Opinión

San Calixto nos llama a la conciencia

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4 de agosto de 2020, 7:05 AM
4 de agosto de 2020, 7:05 AM

Ing. Sergio E. Giunta

Entre los muchos problemas que la humanidad enfrenta se encuentra el de las medidas de prevención para la protección de la vida y los bienes ante la contingencia de distintos fenómenos naturales que ocasionan desastres como son las pestes, inundaciones, sequías, heladas, granizadas, sismos, tornados, el efecto invernadero, etc.

En la búsqueda de la reducción del riesgo que la realidad nos impone, considerando que algunos son más impredecibles que otros, se reconoce la suma de experiencias vividas ante los acontecimientos que, por ser recurrentes, están en la memoria histórica de la humanidad y se incorporan como una condicionante de la cultura de cada población.

Entonces es preciso preguntarnos, y en especial los habitantes de gran parte del país que residimos en zonas con actividad sísmica activa, si respetamos las experiencias que han afectado en el pasado y recientemente a varias comunidades.

Al referirme a este aspecto en particular, que incumbe al ámbito de mi profesión, es imprescindible comenzar ponderando la labor del Observatorio San Calixto, una institución privada sin fines de lucro que forma parte de las obras de la Compañía de Jesús que inició sus actividades en mayo de 1913 con la principal tarea de monitorear y vigilar la actividad sísmica en Bolivia para difundir el conocimiento de la vulnerabilidad existente en el País.

En ese marco, es importante resaltar el mapa probabilístico de amenaza elaborado y publicado por el observatorio, cuya última actualización data de 2019, ( http://osc.org.bo/index.php/es/sismicidad/mapa-amenaza) donde se demuestra que la mayoría de la población nacional vive en zonas con algún grado de sismicidad detalladamente estudiado en el transcurso de los años por sus profesionales.

Entonces, el objetivo de este y próximos artículos es contribuir para que la sociedad reciba ese llamado a la conciencia de una inesperada y peligrosa realidad que se recuerda o se olvida según el imprevisible comportamiento de la naturaleza.

Cabe destacar que el terremoto no es un fenómeno desconocido y que no cesará de amenazarnos tanto más peligrosamente cuanto más desprevenidos nos encuentre.

En lo relativo a la protección de la vida, la respuesta de la población no debe ser solamente de emergencia coyuntural después del desastre. Las medidas deben ser preventivas. Cada individuo requiere estar instruido para su autoprotección y conocer sus responsabilidades antes, durante y después de un acontecimiento de estas características que afecte su entorno.

Sobre todo, esto: ¡Procurar educar según nuestra actividad en la sociedad!

A continuación, se han extraído de la bibliografía algunas recomendaciones prácticas, tanto del propio observatorio, como también de la oficina de la UNDRO – Naciones Unidas, para dominio de todos.

Como padre o jefe de familia:

Realice ocasionalmente en su casa simulacros de temblores para suministrar a su familia conocimientos con el fin de evitar heridas y el pánico durante un terremoto.

Enseñe a miembros responsables de su familia como cortar la electricidad, el gas o el agua desde la llave y válvulas principales.

Tome las providencias para que miembros responsables de su familia reciban instrucciones de primeros auxilios dado que los servicios médicos pueden ser insuficientes inmediatamente después de un desastre.

Tenga a mano en todo momento en la casa una linterna y radio a transistores a pila.

Mantenga conversaciones familiares en forma serena sobre posibles desastres, no cuente cosas horribles.

No tener objetos pesados en la parte alta de estanterías.

En edificios en altura:

El administrador debe solicitar familiarizarse con las medidas de prevención de desastres.

Debe mantenerse en lugar visible el plan de emergencia del condominio.

Los extinguidores de fuego deben estar en buen estado y asegurarse de que todos saben usarlos.

Es importante pintar con pintura fosforescente los zócalos de pasillos y escaleras, y las barandas.

Deben instalarse sistemas automáticos de iluminación de emergencia a batería.

Además, en todo caso:

Identificar zonas de seguridad donde apegarse como columnas de soporte estructural, mesas o muebles robustos.

Asesorarse sobre zonas construidas no resistentes a acciones dinámicas y/o inseguras.

Realice reparaciones y mantenimientos periódicos en el inmueble.

Y, durante un sismo:

Mantener la calma; si se está dentro de un edificio, quedarse en él; si se está fuera, mantenerse lejos de cables eléctricos o cosas que pudieran caer tales como cornisas, vidrios, carteles de publicidad.

No usar velas, ni fósforos ni ningún tipo de llama.

Si se está en la escuela, resguardarse bajo los pupitres de espaldas a las ventanas.

Si se está en vehículos en movimiento, detenerse y quedarse dentro hasta que todo haya finalizado.

En un edificio alto, en caso de requerir desalojo usar las escaleras, nunca ascensores.

Desde luego es un deber que cada habitante sepa el rol que le corresponde tanto para su protección como para prestar ayuda comunitaria en todo momento.

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