OpiniónOPINIÓN

¿Reemplazará la Inteligencia Artificial al profe Chávez?

"Ahora estamos frente al desafío de hacernos otras interrogantes más profundas y trabajar, con los alumnos, para que ellos cambien las consultas, reinventen las interrogantes, profundicen las inquisiciones, que en suma, creemos juntos, la nueva ciencia de las preguntas".

4 de junio de 2023, 4:00 AM
4 de junio de 2023, 4:00 AM

La inteligencia artificial (IA) es un hecho de la realidad innegable. Entró con fuerza a todos los ámbitos humanos y actividades económicas, empresariales y científicas, en especial, en el área académica. Hay muchas dudas, cuestionamientos y miedos sobre la IA. Tal vez, la más aterradora es que substituya algunas profesiones. En mi caso, que me remplace como profesor de economía y ramas anexas.

La Inteligencia Artificial coloca desafíos complejos pero motivantes al proceso de enseñanza/aprendizaje. En las varias clases que doy en la universidad he decidido incorporar IA. Es decir, pechar y usar el ChatGPT, Bard o Bing.

Esta reflexión sobre cómo usar esa tecnología, en las clases, también se enriquece de un debate que llevamos adelante entre varios académicos bolivianos y, extranjeros, que en vez de negar, prohibir o asustarse con la IA hemos decido “pagar para ver”, como se dice en el póker:¡Que piutas, IA!

Recuerdo parte de un poema de Mario Benedetti que decía: “En cuanto teníamos las respuestas, nos cambiaron las preguntas”. Durante toda nuestra vida, a los profesores nos preocupó que los estudiantes sepan las respuestas; sin embargo, ahora el desafío es que hagan las preguntas, las antiguas y nuevas preguntas.

La IA prácticamente tiene todas las respuestas. Según ChatGPT: “La IA ha ampliado nuestra capacidad para obtener respuestas y soluciones más rápidas y precisas a través del procesamiento de grandes cantidades de datos”. Pero, ahora estamos frente al desafío de hacernos otras interrogantes más profundas y trabajar, con los alumnos, para que ellos cambien las consultas, reinventen las interrogantes, profundicen las inquisiciones, que en suma, creemos juntos, la nueva ciencia de las preguntas.

Pongamos un ejemplo sencillo. Uno le puede preguntar a la IA que nos proporcione recetas de comida saludable. Esta simple interrogante tendrá una respuesta también bastante primaria.

Entre tanto, si a la IA, se pregunta de la siguiente manera, las cosas cambian: “Suponga que usted es un médico de dietas con 20 años de experiencia y que trabaja en América Latina. Las recetas saludables que requiero son para una persona que es diabética, intolerante a la lactosa, que no le gusta el pollo, que prefiere cocinar todo en horno, que tiene 50 años y ya sufre serios problemas de gastritis. ¿Cuál sería el menú, por días, de esta dieta equilibrada que ayude también a perder de peso de manera efectiva? ¿Dime qué pasos concretos debo seguir si soy un adulto sedentario?”.  

Frente a esta interrogante, la respuesta será súper sofisticada. A este técnica de preguntar se llama Contexto, Información, Diseño e Implementación (CIDI). Hay decenas de maneras de hacer preguntas a la máquina, inclusive existe una profesión que se llama Promt Engineering, que enseña el arte y técnicas para interactuar con modelos de lenguaje como el ChatGPT.  

Por supuesto, la IA también te puede ayudar a hacer este tipo de preguntas, pero en ese proceso, profesores y estudiantes leemos las anteriores respuestas, contextualizamos mejor el desafío, nos informamos más sobre el tema y buscamos soluciones prácticas. Se produce un interacción mucho más dinámica entre personas y algoritmos y personas. Según ChatGP “Un algoritmo es una serie de pasos que te dicen qué hacer en un orden específico para obtener un resultado deseado”. Es como un receta para un queque de plátano.

La IA también puede aumentar significativamente la productividad del profesor y el alumno. Ambos pueden leer muchos más libros o trabajos con la ayuda del IA y si, en base a esa información, se promueve debates críticos, el proceso de enseñanza/aprendizaje se hace mucho más poderoso.

Por supuesto, estamos dando los primeros pasos en este nuevo mundo de la IA aplicado a la enseñanza. Estas son algunas ideas preliminares que toman en consideración la idiosincrasia tanto de profesores como de estudiantes en Bolivia. Sin duda, el debate está abierto.

Existen desafíos y consideraciones éticas muy complejas con la IA. En el ámbito universitario están: la pérdida de habilidades de lectura y escritura, el plagio, la manipulación de la información, la privacidad de los datos, las dudas sobre las respuestas de la IA, la equidad en el acceso a la tecnología y la necesidad de una supervisión humana adecuada para garantizar resultados confiables y justos.

Sin duda alguna, la IA tiene información y conocimiento mucho más amplio que mi persona, pero todavía puedo diferenciarme de ella por mi experiencia, por mi capacidad de motivar e inspirar a los estudiantes, por crear un espacio de empatía y de apertura de mente frente a nuevas ideas, por desarrollar pensamiento crítico, por aprovechar habilidades de comunicación y conexión humana y, sin duda alguna, porque la IA no podrá reemplazar mi humor sureño ni la pasión que le pongo en cada clase. “No tan rápido simple mortal, por el momento no hago buenos chistes”, me responde ChatGPT, “pero al ayudarte a escribir este artículo has entrenado mi algoritmo del veneno y el humor”.