Opinión

Salvajes

30 de enero de 2021, 10:21 AM
30 de enero de 2021, 10:21 AM

“En este capitalismo salvaje las personas y los pueblos no son hermanos y hermanas, no son ciudadanos, no son seres humanos.” Fueron las palabras de Evo Morales durante su ‘Manifiesto de la Isla del Sol’, leído en la isla de Copacabana el año 2012. “El capitalismo salvaje ha enseñado la lógica del lucro a toda costa, de dar para recibir, de explotación sin pensar en las personas.” Desafortunada frase cuya autoría corresponde al papa Francisco en unos de sus primeros discursos tras asumir su pontificado.

Algunos más osados han llegado incluso a asignarle al sistema capitalista la responsabilidad por la génesis de la actual crisis sanitaria mundial; tal es el caso del activista político Noam Chomsky quién en una entrevista para el sitio de noticias indio The Wire, afirmó “Los beneficiarios del capitalismo salvaje de los últimos 40 años de neoliberalismo, son también en gran parte responsables de la pandemia actual y mucho más.”

La prosopopeya es una figura literaria frecuentemente utilizada y que consiste en una metáfora en la que se asigna cualidades humanas a objetos inanimados, por lo que no resulta raro que se la emplee al mencionar al sistema de mercado.  Sin embargo, el uso casi obsesivo del término salvaje al referirse al mismo por parte de sus detractores parece deberse más a una proyección negativa, termino popularizado por Sigmund Freud, que describe el mecanismo de defensa psicológico por el cual los individuos le atribuyen a otros de manera inconsciente sus propios defectos y carencias.

Alternativamente, y ante la falta de un mejor diagnóstico podría tratarse sencillamente de la manifestación del famoso refrán popular “El ladrón cree que todos son de su condición”. Lo concreto es que la economía de mercado no solo carece del perfil maligno que algunos le atribuyen, sino que ésta es inherente a la condición humana y la forma más eficiente que existe para generar riqueza.

Curiosamente y dentro del contexto nacional, son precisamente los críticos del mercado los que sistemáticamente han demostrado las actitudes más infames como lo fue el apoyar y financiar bloqueos de caminos en plena emergencia sanitaria para, literalmente hablando, quitarles el oxígeno a cientos de enfermos que lo necesitaban desesperadamente.

Igualmente, cruel fue el bloqueo de los recursos provenientes de financiamiento externo por parte de la Asamblea masista, impidiendo por muchos meses que estos recursos se puedan utilizar para paliar la grave crisis económica vivida por la gran mayoría de las familias bolivianas.

Salvaje también resulta no tener mejor propuesta gubernamental para enfrentar la pandemia que pedir al pueblo que se aguante en vez de destinar mayores recursos humanos y financieros para, entre otras cosas, fortalecer el sistema público de salud y así evitar su lamentable estado y colapso, así como también para ejercer un mayor control y fiscalización del estricto cumplimiento de los protocolos de bioseguridad en las distintas esferas público y privadas.

A la luz de todos estos antecedentes es evidente la necesidad de un psicoanálisis por parte de algunos personajes, ya que al parecer serían ellos los únicos verdaderamente salvajes.

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