Opinión

The Bolivian shield o la vuelta del blindaje

22 de mayo de 2022, 4:00 AM
22 de mayo de 2022, 4:00 AM


 Al Gobierno le encantan los rankings. Esos que miran la espuma de la economía y la historia, pero hacen buenos titulares, esos que confunden la selfi con la película. El país con más inversión pública en América Latina, la nación con menor inflación y ahora, según The Economist Intelligence Unit (EIU), una consultora asociada a la revista The Economist, la economía que mejor podría resistir a la guerra de Europa. Así se revive la teoría de blindaje de la economía boliviana, pero ahora desde el imperio inglés. ¡Holy cow!

Cuando el ranking es favorable al Gobierno se convierte en la piedra filosofal de la economía. Inmediatamente el aparato de propaganda se activa. Ministros y viceministros salen a peregrinar en los medios de comunicación bajo la consigna, el modelo es una maravilla: “No lo decimos nosotros, lo dicen los baluartes del neoliberalismo, el FMI y ahora, EIU”, pregonan a los cuatro vientos. Por supuesto, cuando los resultados son adversos, se ataca al evaluador con las clásicas consignas de la revolución: Es una imposición del imperio, la metodología es neocolonial. Por ejemplo, piense en el ranking Pisa, que evalúa la educación, y que Bolivia lo rechaza, por ser pro-ricos. ¡Oh how convenient!

Pero veamos qué dice EIU y evaluemos su consistencia. “El documento técnico examina qué países están mejor ubicados para aprovechar el auge de los productos básicos para producir tasas de crecimiento más rápidas. También examina qué problemas podrían detener el crecimiento y qué países son más vulnerables al complicado entorno económico global”. La consultora utiliza siete criterios para colocar a Bolivia en el primer lugar.

Inflación. Evidentemente está muy baja (0,83% acumulada a 12 meses) y tiene beneficios de corto plazo. Sin embargo, aquí el tema es: ¿Cuán sostenible es la inflación baja (el Gobierno proyectó un 3,4% hasta fin de año) y cuál es el costo, financiero y estructural, que pagamos por mantener los precios bajos?. En el caso de la primera pregunta, ahora, estamos frente a fuertes presiones inflacionarias debido a la subida de los precios internacionales del maíz y el trigo. El Gobierno busca atenuarlos con la venta de stocks de harina, mantención de subsidios del pan (de cada 10 panes, siete se hacen con harina argentina) e intervención de los mercados de los granos. Es una contención parcial y desesperada, porque muchos de los precios de productos derivados, como del pollo y los fideos, se han disparado en los mercados. En caso de la segunda interrogante, para importar, legal e ilegalmente, productos baratos, que bajan la inflación local, el Gobierno mantiene el tipo de cambio real apreciado por más de 11 años, lo que produjo la pérdida de parte significativa de las reservas internacionales del Banco Central de Bolivia. Estas, en 2014, llegaron a $us 15.000 millones. Ahora hay menos de $us 4.500 millones. Estamos tocando fondo. Así mismo, el auge del contrabando ha destruido la poca industria productiva local comprometiendo la creación de empleos formales de calidad. Entonces: ¿Estamos mejor preparados? ¿Esto es un blindaje? No pues waway, no way, my baby boy.

Por otra parte, durante una década, el Gobierno reprimió la inflación congelando los precios de la gasolina e impulsando un subsidio gigantesco. Esto aumentó significativamente el déficit público que en algún momento hay que financiarlo. Van nueve años de agujero fiscal. Ahora, con el precio del petróleo a más de $us 100 el barril, por la guerra, el subsidio será de $us 1.100 millones, que no podrán ser compensados por una mayor exportación de gas a Brasil y Argentina, como veremos más adelante. ¿Kawshansa armaduraji utji? O como diría Sir Lord Keynes, mi gato ingles, ¿Where is the shield? ¡Geez! ¿Dónde está el escudo? ¡Recórcholis!

