Transporte sin rumbo
En vísperas del 214 aniversario de Santa Cruz de la Sierra se puso en el tapete un grave problema que afecta a la toda la población de la capital más grande y más moderna del país: el transporte público.
Todo comenzó con el anuncio unilateral de los empresarios del transporte que, sin temor ni vergüenza, comunicaron su decisión de cobrar Bs. 3 a los pasajeros mayores a partir de este 21 de septiembre.
Semejante manifiesto encontró el rechazo firme e inmediato del alcalde Jhonny Fernández, el Concejo Municipal y organizaciones vecinales y gremiales, entre otros. Y no es para menos puesto que el servicio que actualmente prestan los sindicatos, cooperativas, y/o asociaciones de transportistas es de pésima calidad. Hay buses viejos y destartalados que circulan raudamente por calles y avenidas, sin respetar semáforos ni peatones. Por algo la tasa de siniestralidad de los buses se ha triplicado en los últimos años.
A ello se suma el tráfico cada vez más caótico en todas las zonas de la capital y la pésima distribución de las rutas. La mayoría de los recorridos convergen en la zona central y el primer anillo. Hay líneas sobrepuestas y barrios que, pese al paso de los años, persisten en la lejanía y el abandono.
Es un hecho que los costos operativos afectan, pero resulta incongruente pedir un incremento sin ofrecer mejoras en la calidad del servicio. El problema de fondo radica en la falta de planificación y modernización. El servicio no solo debe ser accesible en términos de tarifas, sino también eficiente y seguro para los ciudadanos. Si los transportistas desean justificar un ajuste, deben comprometerse a mejorar el servicio que brindan; de lo contrario, la ciudadanía seguirá percibiéndolos como un peso, en lugar de una solución.
Este conflicto es de larga data y lamentablemente nada se hizo en la actual gestión edil. Más allá de la trillada discusión sobre los cordones separadores del BRT no se conoció de ningún plan serio de parte del municipio para encarar el problema en serio. Es más, pese a que tiene las herramientas necesarias, el municipio desconoce la cantidad de buses que circulan a diario por la ciudad, ha perdido el control sobre las rutas y frecuencias y nunca pudo someter a los transportistas al imperio de la ley. Y para ello solo hay dos calificativos posibles: negligencia o complicidad.
Es increíble que grandes capitales se camuflen como sindicatos, cooperativas sin fines de lucro o asociaciones que, al amparo de las normas vigentes, encubren sus grandes capitales, disimulan sus cuantiosas ganancias, cuando en realidad se trata de estructuras empresariales que cobran elevadas cuotas de ingreso para que un socio pueda entrar a ese privilegiado club.
Los empresarios del transporte alegan el elevado costo de vida, pero olvidan que se benefician a diario con la subvención al diésel o con los sistemas de gas natural vehicular que favorecen enormemente el giro de su negocio. También es una lacerante realidad que los conductores de buses trabajan en extenuantes jornadas de 10 o 12 horas, en precarias condiciones, pese a que tienen la obligación de fijarles un salario. Jornadas de descanso, aportes jubilatorios y seguridad social. No se cumple nada de eso.
Santa Cruz se encuentra en pleno proceso de metropolización. En capitales más grandes y complejas por las distancias y las condiciones geográficas, autoridades idóneas han logrado imponer lo lógico: una alcaldía dueña de las calles en las que invierte a diario; un sistema integrado de varias rutas que facilita el trajín diario de millones de ciudadanos, de todas las edades y un tráfico razonablemente ordenado.
Este sábado inician reuniones técnicas entre la alcaldía y los transportistas para abordar el tema, no las tarifas, sino las condiciones generales del transporte en Santa Cruz. No se puede esperar mucho de una gestión que está en la recta final de su mandato. No se puede esperar que se logre en semanas lo que no se hizo en años. Por el momento, será un logro que se mantengan las tarifas y que en el futuro autoridades idóneas se hagan cargo de este problema que crece día a día.