12 historias de éxito

6 de agosto de 2024, 4:00 AM
6 de agosto de 2024, 4:00 AM



Las historias de éxito de estos 12 bolivianos son muy buenos motivos para celebrar este 6 de agosto. No es un misterio que la memoria histórica de este joven país está plagada de sobresaltos, luchas y conquistas, pero a eso hay que agregar que sin importar los retos y las circunstancias de inestabilidad, el hombre y la mujer boliviana son gente de trabajo, ideales, sueños y mucho empeño, que lo hacen destacar a donde quiera que va. 

En esta fecha con tanta carga cívica y emocional hemos encontrado seis buenas razones para sentirse orgulloso y "brotar pecho", como dice este titular. 

Lo invitamos a recorrer la vista y concentrar la lectura en cada caso. Empezando por los jóvenes hermanos Wang, que han llegado a crear un exoesqueleto que imita movimientos humanos, y que están adaptando para que pueda servir con fines médicos y hasta laborales. 

También le contamos los logros de un pequeño gigante, Jared, que con sus escasos 10 años ha ganado una prestigiosa competencia de matemáticas, superando a 900 opositores de 36 diferentes países.

La lista suma y sigue. María Arroyo emigró a EEUU y fue escalando posiciones. De trabajar en un restaurante, con mucho esfuerzo y años de dedicación, se convirtió en propietaria del mismo, que ahora ha llegado a forjar 10 sucursales.

Imposible no incluir al grupo musical Octavia, que con tres décadas y media está en estos momentos de de gira por Europa, recorriendo ciudades de España e Italia.

Otro grato ejemplo es el del fotógrafo beniano Carlos Rodríguez, que ahora retrata a famosos de la farándula, y cuyas instantáneas han llegado a
publicarse en prestigiosos medios como People en español, ¡Hola! y Forbes.

La historia de la psicopedagoga Raquel Becerra es una que llena de mucha satisfacción. Su logro es haber defendido a capa y espada un proyecto de escuela intrahospitalaria para pacientes con cáncer en el Oncológico. Ahora la escuelita en ese hospital es imitada en el resto del país, marcando una huella de amor y resiliencia.

Otra boliviana que es un ejemplo de de vida es Gabriela Salinas, la boliviana que venció tres veces al cáncer y que ganó la nominación Demócrata a la Cámara de Representantes de Tennessee (EEUU). Su cruzada es en pos de acceso a medicamentos en la lucha contra el cáncer y otras enfermedades, que ella misma padeció.

No menos interesante es la historia de Ana Chipana, una boliviana que se convirtió en la embajadora de la quinua en EEUU. Sus recetas en base a este grano de oro de gran valor nutricional, que se cultiva en nuestro país, llegó a formar parte de la dieta alimenticia de los astronautas de la NASA.

El noveno personaje que destacamos es el arquitecto e ingeniero Freddy Mamani, el mundialmente famoso creador de los cholets. Su creatividad ha abierto un nuevo estilo en la construcción que se ha denominado neoandino. No solo es un constructor famoso que supo imprimir sello propio a sus obras, también es un hijo del campo que libró grandes obstáculos para llegar hasta donde está.

Imposible no tener en la lista a Héctor Garibay, su pasión por el atletismo lo llevó a especializarse en carreras de larga distancia, donde ha logrado importantes triunfos. La participación de Garibay en los Juegos Olímpicos de París 2024, programada para el 10 de agosto, muy cerca de la celebración de la independencia de Bolivia el 6 de agosto, hace que su presencia en la competencia tenga un significado aún más especial para el país.

Este selecto grupo no estaría siendo justo de no incluir a Vladimir Suárez, el único boliviano en ganar dos Grammy, el máximo reconocimiento a la música. El joven que salió del Instituto de Bellas Artes de Santa Cruz y que llegó con 200 dólares en el bolsillo a México ha hecho historia para nuestro país y por él 'brotamos pecho'. 

Finalmente, el periodista Roberto Navia cierra este grupo, que con su pluma, a la que se le dio forma desde EL DEBER, y que lo llevó a ganar importantes premios internacionales, ha sabido forjarse un espacio contando la realidad desde una mirada particular. 

