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19 de marzo de 2023, 10:40 AM
19 de marzo de 2023, 10:40 AM

Por Oscar Gómez Berthon


Según el diccionario (en sus diferentes acepciones), “padre” no es solo aquel varón que ha engendrado uno o más hijos, sino también aquel varón que ejerce como padre especialmente en su carácter protector y afectivo (RAE). De esta definición podríamos entender que padre es aquel hombre que estuvo al cuidado de un hijo durante su desarrollo de vida, así como también padre sería aquel abuelo que acompañó a su nieto ante la ausencia de su progenitor y de la misma forma, padre podría ser aquel tío que no abandonó a su sobrino cuando este necesitaba una figura paternal. Incluso (a todo esto) como excepción a la regla podríamos adicionar aquella madre (que valiendo por dos) cumplió con el rol de padre. 

No hay dudas que habrá conceptos y ejemplos variados, sin embargo, todos podríamos coincidir en que el rol de padre va más allá de simplemente pasar una pensión a la madre de su hijo. 

Es una tarea presencial que merece respeto y dedicación, pues sobre esta labor están los ojos atentos de un infante, el cual contempla a su padre como aquel héroe invencible que puede contra toda situación. 

La labor de un padre puede ser muchas veces sacrificada, sobre todo cuando sobre su espalda recaen problemas, sea por consecuencias de malas decisiones o situaciones ajenas a su voluntad las que de alguna forma impiden dar a su hijo lo que él cree que se merece o incluso, lo necesario para vivir. Sin embargo, un padre siempre buscará valor y fuerza para sonreírle a su hijo a pesar de la adversidad del momento.

Un niño, durante la infancia, confía en que su padre curará sus heridas y dolencias ante cualquier caída. A medida que el tiempo avance, un adolescente sabrá escuchar y aplicar los consejos de su padre y con el tiempo esa figura paternal será un ejemplo a seguir, pues los aciertos y errores de un padre serán (para los hijos) un camino a seguir o evitar. 

Actualmente vivimos tiempos en que muchos hijos no valoran la presencia de su padre. Niños, adolescentes e incluso adultos se sumen en las distracciones virtuales momentáneas de su teléfono dejando a un lado la oportunidad de compartir con su padre, olvidando que no estará ahí para siempre. 

Cuántos hoy quisieran tener un momento para poder volver a reír a su lado, para pedirle un consejo o simplemente darle un abrazo de agradecimiento por todas esas veces que él escondió momentos de crisis o angustia y todo por alegrarnos el día, por dibujarnos paisajes en la fantasía infantil de que todo estaría bien y de que nada faltaría. Valorar a nuestro padre, respetar y aceptar su autoridad es parte del mandato que Dios nos dio. 

Hoy doy gracias a Dios por el padre que me tocó, aún tengo la dicha de abrazarlo, escucharlo y puedo agradecerle por todo lo que hizo. A pesar que ya no nos vemos todos los días, él está ahí presto a escucharme y aconsejarme. Sé que así siempre será, por más que pase el tiempo y nuestros caminos se separen, sé que esté donde esté, él siempre estará conmigo. Hoy y siempre, gracias Pa! ¡Feliz día!