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12 de febrero de 2024, 4:00 AM
12 de febrero de 2024, 4:00 AM

Por Claudia Vaca

Las fortalezas del profesorado se vinculan a condiciones culturales y éticas, uso de la memoria oral como principales recursos de aprendizaje, capacidad de autorreflexión técnico-pedagógica, edición de sus propias prácticas educativas y énfasis en las prácticas éticas para aprender y adquirir conocimientos que sirvan a lo largo de la vida.

Los desafíos, en cambio, se relacionan con las políticas educativas, entre ellas la falta de actualización docente en neurodivergencias, infraestructura tecnológica y desideologización de lo indígena, campesino y la diversidad cultural, así como la falta de tiempo pedagógico para planificar y evaluar, esto debido a una distribución de carga horaria que no valora las etapas de planificación y evaluación.

Dentro de estas experiencias de fortaleza educativa se destacan figuras como las profesoras Celia Cardosso, Olga Bress, Deysi Vargas, Hugo Ribera, Lourdes Villarroel, Carmen Teresa Landívar, Adela Paredes, Joaquín Tapeosí, Dinora Flores, Delicia Justiniano, María del Pilar Flores, Juan Tomichá, Ignacio Chuvé; así mismo la gestora cultural Mirian Ruíz, el artesano Rafael Flores y la Cacique artesana Beatriz Tapanaché. Todos ellos, entre otros, han contribuido significativamente en el desarrollo educativo y cultural de la ecorregión Chiquitana.

Estos profesores declaran que en los años sesenta y ochenta, la tecnología educativa en Bolivia se limitaba a la radio y televisión en blanco y negro, a la máquina de escribir. Fue y sigue siendo el trabajo del Instituto Radiofónico Fe y Alegría (IRFA) el que logra alfabetizar a muchos adultos y escolarizar a nivel primario, afirman los profesores entrevistados (603 entrevistados).

El profesor Ignacio Chuvé, creador de un manual de enseñanza de la lengua chiquitana, expresó: “En aquellos años estábamos todos mezclados aprendiendo, conociéndonos, viajando de un lugar a otro. En esos tiempos no había esa ideología de lo indígena y campesino que hay ahora, lo cual hacía más amable el relacionamiento entre todos, ahora con esas etiquetas y afán de dividirnos a los bolivianos, está ganando solo los politiqueros que hacen sus agendas políticas a costa de nuestras necesidades. La realidad es que la vida de los indígenas, campesinos, trabajadores de distintas áreas, sigue siendo difícil cada día, no ha cambiado mucho con ningún gobierno, aunque ellos se atribuyan logros que al parecer solo ellos perciben.”

La profesora Carmen Teresa Landívar, conocida por todos como Profesora Carusa, fue de las primeras profesoras chiquitanas en 1960, cuando el gobierno convocó a profesores en cada rincón del país, pasó mucho tiempo entre la época en que Germán Busch (1939) promulgara el código de la educación y entre el año en que este código se operativiza (1955), en la zona de las tierras bajas, recién desde el 1960 se materializaron muchos de estos mandatos y leyes, en favor de los campesinos, indígenas, niños, mujeres.

La Profesora Carusa destaca cómo empezaron a alfabetizar a muchas personas, viajaban a caballo a las comunidades, el gobierno daba órdenes de alfabetizar, educar, pero no enviaba los recursos, fue con la ayuda de la iglesia católica y de las hermanas católicas de Austria, Italia, España, expresa: “el gobierno como tal no tenía recursos, entonces fue con mucho voluntariado y ayuda internacional que se avanzó en educación y salud, había médicos escolares en aquellos tiempos, porque la salud y educación están íntimamente relacionadas, ahora el sistema educativo ha fragmentado eso y descuidado muchos aspectos, puesto que si hay problemas de salud, el rendimiento académico de una persona no será el máximo.”

La profesora Carusa también destaca que la máquina de escribir fue esencial, siendo la dactilografía una profesión crucial en ese tiempo (1970, 1980,1990), tanto para hombres como para mujeres. La transformación desde entonces hasta la actualidad es notoria, hoy muchos recursos tecnológicos y técnicos se han vuelto más accesibles, pero el desafío ético sigue presente, es decir: “…no descuidar los valores fundamentales como la solidaridad para saber compartir entre los que tienen más acceso a tecnología con los que no tienen, y el valor de la honradez al aprender, no copiar del internet, ni del compañero, estudiar con honestidad, porque a la larga la vida te pide los conocimientos y si un estudiante no fue honrado en su proceso de aprendizaje, eso en la vida adulta se va a notar considerablemente.” declara la profesora Carusa, desde su hogar en Roboré de Chiquitos, una notable maestra, reconocida por el medio y recordada con amor por sus estudiantes.

Independientemente de los avances tecnológicos que llegan de tiempo en tiempo, porque el ser humano por naturaleza siempre está buscando soluciones desde sus distintas maneras de ser inteligente, creando nuevos dispositivos, nuevas máquinas, obras de arte, etc. “…hay algo que los profesores seguiremos haciendo con los estudiantes y con nosotros mismos: enseñar con el ejemplo, desde la honestidad para adquirir conocimientos, hacerlo con honradez, para ponernos al servicio de la sociedad, para eso hay que aprender bien los oficios, las enseñanzas. El gran legado de un buen profesor es la honestidad al enseñar y al aprender, porque eso el estudiante lo imitará a lo largo de su vida.” remarca la profesora Olga Bress, mientras revisa sus libros y documentos de historia de la educación de su región.

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