Revolucionan la robótica en Bolivia con un exoesqueleto que imita los movimientos humanos

Los hermanos Wang Jallaza crearon un prototipo de esqueleto humano con piezas impresas de plástico que funcionan a través de diferentes motores que tiene conectados y que cumple las mismas funciones móviles del aparato locomotor humano



Por Ariel Melgar

Yulin Jorge y Yu Long Ricardo Wang Jallaza son dos hermanos cruceños que han sido galardonados nacional e internacionalmente en torneos de robótica y que ahora utilizan sus conocimientos para desarrollar un novedoso exoesqueleto humano que ayudará en la rehabilitación de personas discapacitadas y que puede realizar trabajos de alto riesgo.

Los estudiantes presentarán este proyecto denominado ‘Exotechno’, en concursos internacionales de robótica que se desarrollarán a finales de año en Colombia, México, España y China, y que serán organizados por la Sociedad Latinoamericana de Ciencia y Tecnología (Solacyt)

“Hemos obtenido las acreditaciones para participar en estos torneos mundiales ganando 30 medallas de oro y plata en los concursos nacionales de ´Robo Matrix´ e ´Info Matrix´, que se desarrollaron en La Paz, y nos sentimos orgullosos por volver a representar a nuestro país”, dijo Yulin Jorge, de 18 años.

Yulin Jorge cuenta que sus prototipos responden a una necesidad social, pues buscan solucionar un problema y hacerles la vida más fácil a las personas.

Estas funcionalidades de sus inventos son lo que les ha llevado a los dos jóvenes hermanos a ganar innumerables concursos de ciencia y tecnología y a recibir reconocimientos del Colegio Británico, la Asociación Departamental de Colegios Privados (Adecop), la Dirección Departamental de Educación, del Ministerio de Educación, de Agencia de Gobierno Electrónico y Tecnologías de Información y Comunicación (Agetic).

Yu Long Ricardo cuenta que en el proyecto ‘Exotechno’ crearon un prototipo de esqueleto humano con piezas impresas de plástico que funcionan a través de diferentes motores que tiene conectados y que cumple las mismas funciones móviles del aparato locomotor humano.

Este robot ya fue presentado en un concurso nacional, pero actualmente está siendo mejorado con la finalidad de que realice con exactitud trabajos de alto riesgo en la minería, industria o construcción. Además del área médica, sirviendo de prótesis para ayudar a la rehabilitación de personas con discapacidad.

“Es robot tiene un exoesqueleto que se debe colocar una persona para manipularlo. Luego el robot detectará sus movimientos y los imitará, puede mover los brazos, piernas o agacharse, es decir tiene los mismos movimientos del cuerpo humano”, explicó Yu Long Ricardo, de 16 años.

Ambos estudiantes han compartidos sus conocimientos y experiencias con escolares, universitarios y docentes en eventos realizados por la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno y la Dirección Departamental de Educación de Santa Cruz.

Jared, el genio matemático de 10 Años que enorgullece a Bolivia

Sin embargo, detrás de este gran logro se esconde una realidad que no puede ser ignorada. La familia de Jared ha enfrentado dificultades económicas para costear su participación en competencias internacionales



Por Eduardo Ruilowa

Un pequeño gigante boliviano ha dejado su huella en el mundo de las matemáticas. Jared Andrew Rivero Montes, un niño orureño de tan solo 10 años, ha logrado lo que pocos imaginaban: obtener medalla de oro en la prestigiosa Olimpiada Copernicus, en Nueva York (EEUU), superando a miles de competidores de todo el mundo.

Su pasión por los números nació cuando apenas era un bebé. Con solo dos años, Jared ya demostraba una curiosidad innata por las sumas y las restas, mucho antes de empezar el preescolar. Su madre, Sandra Montes, recuerda con una sonrisa cómo su pequeño hijo 6le pedía constantemente que le enseñara nuevos cálculos.

“Desde chiquito, Jared siempre fue muy curioso sobre los números. Le encantaba sumar, restar y multiplicar. Le compraba juegos didácticos, pero él quería más. Siempre estaba adelantado a su edad”, cuenta Sandra con orgullo.

El camino hacia la medalla de oro no ha sido fácil. Jared ha dedicado innumerables horas a estudiar y practicar, sacrificando muchas de sus actividades favoritas como el tenis o el fútbol. Con el apoyo incondicional de su familia y de sus tutores, ha logrado superarse y demostrar que todo esfuerzo tiene su recompensa.

