Opinión

Percy, Jerjes y Evo

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11 de marzo de 2019, 4:00 AM
11 de marzo de 2019, 4:00 AM

Percy Fernández fue por años el representante nacional más evidente del machismo. El alcalde cruceño manosea a mujeres en público y debe medicarse para dar la impresión de una cierta normalidad.

Pero parece ser que Percy se está quedando chiquito frente a otros dirigentes políticos y sociales. En un acto reciente en el que fue galardonado, el ex rector de la Uagrm de Santa Cruz, Jerjes Justiniano, se mandó una pachotada inconmensurable. Dijo que Percy, al meter mano a mujeres sin su consentimiento, hace lo que “todos los hombres quisieran hacer”. Luego la cosa fue peor: expresó que un joven debería poder manosear a una chica, aunque esta “quiera o no”. Es una invitación a la violencia sexual.

Posteriormente vino el desaguisado de Leonardo Loza, el jefe de los cocaleros del Chapare, que ofreció dos mujeres jóvenes a un ministro que estaba de visita en una comunidad. Se las ofrecía, dijo Loza, con tal de que el ministro se quedara unas horas más allí. Al generarse la polémica, con arrogancia y sin mostrar ningún genuino arrepentimiento, Loza pidió disculpas a medias, dijo que había dicho una broma y acusó de amplificar el hecho a los “medios de comunicación derechosos”. O sea que, en machismo, además de llunkerío y servilismo (“por favor ministro, quédese unas horas más”) existe una lucha a brazo partido entre cambas y collas.

Para finalizar la semana, el presidente Evo Morales, en la mismísima celebración del Día Internacional de la Mujer contó lo siguiente: “Mi mamá me decía: ‘Evito, no se pega a la mujer, quizá tu papá tiene su chola, no vendrá a comer, reniega, pero nunca me ha tocado’”.

Existen por lo menos dos problemas en esa apreciación: uno, que es sorprendente que el presidente autocalificado como indígena utilice la palabra ‘chola’ de manera despectiva y racista, asociándola al hecho de ser amante. La madre de Morales era una chola, pero ni eso le hace reflexionar sobre el lenguaje que elige.

Pero hay más: lo que el presidente aprendió de niño es que un varón puede tener amantes, salir de la casa sin dar explicaciones y estar de mal humor, siempre que no golpee a su pareja. Ese es el único requisito para valorar a un hombre.

Los padres de Morales nacieron en las primeras décadas del siglo y se entiende que no hayan tenido la oportunidad de debatir estos temas con mayor profundidad. Pero Morales es un líder sindical desde hace mucho tiempo, y mandatario desde hace 13 años, y hablar con esa crasedad ya no debería ser tolerable.

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