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18 de octubre de 2024, 3:00 AM
18 de octubre de 2024, 3:00 AM

Lorena Gutiérrez Marconi 

Los profesores Daron Acemoglu, Simon Johnson y James Robinson han sido galardonados con el Premio Nobel de Economía 2024 por sus investigaciones sobre el impacto de las instituciones en la prosperidad económica de los países. Los autores —Daron Acemoglu y Simon Johnson, economistas, y James Robinson, economista y politólogo— tratan de explicar cómo las «instituciones económicas» y las «instituciones de poder» determinan el desarrollo económico. Entre algunos de los argumentos de la obra de Acemoglu y Robinson, titulada «Por qué fracasan los países», sostienen que la clave para el éxito o fracaso de un país radica en la naturaleza de sus instituciones. Las instituciones extractivas son aquellas que concentran el poder y la riqueza en manos de una élite —un grupo reducido y privilegiado—. En cambio, las instituciones inclusivas respetan el Estado de Derecho y están asociadas con élites de poder que permiten a los ciudadanos alcanzar sus objetivos económicos sin mucha interferencia del poder, y están orientadas a la creación de riqueza, al crecimiento económico y a la protección de los derechos de propiedad —fundamentos esenciales de un sistema económico próspero—.

Uno de los alcances de fortalecer las instituciones económicas y políticas es hacerlas más inclusivas, lo cual lleva a la creación de sociedades más libres y abiertas con mayores posibilidades de prosperar. La instauración de instituciones políticas inclusivas es determinante para el crecimiento económico y la prosperidad de cada país. Sin embargo, las élites pueden impedir que esto ocurra al convertirse en instituciones extractivas —concentrando el poder y la riqueza en manos de unos pocos—, lo cual contribuye sustancialmente a la corrupción. Esta es una herramienta que las élites utilizan para mantener su poder, impedir la innovación o manipular el aparato estatal para proteger sus intereses. De este modo, algunos países no logran aprovechar las oportunidades históricas para cambiar su trayectoria y establecer instituciones más justas y accesibles, dado que las élites pueden preferir mantener el statu quo para proteger sus intereses, desincentivando así la competencia y la creatividad.

La importancia histórica del fenómeno de la colonización también ocupa un lugar preponderante en sus investigaciones, porque la historia de cada país desempeña un papel crucial en la formación de sus instituciones. Eventos históricos como la colonización influyen en la creación de instituciones extractivas o inclusivas. América Latina, como producto de la colonización, no ha logrado superar la influencia de estas élites extractivas, que por el contrario se habrían fortalecido, lo que explicaría su pobreza y bajo crecimiento económico. En una perspectiva comparada, la riqueza de Estados Unidos, en contraste con la pobreza de América Latina, se puede atribuir a las diferentes estrategias económicas implementadas por los colonizadores. Mientras que en América Latina la abundancia de recursos como el oro y la disponibilidad de mano de obra propiciaban una economía extractiva, la escasez de estos recursos en América del Norte obligaba a los colonizadores a establecer instituciones inclusivas que promovían la inversión y el trabajo.

Otro aspecto destacable es la centralización del poder, que es un factor determinante en la creación de instituciones extractivas. Cuando todo el poder está concentrado en manos de una élite, es más probable que se creen instituciones que beneficien a esa élite en detrimento de la población, para esto, Acemoglu y Robinson argumentan que la participación ciudadana, como institución democrática, es fundamental en la creación de instituciones inclusivas. Comparando las economías occidentales con China y Rusia —estas últimas con estructuras centralizadas y sistemas extractivos— muestran una resistencia sistémica a la innovación.  El aparato burocrático y las altas tasas impositivas actúan como barreras protectoras para la élite en el poder, que percibe la «destrucción creativa» como una amenaza a su status quo.  En palabras del profesor Acemoglu, —su contribución favorece a la democracia, su trabajo promueve la democracia—, habiendo impulsado también el desarrollo democrático.

En lo personal, no hay nada que me entusiasme más, que las investigaciones que definen trayectorias de enlace entre las Instituciones económicas, la Economía del crecimiento y las élites políticas de poder. La relación entre las instituciones políticas y económicas sugiere que la economía y las élites de poder pueden influir conjuntamente en la formación de nuevas instituciones que promuevan el desarrollo económico.  En estas investigaciones, las élites de poder extractivas formuladas como «instituciones extractivas», en total oposición a las élites inclusivas o «instituciones inclusivas» muestran un elemento diferenciador entre unas sociedades que han experimentado crecimiento de otras que no.  Las instituciones inclusivas son determinantes para el crecimiento económico. Las instituciones extractivas, por otro lado, pueden generar crecimiento económico a corto plazo, pero no son sostenibles a largo plazo y son el elemento diferenciador del rezago de algunos países o del por qué fracasan algunos países.

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