19 de mayo de 2022, 4:00 AM
19 de mayo de 2022, 4:00 AM


El expresidente del Gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero, a quien se conoce mejor por su segundo apellido, ha estado nuevamente en Bolivia en días pasados, en su sexta visita al país desde que dejó la Presidencia del Reino de España, en 2011. Debe ser el expresidente de otro país que más veces ha estado en Bolivia.

Vino en misión política a reunirse por separado con el presidente Luis Arce, el vicepresidente David Choquehuanca y el expresidente y jefe del MAS, Evo Morales.

¿Qué tiene que hacer un exmandatario de otro país sosteniendo reuniones con los principales gobernantes y líderes políticos del país? ¿A título de qué representación desarrolla esos encuentros? Son preguntas que surgen ante alguien que aterriza con una frecuencia llamativa en suelo boliviano.

No vino, ciertamente, por simple cortesía o porque no tenía nada que hacer en su residencia de tres plantas de Valdemarín en Aravaca, al lado del Hipódromo de La Zarzuela, en el exclusivo barrio considerado el Beverly Hills de Madrid, que compró en marzo de 2019, en 800 mil euros.

De su reunión con Arce y Choquehuanca no trascendió mucho, pero sí de su encuentro con Evo Morales en el trópico de Cochabamba, que fue incluso transmitido en parte por Facebook live desde la cuenta del jefe del MAS.

En ese encuentro ambos intercambiaron elogiosos conceptos y se trataron de “presidente”, como se estila en el protocolo internacional que en el país no siempre se toma en cuenta. Morales dijo de su par: “Somos hermanos del alma, somos compañeros de lucha”; mientras Zapatero contó que aprendió muchas cosas de Morales, entre ellas, dijo, estar con la gente humilde y “no rendirse nunca”.

Durante su visita, el ex mandatario español se alineó una vez más con la teoría del supuesto golpe de Estado, como llaman al fraude y la sucesión de octubre y noviembre de 2019, y dijo que “querían terminar con la democracia, con el cambio social”.

Zapatero llegó de Colombia, adonde viajó para reunirse con el candidato presidencial de izquierda Gustavo Petro, a quien expresó su apoyo para las próximas elecciones de ese país, el 29 de mayo.

Las reacciones a esas expresiones de intromisión en política interna no se dejaron esperar, y el ex presidente colombiano César Gaviria salió a recordar que Zapatero ha sido el principal aliado del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, en contra de la comunidad internacional.

Y no solo de Maduro. Zapatero se ha convertido en el defensor de los gobiernos socialistas o populistas de América Latina, entre ellos -además de la Venezuela de Maduro y la Bolivia de Morales y Arce- de Cuba, Nicaragua y Argentina.

Por esas razones llama la atención su presencia en Bolivia. Hay quien dice que es un enviado de Maduro para tratar de convencer a Arce y Morales de dejar de lado su distanciamiento. Quizá en esa lógica se inscriben las declaraciones que hizo en Chapare, cuando pidió a los cocaleros “hacer fuerte al Gobierno y apoyar al presidente Luis Arce”.

Zapatero, de nula actividad política en la España que él gobernó entre 2004 y 2011 cuando tuvo que renunciar y convocar a elecciones anticipadas por la mala situación económica en la que se encontraba su país, opera en América Latina para rearticular un frente regional de izquierda y en el caso de Bolivia para reconectar a los líderes del MAS, según el diplomático boliviano Jaime Aparicio.

Cualquiera que fuera la misión de Zapatero, habría que preguntarse quién financia sus movimientos y quién le paga los honorarios por sus servicios. Porque en política nada es gratis.

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