10 de febrero de 2024, 4:00 AM
10 de febrero de 2024, 4:00 AM

Ya se vive el Carnaval. Es como si todo se pusiera en pausa para que la alegría y la celebración se apoderen de los cuerpos y las almas en varios lugares del mundo. Por supuesto, también en este país y en esta región, donde la temporada es denominada la fiesta grande de los cruceños.

Las bandas se harán sentir y el baile será el denominador común, con características propias de cada región. En Bolivia, los carnavales de Santa Cruz, Oruro y Tarija destacan como atractivos turísticos de gran colorido y riqueza cultural. Miles de connacionales y extranjeros se trasladan de una ciudad a otra para una inmersión en las celebraciones. Hasta hace pocos días, una de las principales preocupaciones estaba enfocada en los bloqueos de carreteras, que ya se suspendieron afortunadamente y que, ojalá, no hayan afectado las expectativas de ingresos en las capitales y provincias.

Ahora la mayor inquietud sobre los traslados es que los choferes conduzcan sobrios, que la imprudencia no tiña de luto las rutas en el país. Asimismo, es de esperar que personal de Vías Bolivia esté atento y presto a colaborar para que las carreteras estén expeditas, a pesar de las lluvias anunciadas para los días carnavaleros. Ha sido recurrente que el balance posterior al feriado deje cifras dolorosas de accidentes, heridos y vidas perdidas. Siempre es posible evitarlo y la responsabilidad es individual, de las empresas de transporte y del Estado.

La otra gran preocupación es el consumo excesivo de bebidas alcohólicas. Los estados de embriaguez son causantes de peleas callejeras, que muchas veces terminan con vidas segadas en momentos de brutalidad y embrutecimiento.

También ha sido recurrente que durante el Carnaval aumenten las cifras de violencia en el hogar contra mujeres y niños. Ya Bolivia ocupa el podio de este tipo de agresiones a escala internacional. Que el alcohol, los celos y, en suma, la irresponsabilidad e irracionalidad no sean protagonistas otra vez. Y que las autoridades policiales y de servicios legales municipales estén atentas y prestas a resguardar la seguridad y las vidas de las posibles víctimas de este tipo de agresiones.

El Carnaval debe ser tiempo de alegría, de compartir, de desestresarse. Por eso, es preciso que quienes se sumergen en la fiesta sean capaces de mantener la conciencia y la cordura. Solo así se podrán evitar hechos desagradables que, aparte de los mencionados, pueden dar lugar a extravíos de niños en el corso o en la entrada de Oruro; robos de dinero o de otras pertenencias.

Que el Carnaval comience y termine con alegría. Que tras los días feriados el retorno a las actividades cotidianas encuentre a personas desestresadas y con simpáticas anécdotas. En síntesis, que esta fiesta no acabe con lágrimas por situaciones que pueden ser irreversibles y dejar dolor.