31 de octubre de 2020, 7:08 AM
31 de octubre de 2020, 7:08 AM

Orlando Gutiérrez Luna tenía 36 años, ocupaba nada menos que la función de máximo dirigente sindical de la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia (CSUTCB), y murió el miércoles 28 de octubre en una clínica privada en medio de circunstancias aún no esclarecidas que tendrán que ser reveladas antes que las sospechas y acusaciones sin pruebas crezcan como bola de nieve.
El minero había sido uno de los grandes impulsores de la campaña del MAS que el domingo 18 de octubre acabó en victoria e incluso apareció posando junto a Luis Arce en una fotografía tomada cuando se conoció que habían ganado en primera vuelta.

Se supo que horas después Orlando Gutiérrez festejó el triunfo de su partido durante dos días, al cabo de los cuales recibió brutales golpes que lo llevaron a la clínica el jueves 22 de octubre con un diagnóstico que en la jerga policial se conoce como TEC, esto es traumatismo encéfalo craneal, o golpe severo en la cabeza.

Desde entonces circularon variadas versiones y acusaciones, ninguna oficial ni formal, que hablaban de un supuesto atentado contra la vida del dirigente sindical.

Su propia organización, la FSTMB, atribuyó la muerte de Gutiérrez a una supuesta “persecución criminal” a los dirigentes afines al Movimiento al Socialismo, y llegó a afirmar incluso que “este grave atentado se ejecuta como una forma de venganza perpetrado por la derecha fascista, por los llamados pititas y plataformas, contratando sicarios y matones”.

Sin embargo, el Ministerio de Gobierno salió el jueves 29 al paso de esas acusaciones para revelar que el dirigente Gutiérrez fue golpeado de manera brutal y que los directivos de la clínica CEMES de La Paz, donde fue atendido, no permitieron el ingreso de Derechos Humanos, el Ministerio Público ni la Policía, para que sea entrevistado cuando se encontraba con vida.

El ministro Murillo aseguró que “algo se quiere ocultar”, y que por eso ordenó el inicio de un proceso contra los ejecutivos de la clínica privada. 

Por lo que se sabe hasta ahora, la familia del dirigente minero no permitió que se hagan visitas cuando la víctima de la golpiza se encontraba en la clínica, y también la misma familia es la que pidió que no se haga la autopsia de ley, como corresponde cuando se producen muertes por violencia.

Se supo igualmente que Orlando Gutiérrez estuvo bebiendo con algunos amigos y que fue en ese festejo por el triunfo del MAS en las elecciones donde habría recibido una brutal agresión que lo llevó a internarse.

Murillo recordó que Evo Morales acusó a la derecha de la agresión a Gutiérrez en un mensaje de Twitter por lo que supone que “Morales sabe más de lo que dice”, ya que –afirma Murillo- el expresidente sabría con quienes estaba bebiendo el dirigente minero ahora fallecido.

Antes del cambio de Gobierno se debe investigar quiénes eran los amigos con los que Gutiérrez compartió aquellas horas de festejo, por qué razón la clínica no permitió a a la Policía ni a Derechos Humanos ingresar a conversar con Gutiérrez cuando él aún podía hablar y probablemente revelar quiénes lo agredieron, y finalmente por qué la familia no permitió que se haga la autopsia del cuerpo.

Las absurdas manipulaciones políticas que intentan los propios colegas del dirigente muerto están fuera de lugar en este caso, por lo menos por respeto a quien era su líder y a la familia que dejó.

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