"Al principio era solo yo enseñándole, pero pronto vimos que necesitaba más. Participó en su primera competencia en segundo grado, y desde ahí no ha parado de ganar medallas, relata Sandra. Su primera gran victoria fue en una competencia local, la Quirquimat, donde obtuvo su primer oro.

En Nueva York, Jared compitió contra 900 participantes de 36 países y emergió como el ganador absoluto en su categoría. "Me siento orgulloso de mí mismo porque esta medalla representa mi sacrificio", dice Jared con una madurez sorprendente para su edad.

La noticia del triunfo de Jared ha generado una gran alegría en Bolivia. El pequeño prodigio se ha convertido en un símbolo de esperanza y de las grandes posibilidades que tiene la juventud boliviana.

“¡Nuestra niñez boliviana brilla con fuerza a nivel mundial!”, afirmó el presidente Luis Arce en sus redes sociales. “Enviamos un cálido abrazo a Jared por su sobresaliente participación, que enaltece el nombre de Bolivia y se convierte en inspiración para nuestra niñez”, añadió en su posteo.

Sin embargo, detrás de este gran logro se esconde una realidad que no puede ser ignorada. La familia de Jared ha enfrentado dificultades económicas para costear su participación en competencias internacionales.

"El costo de participar en Nueva York fue de 1.800 dólares, sin contar los pasajes, solo la inscripción", menciona Sandra. “Hemos tenido que hacer muchos sacrificios para que Jared pueda participar”, confiesa.

Jared tiene grandes planes para el futuro. Aspira a convertirse en un ingeniero aeroespacial y trabajar en la NASA. "Quiero ser el primer boliviano en ir al espacio", afirma con entusiasmo.

“Su sueño es tan grande como su talento. Y con el apoyo de todos, estamos seguros de que Jared alcanzará todas sus metas”, afirma orgullosa su mamá.



Llegó a EEUU hace 29 años y ahora es dueña de un restaurante con 10 sucursales

Con años de esfuerzo, María Arroyo se convirtió en una de las propietarias



Por Tanya Imaña

La boliviana María Arroyo vive en Arlington, Virginia (EEUU) desde hace 29 años. Desde que llegó a ese país trabajó en un restaurante de comida rápida, Crisp & Juicy, pero después de 25 años se convirtió en una de las propietarias.

María -paceña de nacimiento- cuenta que dos de sus hermanos fueron los primeros en llegar a Estados Unidos y que, poco a poco, la llevaron a ella y a su hijo; a su hermana y a su mamá, que había enviudado siendo todavía joven.

Actualmente el restaurante de María posee diez sucursales, presentes en Maryland, Arlington y Washington. María destaca el sabor latino del menú que ofrece, que asegura es del gusto de las personas locales. No solo el estilo de preparar los alimentos, sino también los aderezos y las guarniciones.

“Sabemos que aquí hay mucha gente de Bolivia, que sigue los pasos míos y qué lindo, me siento orgullosa de ser una más de ellos (…) Todo mi corazón, mi cultura y todo está aquí, dentro. Y eso no la voy a dejar jamás. ¡Viva Bolivia!”



Octavia, más de tres décadas haciendo música: ahora de gira por Europa

En julio pasado, la Cámara de Diputados les otorgó un reconocimiento por ser la banda de rock boliviana más representativa de su género



Por Tanya Imaña

En diciembre pasado, los músicos paceños cumplieron tres décadas y media haciendo música; todo comenzó cuando conformaron Coda 3, a finales de la década de 1980; casi una década más tarde, cambiaron de nombre -a Octavia- para grabar con Sony Music y llevar su música, que fusionaba ritmos nativos bolivianos con rock y pop, fuera del país.

Desde finales de julio pasado se embarcaron en la segunda parte de su gira internacional El origen del caos, con la que recorren distintas ciudades de España e Italia:  Madrid, Valencia, Barcelona y Murcia, además de Bérgamo.

Pero antes de partir, dejaron un documental, de Gory Patiño, en el que cuentan cómo van las cosas 30 años después de Después de ti, una de las canciones más icónicas de la banda, que fue compuesta cuando aún eran Coda 3.

