Viejos conocidos, el albiverde y el xeneize, lo mismo que Raldes y Russo. El refinero le cedió su cancha al equipo argentino con el recuerdo de aquella noche en La Bombonera

26 de abril de 2021, 9:03 AM
26 de abril de 2021, 9:03 AM

Por: Chino Tapia

Cosas de la Copa Libertadores. Boca Juniors y Oriente Petrolero volvieron a encontrarse después de treinta años. Esta vez no disputaban nada, simplemente por un gesto de cortesía del boliviano con el argentino.

Oriente le cedió su cancha a Boca para que entrene antes de enfrentar a The Strongest, a raíz de la amistad del entrenador xeneize, Miguel Russo, y el presidente albiverde, Ronald Raldes. Russo dirigió a Raldes hace unos años en Rosario central.

Pero Oriente y Boca ya se conocían. No eran amigos pero ya se habían estrechado la mano en una noche de Copa, hace tres décadas, al sellar un pacto que beneficiaba a los dos y perjudicaba a un tercero en discordia: River Plate.

Fue un 5 abril de 1991, en La Bombonera, en ese estadio que dicen que tiembla y mete miedo, a unos pasos del Riachuelo de Buenos Aires.

Boca Juniors era amplio favorito para lograr el triunfo ante Oriente Petrolero en un partido que podía definir la suerte de tres equipos de los cuatro equipos del grupo. Un empate dejaba fuera a River Plate y clasificaba a Boca y Oriente.

La Libertadores ofrecía tres cupos por cada zona a octavos de final en ese entonces. Bolívar ya estaba clasificado, a Boca y Oriente les alcanzaba un punto más para avanzar. River esperaba la derrota de alguno de los dos para seguir en carrera. Lo consideraba un hecho dada la condición de local de Boca ante Oriente.

Parecía un simple trámite. En la ida, Oriente había ganado 1-0, pero pensar en un triunfo o en un empate era como una vana ilusión. En la jerga futbolera, el albiverde era pan comido para el xeneize.

Sin embargo, lo imposible empezaba a ser probable a partir de un rumor que se agrandaba. La hinchada de Boca exigía a los jugadores de su equipo pactar un empate para dejar fuera de la Copa Libertadores a River Plate, el primo hermano que se convirtió en archirrival, pero que para los barrabravas alcanzaba la categoría de enemigo al que había que hacerle daño en cualquier terreno.

La 12, el grupo dominante de la barra boquense, se acercó amenazante al plantel a ordenarles que perjudicaran a River, obligando a que empataran el partido para que ello ocurriera. El triunfo no servía para lograr el cometido, tenía que ser empate.

“En la semana previa hubo algo con el Abuelo. Cada vez que jugábamos contra River, levantaba el teléfono y escuchaba su voz: ‘¡Nene, mirá que el domingo hay que ganar’”, contó Latorre en los medios argentinos, haciendo alusión al jefe de la barra brava de Boca.

“Ese era el Abuelo. Pero en este partido en particular, que fue un viernes, nos llamó, con un tono intimidatorio. ‘Miren que el viernes hay que dejar afuera a River. Tienen que empatar porque si no se pudre todo’. Yo puedo garantizar que Tabárez no sabía nada de nada. Es más, yo arranqué en el banco. Como el partido estaba trabado, me hizo ingresar para ganarlo”, agregó el hoy comentarista deportivo.

Llegó el día del partido. Una noche negra se avecinaba en Buenos Aires y en el fútbol de la Copa.

El acuerdo de Boca y Oriente se pactó fuera de la cancha. La orden fue que ninguno de los equipos convierta un gol. Con el paso de los minutos algunos se olvidaban del acuerdo, intentaban buscar el arco contrario, pero al tiro recibían una reprimenda.

“La primera que toqué fue al palo. Yo sabía todo. Y me miraron. Entré para ganar el partido. Vino un compañero y me dijo: ‘Nene, la puta que te parió. Quedate al lado mío, no te muevas porque te voy a cagar a trompadas’. Veníamos de momentos bravos. La 12 había entrado un par de veces al vestuario. No con armas de fuego, pero sí entraron a apretar. El domingo te pinchaban la rueda o llamaban a tu familia”, recuerda Latorre.

Del lado boliviano, Wilson Ávila hace memoria y según su versión, fueron los dirigentes los que llegaron a ese acuerdo, considerado hoy como uno de los grandes fraudes del mítico torneo de la Conmebol.

“Lo único que puedo decirle es que entre dirigentes se manejó eso. En la cancha, estaba claro que teníamos que quedar empatados. En un momento de esos casi le hago un golazo de colgadita al arquero Navarro Montoya…me trataron de ambos lados…los argentinos me dijeron: ‘Che bolita, qué te pasa, cuidá el empate’”, cuenta Ávila.

Sin embargo, Francisco ‘Pancho’ Takeo, en el programa Gente de Fútbol que se emitía en Activa Tv, relató que el Abuelo, que era el jefe de la barra brava de Boca, entró en el camarín nuestro antes del partido y les dijo: “Ya está todo hablado con los jugadores de Boca, el partido tiene que terminar empatado para dejar afuera de la Copa a las Gallinas. Así que no se hagan los distraídos porque no salen vivos de acá”.

Consumado el empate, la eliminación de River Plate y la clasificación de Boca Juniors y Oriente Petrolero, llovieron las críticas en Argentina y Bolivia.

El portal Infobae recordó que “el árbitro presentó un informe en el que argumentó falta de esfuerzo de los dos equipos, con el agregado de que el ‘Maestro’ Tabárez hizo ingresar a Diego Latorre y este, cuando se animó a encarar y patear al arco, fue abucheado por el público local, que como muestra del resultado que quería aplaudió a todo el conjunto boliviano en el cierre del juego, que en los últimos minutos tuvo a ambos equipos pasando el balón en su campo”.

“Hay que saltar, hay que saltar, el que no salta quiere ganar”, cantaba la gente de Boca, aquel Viernes Santo, alentando a pecar.

El telón bajó lento. La obra había llegado a su fin. Los protagonistas habían sido fieles al guion.