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5 de mayo de 2019, 4:00 AM
5 de mayo de 2019, 4:00 AM

La discordancia entre lo correcto y lo incorrecto, lo simple y lo complejo, está presente en muchas de las vicisitudes cotidianas del quehacer público. Sin embargo, hay contradicciones que llevan mayor connotación cuando se involucran situaciones que afectan lo urbano institucional. Aquí hablamos de una vía pública de Santa Cruz de la Sierra: el antiguo camino a Warnes, que llevaba el nombre de Avenida Norte, para después llamarse Gral. Hugo Banzer Suárez y finalmente denominarse Cristo Redentor.

La prensa escrita y los canales de televisión indistintamente colocan los avisos comerciales con estas dos referencias sobre la misma vía, sin que autoridad alguna aclare la correcta denominación de esta importante avenida. Como si Santa Cruz fuera una ciudad sin normas, sometida al capricho o ignorancia de los mercaderes citadinos sin tomar en cuenta las ordenanzas municipales vigentes.

Y en ese orden de desacato civil se enfrentan dos fuentes históricas: la ideología política, con sus ditirambos de grandeza, y la ideología o creencia religiosa que recuerda un Congreso Eucarístico que impulsó la denominación que lleva actualmente. Dos raíces convincentes de nuestro pasado urbano que dieron lugar al nombre de nuestra avenida, al igual que otros valores étnico culturales expresados en monumentos importantes de nuestra ciudad; verbigracia los monumentos al Chiriguano, a la Madre india, entre otras nominaciones singulares de nuestra ciudad. Sin olvidar la conquista y ocupación de estos territorios por Ñuflo de Chaves y los fundadores de Santa Cruz en 1561, cuyos nombres están recogidos en calles de nuestra urbe.

Dichos los antecedentes, cabe recordar la Ordenanza Municipal 081/95 del 26 de mayo de 1995 que resuelve nominar la antigua carretera norte con el nombre “Avenida Cristo Redentor”. Firmaron esta ordenanza el presidente del Concejo Municipal, Cástulo Chávez, y el alcalde municipal, Percy Fernández. Esperando el abogado octogenario que suscribe estas líneas, el cumplimiento en tiempo prudencial de las normas sobre la nominación correcta de calles, plazas y parques, para bien de nuestra ciudad.

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