Después del después -nombre del documental- se proyectó en diversas salas de distintas ciudades del país, y se mantiene disponible para el público en la Cinemateca (La Paz).

La exhibición del filme estuvo acompañada de conciertos acústicos en La Paz, Oruro y Cochabamba.

En ocasión del aniversario independentista de La Paz, en julio pasado, la Cámara de Diputados les otorgó un reconocimiento:“Por su gran trayectoria en el ámbito de la música folk rock y pop, contribuyendo con su gran acervo musical a la ciudad Maravilla y Bolivia; muy reconocida como la banda de rock boliviana más representativa de su género a nivel nacional e internacional. Este tipo de características distinguen y realzan al Estado Plurinacional de Bolivia”.

Octavia está compuesta por Omar González (voz), Simón Luján (Guitarra), Vladimir Pérez (bajo) y Martín Fox (batería). Como Octavia llevan 12 discos, tanto de estudio, como grabados en vivo; mientras que los álbumes de Coda 3 suman cuatro.



Con cámara en mano, Carlos Rodríguez se abre un espacio retratando a los famosos

Ha sido convocado para fotografiar a estrellas de la televisión, la moda y las reinas de belleza. Trabajó para los Premios Billboard, el Miss Universo y el New York Fashion Week



Por Lourdes Molina

El famoso sueño americano siempre estuvo presente en su mente, sabía que iba a costar, que no sería nada fácil, pero aún así se atrevió, se lanzó con todos sus miedos a cuestas y ahora empieza a cosechar lo que ha sembrado con mucho sacrificio. Se trata de Carlos Rodríguez, un joven beniano, que se mueve en una de las ciudades más cosmopolitas del planeta, Miami - Estados Unidos.

Con 31 años de edad y su cámara fotográfica en mano, comenzó su travesía directo hacia México, allí hizo algunos contactos y fue cuestión de semanas para saltar hacia los Estados Unidos.

Carlitos, como le dicen sus amigos, ha sido convocado para retratar a estrellas de la televisión, la moda y las reinas de belleza. Trabajó para los Premios Billboard, el Miss Universo y el New York Fashion Week.

Su pasión por la imagen lo llevó a varias ciudades de los EEUU y actualmente su punto de acción es Miami. Sus trabajos se publicaron en las prestigiosas revistas Forbes, ¡Hola! y People en español e hizo colaboraciones con Netflix. Ha retratado a Andrea Meza (2020), Harnaaz Kaur Sandhu (2021), R'Bonney Nola Gabriel (2022) y Sheynnis Palacios (2023), cuatro de las mujeres que ostentan la corona de Miss Universo.

En otras palabras, los surcos de este joven artista recién comienzan a forjarse para una carrera que promete mucho.

“No hay muchos bolivianos en el medio y se sorprenden cuando digo mi país de origen, eso me da mucho orgullo. No es nada fácil estar lejos de la familia, de lo que uno conoce, pero al mismo tiempo se siente una gran satisfacción poder lograr lo que uno se propone”, confiesa el fotógrafo, a tiempo de saludar a todos sus compatriotas, en especial a los jóvenes que sueñan en grande y trabajan a diario para hacer que esos sueños se hagan realidad.



Raquel abrió la primera escuela intrahospitalaria para pacientes con cáncer

Su ejemplo de éxito se replicó y ahora su proyecto está en todo el país



Por Jéssica Vega

‘Un sueño hecho realidad’, así es como califica Raquel Becerra Rodríguez la

escuela intrahospitalaria de niños con cáncer, espacio que luchó por conseguir trabajando desde sus inicios como voluntaria, proyecto que hoy se ha replicado en muchos hospitales a escala nacional.

En el Instituto Oncológico del Oriente Boliviano (IOOB), en la capital cruceña, fue el lugar donde se abrió la primera escuela intrahospitalaria, proyecto que dio continuidad Raquel desde 2003, luego de ser desafiada para ser ‘maestra’ para los pacientes con cáncer, a quienes atendería inicialmente para darles terapias de entretenimiento mientras esperaban por sus tratamientos.

Su primera visita y contacto con los pacientes con cáncer marcó en su vida y eso la llevó a ver la necesidad en generar un cambio en los niños que acudían por obligación y en negación al hospital y como estrategia para animarlos empezó a ofrecerles un espacio donde ellos puedan divertirse, aprender de forma didáctica y así cambien su tristeza en alegría.

