Este Día de la Madre hay que reflexionar sobre los nuevos paradigmas de la maternidad. Los tiempos actuales han desplazado la figura de mujeres abnegadas que se quedaban en el hogar al cuidado de los hijos, para dar paso a la de mujeres trabajadoras, emprendedoras que pasan mucho tiempo fuera de la casa y que comparten el cuidado de la familia con otras tareas que les reportan ingresos económicos y, por qué no, realización personal.

Las estadísticas nacionales marcan ese punto de inflexión. El 34 por ciento de las madres son jefas de hogar; es decir que son las que tienen la responsabilidad del sustento de la familia y de la educación de los hijos. En muchos casos, son mamás que avanzan solas sin el concurso del padre, ya sea porque fueron abandonadas o porque así lo decidieron.

Sin embargo, en los hechos, muchas madres se sienten culpables por pasar tiempo fuera del hogar, ya que hacerlo contrasta con los estereotipos en los que se muestra a mujeres que lo dejan todo por los hijos y la familia. Entonces, para cumplir esas ideas obsoletas, realizarse profesionalmente, por ejemplo, es casi un pecado, como si se quedara en falta con el hogar.

La realidad también marca que a las mujeres les cuesta el doble conseguir trabajo, que continúa la discriminación en las contrataciones porque pesa la posibilidad de que ellas se conviertan en madres y necesiten bajas pre y post natales o subsidios de lactancia. La brecha salarial es una constante y la oportunidad de acceder a cargos mejor remunerados sigue privilegiando al género masculino.

Eso significa que la sociedad, sus ideas y estructuras, no son favorables a las mujeres, muchas de ellas madres de familia. 

Afortunadamente también está cambiando el rol de los padres, sobre todo los más jóvenes, ya que es mayor (aunque no ideal) la participación en las tareas del hogar y el cuidado de los hijos. Pero la sociedad sigue cargando con problemas sociales muy graves como la violencia de género y esa persistencia responde también a la falta de políticas de educación y sanción real de los casos.

A pesar de todas esas dificultades, las mujeres avanzan y las madres están frente al reto de asumir que tienen derecho a trabajar, a realizarse y a ser jefas de hogar con plenitud y orgullo. Los hijos aprenden de ese esfuerzo, perseverancia, emprendimiento y espíritu de superación.

A todas las madres luchadoras, desde el lugar que les toca, un homenaje con admiración en este 27 de mayo.