13 de junio de 2021, 5:00 AM
13 de junio de 2021, 5:00 AM

Si el puente político está roto, hay que tender un puente económico. Es quizás la fórmula que permitirá soltar los prejuicios y diferencias entre los habitantes de El Alto y Santa Cruz de la Sierra. Paradójicamente, las ciudades más grandes del país han tenido miradas antagónicas y hasta irresolubles en apariencia. La visita de la alcaldesa alteña, Eva Copa, a la urbe cruceña, su reunión con su par, Jhonny Fernández, y con empresarios privados enciende la antorcha que puede iluminar un nuevo sendero: el de la tan ansiada reconciliación entre los bolivianos.

Santa Cruz y El Alto lideran a las urbes del país, tanto por su población como por sus características comunes: gente emprendedora y luchadora, autogestionan la atención de sus necesidades, son ciudades imán de los habitantes de otras zonas del país. Y cuando hay que desmenuzar el porqué de sus diferencias prevalece el carácter político de las mismas, algo así como dividir para reinar. De esa manera se fueron tejiendo y reforzando estereotipos, como que los alteños son rebeldes y solo se ocupan de sí mismos o que los cambas son oligarcas y separatistas. Se trata de generalizaciones y prejuicios que hieren y que no han hecho más que generar dolor en los bolivianos.

La visita de Eva Copa a Santa Cruz, su brazo extendido para pedir inversión de empresarios en El Alto o de hacer trabajo en equipo para atraer capitales extranjeros a su ciudad y a Santa Cruz de la Sierra muestran que son muchos los factores de unión antes que de división. Mirar desde el otro puede ser la clave para comprender y dejar de juzgar, para armonizar y fijar objetivos comunes.

El momento es propicio, porque ocurre cuando El Alto y Santa Cruz de la Sierra están empezando una nueva etapa política en sus municipios. El Alto ha sido víctima de organizaciones vecinales y sindicales controladas por el Movimiento Al Socialismo, cuyo crecimiento fue alimentado por la división entre los bolivianos, por alimentar los prejuicios, por fortalecer los rencores. Eva Copa fue capaz de romper esa hegemonía y eso abre nuevas posibilidades.

Ahora Santa Cruz de la Sierra y El Alto tienen objetivos comunes. Ambas ciudades, al ser las más pobladas del país, requieren con urgencia la realización del Censo de Población y Vivienda el año 2022, precisan una mejor distribución de los recursos tributarios, lo que es innegable e irreversible. Establecer una ruta de crecimiento económico, que mejore las condiciones de sus pobladores es un segundo paso, que podrá lograrse con el apoyo decidido de los empresarios de las dos ciudades.

El camino está claro y hay que recorrerlo. Para eso se necesitan líderes con vocación de servicio a sus pueblos y con el único interés de hacer una buena gestión para el desarrollo de sus ciudades. Mirarlo así permitirá comprender que la cosecha política llegará por añadidura. Sin duda que los cultores de la confrontación y el rencor harán todo lo posible por evitar una integración fundamental; lo importante será seguir adelante y avanzar, porque lo que hagan Santa Cruz de la Sierra y El Alto, por su liderazgo, será comprendido y replicado en el resto del país.

La visita de Eva Copa a Santa Cruz de la Sierra puede ser el inicio de un nuevo tiempo para Bolivia y, si bien la punta del ovillo será económica, los alcances pueden ser infinitos.

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