Unidas el 20 de noviembre de 1989, este es el tratado internacional de derechos humanos más ampliamente avalado, ya que ha sido ratificado por 196 países.

Este tratado enmarca y define la niñez más allá de aspectos culturales o ideológicos, y compromete a los estados miembros a respetar los derechos de la niñez enmarcados en 54 artículos y con el siguiente precepto:

Reconoce a todas las personas menores de 18 años como sujetos de pleno derecho. Todos los Estados Parte, incluyendo Españaestán obligados a respetar los derechos de la infancia recogidos en la Convención y hacerlos cumplir sin distinción de color, sexo, idioma, religión, opiniones, procedencia, posición económica, creencias, impedimentos, nacimiento o cualquier otra condición de la niña, niño, de sus padres o de sus representantes legales.” (sacado de la web de la CDN).

Sin ánimo de despersonalizar a la(s) presuntas víctimas de esta grave denuncia, lo que pretende este artículo de opinión es poner el acento en la gravedad de que la persona que ocupaba el cargo más importante, de la institución más importante en Bolivia  (la presidencia) sea quien esté bajo sospecha de haber violado una institución tan delicada como es la niñez. Un presidente en ejercicio del cargo SIEMPRE QUE ACTÚA, HACE ESTADO, porque para cualquier cosa que haga involucra a su entorno, tanto en la parte de seguridad, protocolo, etc. De comprobarse las acusaciones, el daño institucional es muy gravísimo.

Se estima que en Bolivia un tercio de la población son niños, los datos que publica UNICEF son alarmantes:

1 de cada 10 niños realizan trabajos peligrosos, prohibidos o insalubres.

Más de la mitad de niños trabajadores en Bolivia son menores de 14 años

El 90% del trabajo infantil es Bolivia es informal.

Estos y otros datos muestran el estado de precariedad e indefensión de la niñez que aún existe en porcentajes altos en Bolivia, si a eso le sumamos una amoza tan grande como el de ser posibles víctimas de abuso y manipulación de parte de un poder como es el que llega a representar una alta autoridad, más que estar en medio de un dilema moral o político estamos ante un delito y una involución del concepto de civilización que puede traer consecuencias graves.

Que el morbo del caso específico NO sea el árbol que no nos deje ver el bosque.

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