Editorial El Deber 12/6/2021 05:00

12 de junio de 2021, 4:00 AM
12 de junio de 2021, 4:00 AM

El país ha registrado a media semana el día con más contagios de toda la pandemia, desde que el virus llegó a Bolivia en marzo de 2020, mientras en Cochabamba se ha reportado que el viernes hubo 55 menores de edad contagiados con Covid-19 entre ellos 14 menores de cinco años.

Para nadie es desconocido que las nuevas variantes del virus ahora atacan ya no exclusivamente a personas de edad avanzada, sino también a jóvenes y niños, con lo cual todos los habitantes están en los grupos de riesgo.
La curva de casos de la tercera ola continúa en ascenso, y ante esa emergencia las autoridades de Santa Cruz ordenaron nuevas medidas de control, dentro de las que algunos horarios de circulación son más flexibles que hasta la anterior semana.

Santa Cruz decidió cambiar la medida de la cuarentena total del día domingo por una autorización para circular entre las 5:00 y las 18:00 horas. En compensación, si así se puede llamar, el sábado que antes era completamente abierto hasta las 23:00, ahora adelantará la restricción de circulación a las 18:00 horas.

El otro frente de acción importante es la organización y compra de la vacuna. Ayer el Gobierno aceptó por fin un acuerdo para encontrar un mecanismo que permita a los municipios, y probablemente gobernaciones, adquirir vacunas por cuenta propia, aunque todo permite entender que esto no ocurrirá de manera directa, sino a través del Gobierno central.

En la presentación del acuerdo entre el ministro de Salud, Jeyson Auza, y el alcalde de Cochabamba, Manfred Reyes Villa, no quedó aclarado en qué consistirá ese nuevo mecanismo que tendrá que superar las barreras actuales impuestas por el Gobierno. En lo que va del año, que es el tiempo en que comenzó a aplicarse la vacuna, quedó demostrado que en el discurso político las autoridades nacionales afirmaban que no había ningún obstáculo para que los gobiernos subnacionales puedan adquirir la vacuna. Pero en los hechos eso no era cierto, tanto es así que en casi seis meses nadie que no sea el Gobierno nacional, pudo gestionar la compra de una sola vacuna de algún proveedor.

Dadas las condiciones de extrema emergencia que están viviendo los bolivianos por efecto de la tercera ola del virus, es preciso que el acuerdo firmado ayer pueda materializarse en una verdadera facilitación de condiciones para alcaldías y gobernaciones puedan hacer compras de vacunas para sus regiones. La centralización extrema en la compra y distribución de la vacuna ha demostrado ser una mala elección, que llevó a hacer lento el proceso, además de desordenado y sin planificación.

Lo único que quedó claro de la reunión de ayer es que las posibles compras por parte de gobiernos subnacionales se harán cumpliendo los cuidados para mantener la cadena de frío, las adquisiciones deben ser de laboratorios certificados, sin intermediarios, y de manera transparente.

Hasta ahora, el solo hecho de que el Gobierno haya aceptado reunirse y firmar un acuerdo al menos de intenciones con un alcalde del interior, es una buena señal que permite abrir las puertas a la esperanza de que de aquí en más se puede trabajar de manera conjunta y coordinada entre los diferentes niveles de los gobiernos, para enfrentar un enemigo común que no es político, ni del oficialismo ni de la oposición.
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