Diez fueron los pacientes que Raquel vio su primer día, postrados en sus camas, recibiendo y esperando largas horas sus tratamientos, en un ambiente lleno de tristeza. Eso hizo que Raquel impulse que se cree la "Escuelita para la Vida y que esta sea avalada por el Ministerio de Educación, haciendo que los niños no pierdan su formación educativa y continúen estudiando mientras luchan por salvar su vida.

Pero antes de que las clases en la Escuelita para la Vida estén avaladas y acreditados por el Ministerio de Educación, Raquel tuvo que presentar un proyecto e insistir en diferentes instancias del Gobierno para que sea tomada en cuenta su escuelita y así, los niños que padecían cáncer no deserten en la educación.

El cambio que reflejaban los niños con cáncer fue notorio, los pacientitos empezaban a exigir a sus padres que los lleven a la ‘Escuelita para la vida’, lo que hizo en Raquel aceptar trabajar como voluntaria durante mucho tiempo, pero poco a poco su trabajo llegó a oídos de empresarios y a grupos voluntarios, haciendo que sea contratada por ellos para que no abandone la maravillosa iniciativa.

Raquel cuenta que paralelamente trabajó en un colegio privado, pero nunca se animaba a abandonar a los niños con cáncer, su escuelita era todo para ella, es así que con el tiempo abandonó sus otros oficios y se dedicó en pleno a la escuelita del Oncológico.

Recuerda que un cuaderno y unos lápices de colores fueron las herramientas que llamaron la atención de los pacientes con cáncer, y verlos entusiasmados hizo que ella escriba en un libro su sueño. “Empecé a escribir que quería tener consolidada esta escuelita, tener un salón grande donde ellos puedan estudiar y gracias a Dios se logró", explicó la psicopedagoga.

“Este sueño se concretó a través de muchos grupos voluntarios, organizaciones sin fines de lucro y empresas que construyeron la escuelita. Muchas personas desconocían este lugarcito, pero poco a poco confiaron y nos cedieron hasta el terreno porque vieron que los niños podían motivarse y ahora nuestros niños tienen un espacio personalizado”, expresó Becerra.

El pasado 2 de agosto, Raquel cumplió 49 años de vida, 21 de ellos se dedicó a enseñar a sus pacientes con cáncer, a quienes considera como "sus ángeles" 
que la cuidan, y asegura que la han salvado a ella y a su familia de muchos accidentes y problemas.

Los padres de los pacientes con cáncer y hasta los mismos niños la quieren como si fuera una segunda mamá de los pacientes y aseguran que ella ha transformado el dolor de muchos en esperanza de vida, inyectado la alegría para motivarlos a seguir luchando contra una grave enfermedad.

La psicopedagoga que hoy es conocida como la ferviente defensora de la educación emocional de los pacientes con cáncer, asegura que sus inicios no fueron fácil, tuvo que aprender sobre cómo tratar a este grupo vulnerable y hasta saber dar amor y cariño a todos los niños.

Su dedicación a los niños la llevó a tener experiencias dolorosas, recuerda a uno de los primeros pacientes que acompañó durante su lucha contra el cáncer, todo indicaba que el pequeño se salvaba de la enfermedad, pero de un rato a otro, murió.

Esta experiencia causó mucho dolor y al recordarlo sus ojos quedan llorosos y su voz se corta. “Aprendí que tengo que amarlos a todos por igual, todos recibirán el mismo amor y mi cariño tiene una línea que ahora entiende que
so ellos se van, fueron amados, estudiaron y estuvieron felices en la escuelita", expresó.

De tener a 10 niños como sus primeros alumnos, pasó a tener más de 80, algunos ya son profesionales. Muchos han vencido el cáncer y ellos son motivación para los nuevos pacientes.

Raquel sigue incentivándolos a sus alumnos a que sean profesionales, dos de ellos que fueron sus alumnitos también realizan sus prácticas en el Oncológico y ayudan a los demás pacientitos.

Su vocación dice que es un legado de su padre, quien también era un maestro en una iglesia y una vez que le pidió enseñar a los niños, obtuvo la inyección para verse rodeada de ellos.