Deuda pública. ¿Cómo puede constituir una fortaleza, para afrontar las consecuencias de la guerra, una variable que aumentó significativamente en los últimos años? La deuda externa, en 2007, era el 14% del producto, ahora saltó a más del 33% del PIB y a pesar de los esfuerzos que hace el Gobierno, no consigue recursos frescos externos ni de la cooperación internacional ni de los mercados privados. Hace algunos meses atrás busco renegociar $us 2.000 millones de la deuda externa y apenas consiguió $us 800 millones a tasas de interés más caras y plazos más cortos. Están yescas. Y ahora, quieren empeñar o vender las joyas de oro de la abuela. Y para colmo, por la invasión rusa, el precio del dinero subió mucho y nadie presta un mango. ¡Bloody hell! y dicen que estamos mejor preparados para afrontar la escasez de recursos. ¡Oh my Gosh!

En lo que respecta a la deuda interna, esta también ha subido en los últimos años y está también en torno del 32% del PIB. No hay mucho margen para aumentar esta proporción. ¿Cómo puede constituirse en una fortaleza si estamos raspando la olla? ¡Holy Shit!

Pagos de intereses e ingresos públicos. La deuda externa e interna aumentó. Por año se pagan, como $us 800 millones del servicio de la deuda externa. Y ahora que se avecinan vencimientos de la deuda externa privada, este valor puede doblarse.

En materia de ingresos, la vaca lechera del sector hidrocarburos se ha contraído significativamente. En 2014 exportábamos $us 6000 millones de gas y en 2021 apenas se exporto $us 2.250 millones con la consecuente caída también del impuesto directo a los hidrocarburos (IDH), que bajó de 2.240 millones de verdes en 2014, a $us 360 millones El gobierno está con serias dificultades para conseguir recursos frescos; por ejemplo, no puede pagar la Renta Dignidad, un derecho social adquirido. Con estas enormes dificultades financieras ¿Cómo podemos estar mejor preparados para afrontar la crisis? No way José.

Incremento de las exportaciones. Cabe recordar que las exportaciones de gas natural han caído, y si bien el precio del petróleo e indirectamente del gas han subido, no podemos vender más a Brasil y Argentina, porque simplemente, el gas se hizo gas. Además,las importaciones hidrocarburos están aumentado. En efecto, se compraron más de $us 2.000 millones de derivados de hidrocarburos en 2021. Y como he mencionado los subsidios serán más de $us 1.100 millones. Si bien las exportaciones de minerales pueden aumentar las entradas del país, pero no los ingresos tributarios, porque el sector paga pocos impuestos. Así mismo, como he señalado somos muy vulnerables a los incrementos de los precios de alimentos, en especial, harina de trigo y maíz. ¿Mejor perfil para enfrenta la crisis de la invasión rusa? ¡Once in a blue moon! O el día del huiro.

Riesgo de estabilidad política. Si bien disfrutamos de una mayor estabilidad comparada con algunos los países de América Latina, se fomenta desde el Estado la polarización de la sociedad. Además, esta estabilidad no se traduce en mejoras económicas. No hay una mayor productividad, ni una mayor inversión extranjera directa que serían deseables en este momento en que no hay recursos internos ni externos.

Riesgo legal y regulatorio. ¿What are you taking about? En la economía boliviana, el 80% del empleo es en el sector informal y de muy mala calidad y más del 65% de las empresas está en la economía subterránea. ¿Cómo se puede hablar de que no hay riesgo legal y regulatorio? Las empresas están huyendo al sector informal debido a la sobrerregulación en términos laborales y de control. Además, hay una competencia desleal de empresas públicas, que ahora comienzan a producir hasta en el sector agropecuario. ¡A bitter pill!

En suma, ¿Cómo se puede hablar de que resistiremos mejor las consecuencias económicas de la guerra en Europa con las condiciones de las variables macroeconómicas descritas? La consultora The Economist Intelligence presenta una versión inglesa de: The Bolivian Shield o la economía está blindada. Ambas: ¡It’s a rip off!.

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