Opinión

Volcar la página... mitos y espectros de la ignominia

El Deber logo
10 de agosto de 2020, 3:00 AM
10 de agosto de 2020, 3:00 AM

Por Francisco Suárez

El año 2006 acontece un momento histórico en el país, cuando ganó el Movimiento Al Socialismo (MAS) en elecciones democráticas y libres, por algo más del 50%. La asunción al poder de Evo Morales marca un hito histórico sin precedentes. El MAS, se anunciaba, como un movimiento político de grandes reivindicaciones sociales y que permitió la asunción como presidente de Bolivia, a un indígena, originario y campesino, una suerte de reencarnación de Tupac Katari. Hasta aquí es una recopilación de hechos facticos, que generaban expectativa y esperanza.

A partir de ese momento se instalaron los eslabones de la procacidad, de la sin razón y la mentira,  que seguimos arrastrando:  Se estableció por antonomasia, que nuestro nuevo presidente, era un hombre sacrificado de trabajo de campo, de poncho, llu´chu y ojotas. Un alma superior,  de pulcritud y honestidad acrisolada, pero era todo lo contrario

Inclusive algunos periodistas y politólogos serios y de prestigio intelectual se equivocaron al asumir en la imagen del presidente indígena blasones y virtudes paradigmáticos que Evo Morales nunca tendrá.

Quizás la mirada equivocada de muchas personas de buena fe se debió a que, al amanecer, la sombra de los enanos nos parece gigante.

Con el advenimiento del nuevo gobierno masista se instaló un concepto sesgado, que nominaremos como la posverdad -que es una mentira camuflada o disfrazada-. Primero, diremos que el MAS ganó las elecciones con mayoría absoluta, pero también afirmamos categóricamente que de esa votación lograda, más de la mitad fue de la clase media en general, que se opuso a la política entreguista de las empresas estratégicas del país, sobre todo de YPFB cuyo patrimonio es histórico y sagrado. El MNR no tuvo la misma percepción y ese fue un gran error y un delito porque ese ‘oro negro’ fue defendido con la sangre valerosa de nuestros padres y abuelos en la Guerra del Chaco, sin ceder un litro de petróleo al enemigo. Por eso mismo se debía reivindicar valores y sentimientos ancestrales que el ‘gonismo’ entregó a las transaccionales en forma prepotente y desalmada.

Esa herencia está en cada boliviano y arrancarla de raíz fue como quitarnos el alma y el corazón. Como la línea masista mostraba raíces de un nítido nacionalismo, llegó como anillo al dedo y se vio como la opción para recuperar nuestra identidad perdida. Fue un voto ciudadano con convicción y unido en todos sus estamentos sociales y por eso se ganó las elecciones. Pero, a decir verdad, fue la única elección nítida y real que ganó el MAS por la coyuntura expuesta. Las otras fueron amañadas y fraudulentas.

¿Pero quién era el líder campesino que llegó a la Presidencia de Bolivia, Juan Evo Morales Ayma?    Su origen es campesino, pero su padre fue comerciante. En consecuencia, labores de campo nunca practicó y menos valoró. Lo único bueno que aprendió fue a levantarse muy temprano, pero hasta ahora no sabe para qué.

Nunca perteneció a un gremio respetable. Y nunca fue dirigente campesino ni minero, que son las instancias vanguardistas y combativas de nuestra realidad social boliviana.  Fue el primer presidente cocalero, al ser miembro del sindicato del Chapare, que es el sector más oprobioso y vergonzante del país, donde el comercio de la droga es evidente.

En su perfil personal y político es un ser simple, de inteligencia limitada y torpe. Su instrucción escolar de nivel primaria, pero en su formación moral, su apellido es una paradoja del destino. La formación teórica de carácter político fue limitada, por su poca capacidad para elucubrar y especular. Solo fue hombre de "choque", de bloqueo y destrucción.

Será conocido como el presidente de las cenizas y de la frustración, sobre todo por el desencanto de los militantes honestos y capaces, así como de los pueblos aimara y quechua, a los que decía falsamente representar, sin hablar ninguno de esos idiomas nativos.

Es una personalidad con vacíos, oscuridades y muchísimas contradicciones. A eso se debe el peligro de haber conformado milicias "Evistas" - antagónico a la filosofía del MAS, como proyecto político - que son hordas delincuenciales sin ideas, ni proyectos, y con pasiones retorcidas, llenas de rencor, odio y maldad.

En el proceso de cambio debemos vislumbrar la belleza y la grandeza del mismo y nunca la miseria y el espanto. Se debe enfrentar la guerra contra el hambre. Guerra, contra la dependencia y sometimiento. Guerra, contra la opresión, la mentira y el embuste. No guerra para acallar ansias de libertad y democracia, contra vidas humanas y menos de compatriotas. Eso es irracional y perverso.

Deben diseñar la línea programática y conceptual de un nuevo partido, donde se premie la capacidad, el trabajo, el esfuerzo, la honestidad, y sobre todo la solidaridad y humanidad con nuestros semejantes, y para esto debe arrumbar con todos los canallas, para recuperar la paz y el respeto perdido.

Los bolivianos debemos conservar siempre la dignidad para evitar ser sometidos. La integridad del ciudadano boliviano es el máximo orgullo que tenemos y apreciamos.  Pertenecemos a un pueblo estoico y resuelto, que sabrá defenderse con valor y sobre todo con honor cuando las circunstancias así lo exijan. Ahora debemos volcar la hoja del pasado y mirar el futuro con arrogancia, con fe y esperanza.

José Francisco Suarez Guzmán

Psicopedagogo y Especialista en Ciencias de la Educación y Prevención de Conflictos

Tags