Becerra inspira a muchos con su trabajo, su familia, al principio no entendía por qué dedicaba tiempo completo a sus alumnos, pero hoy la apoyan y están pendientes de su trabajo.

Su trabajo y su proyecto inspiró a que se abran otras escuelas intrahospitalarias, no solo en Santa Cruz, sino también en otros hospitales de Bolivia. Su impacto fue positivo y eso la llena de gratitud y felicidad, de saber que los pacientes, sea el destino que les toque, reciben durante su tratamiento enseñanzas, educación y mucho amor.

“Replicaron mi proyecto, ahora el programa se llama Centro de Atención Integral Pedagógico Aulas Hospitalarias, y estamos contentos, porque ahora están en todos los departamentos”, dijo Becerra.

Sus alumnitos, los padres de los pacientes, voluntarios y personal médico, destacan su labor y la forma en que Raquel ha marcado la diferencia en sus vidas.










Una boliviana ganó la nominación a la Cámara de Representantes del estado de Tennessee, EEUU

Su incursión en la política responde a la necesidad de cambiar la realidad del acceso a los remedios y tratamientos costosos. Gaby lo ha vivido en carne propia, como paciente de cáncer que fue, en tres oportunidades



Por Tanya Imaña

Gaby Salinas ha sido nominada a la Cámara de Representantes de Tennessee (EEUU), tras una reñida votación. Ella puede ser la primera hispana en llegar a ese espacio y lo hará por el Partido Demócrata. Su objetivo es luchar por mejor acceso a la salud y a los medicamentos para los pacientes. 

Lo suyo no son solo promesas o discursos, sino que es el resultado de una vida creciendo en hospitales, que le ha mostrado la situación de personas que sufren alguna enfermedad.

Gaby tenía siete años cuando le diagnosticaron cáncer, el primero de tres. Nacida en Bolivia, a finales de la década de 1980, con ese diagnóstico, su familia se mudó a Estados Unidos, en búsqueda de un tratamiento que le devolviera la buena salud; era 1996.

“(Quiero) Trabajar para que cambien las leyes, porque no importa el qué tan buenos medicamentos hay, si la gente no tiene acceso a ellos. Una de las cosas que es como el obstáculo más grande en el tratamiento del cáncer y otras enfermedades, es el precio de los medicamentos y la seguranza médica. Entonces, para mí, por la historia que tengo, porque he tenido cáncer tres veces, es que quiero trabajar y usar mi vida para cambiar (la situación) para que no sea así”, afirma. 

La segunda vez que recibió un diagnóstico de cáncer fue a los 15 años, y la tercera a los 19.

“Casi la mayoría de mi vida he estado en el hospital, recibiendo tratamientos y necesitando medicinas. Pero ahora, últimamente, he estado en remisión, y eso, en términos de cáncer puede estar bien, pero (…) obvio que hay secuelas de los tratamientos de radiación, especialmente porque era tan pequeña cuando recibí esos tratamientos”, cuenta.

Gaby es farmacéutica y realiza diferentes actividades y apoya en eventos en el hospital en el que recibió tratamiento. Afirma que su incursión en la política fue más por las vivencias que enfrentó como paciente, que por hacer política en sí misma.

Cuando Gaby y su familia llegaron a Estados Unidos el presidente era Bill Clinton, y ella cuenta que, si bien hubo algunos logros, también hubo fracasos en cuanto a la salud en ese país. Indica que en la administración de Barack Obama hubo cambios positivos, aunque no suficientes. Ejemplifica que, en un inicio, a las personas que tenían un diagnóstico previo se les dificultaba estar aseguradas, porque el seguro médico podía rechazarlas; pero que, pese a que eso cambió, aún quedan reformas por hacer para el beneficio de los pacientes. Ella ve que la única manera de promover y hacer efectivos esos cambios, es a través de leyes y la política. 

"Pienso que, más o menos, como por obligación, tuve que estar involucrada en la política, porque esa es la única manera de cambiar y obtener mejoras que beneficien a los pacientes", manifiesta.

Gaby anima a quienes están enfrentando alguna enfermedad: “No se den por vencidos, porque la vida es muy bonita y vale la pena luchar. (…) Cuando sientan que ya no pueden más, que se acuerden que cada día que avanzas es una nueva oportunidad. Si se sienten mal o están en un momento difícil, recuerden que no va a durar para siempre. Y, que al otro lado de los momentos difíciles, hay muchos momentos bonitos también”.



Ana Chipana, la boliviana ‘embajadora de la quinua’ en EEUU que llevó el grano hasta la NASA

Sus recetas con quinua fueron base de alimentación de astronautas



Por Jéssica Vega

Su amor a la quinua llevó a Ana María Chipana Flores, una boliviana nacida en La Paz, a innovar en la gastronomía en Estados Unidos, llevándola a lo más alto imaginable, haciendo que sus recetas con ese bendito grano lleno de bondades, se consuman por astronautas de la NASA.

Su lucha por dar a conocer que en Bolivia se consume el ‘grano de oro’ y que éste es bueno para la salud la llevó a que la consideren como la ‘embajadora de la quinua’. Hoy, a sus 54 años, rema poco a poco con su misión, la misma que se vio duramente golpeada desde la pandemia, haciendo que su servicio de catering en el que preparaba sus recetas quede un poco relegado.

Pese a ello, su trayectoria que la llevó a convertirse en un faro de la gastronomía impulsando el consumo de la quinua boliviana, hace que todavía organizaciones e instituciones la inviten a participar de ferias gastronómicas en diferentes estados en Estados Unidos.

El desafío de una mejor vida la llevó a  migrar en mayo de 2000, llevando consigo su esencia culinaria que es apoyada por su esposo, Ramiro Silvestre, ambos de la mano no dejan de lado de promocionar sus recetas.

Ana y su esposo, ambos originarios de La Paz, Bolivia, arribaron a Estados Unidos hace más de dos décadas. Aunque la distancia les ha separado de su familia en Bolivia, Ana logró construir una vida exitosa en el extranjero, haciendo de la quinua su bandera.

“Después de la pandemia, muchos negocios se vinieron abajo. Decidí concentrarme en un producto específico: wafles hechos de quinua,” explicó. Aún se encuentra casi en la fase final para obtener permisos para vender los wafles en supermercados, comenzando por el mercado local en Florida, donde hay mayor cantidad de residentes bolivianos.

Su capítulo espacial de Ana Chipana la llevó a preparar platillos para los astronautas de la NASA, con lo que se siente satisfecha, por dar a conocer que en Bolivia se cuenta con un grano de oro con valor nutritivo valioso.

“Los astronautas apreciaron la calidad de la quinua y la diversidad de sus preparaciones” recordó Ana, aunque ya no entrega sus recetas a los astronautas, pero considera un logró haber hecho que Bolivia sea conocida.

A pesar de las dificultades, como su reciente enfermedad, Ana continúa participando en eventos y ferias para dar a conocer la riqueza gastronómica de Bolivia. “Siempre trato de mostrar la quinua en su mejor forma, y a veces eso significa hacer sacrificios personales. Pero la gente me conoce y me valora por mi esfuerzo constante”, dijo.

Su pasión por compartir la cultura boliviana a través de la comida es notoria, ella ha creado al menos 200 recetas con este producto y muchas fueron compartidas en sus redes sociales. “Aunque no he podido actualizar mi página con nuevas recetas, sigo comprometida con la promoción de la quinua,” dijo.

A pesar de los años viviendo en Estados Unidos, Ana mantuvo su conexión con sus raíces a través de su trabajo, incluso hace esfuerzos para viajar a Bolivia por lo menos una vez al año, ya que todos sus familiares viven en La Paz.

Después de la pandemia está consciente que para muchos ha sido difícil, los negocios han cerrado y otras personas han retornado a sus países, pero a pesar de los cambios, continúa remando con su proyecto. “Uno tiene que reinventarse para seguir adelante. Eso es lo que he hecho con mi negocio”, dijo Ana, quien ahora apuesta por introducir sus recetas en supermercados y que éstos sean vendidos en línea.



De ayudante de albañil a emperador de los 'cholets'

Freddy Mamani imprimió su sello propio en las edificaciones en El Alto, dotándolas de personalidad que ahora son un distintivo que las destaca del resto de las construcciones en el mundo



Por Edwin Condori

El reconocido arquitecto e ingeniero Freddy Mamani tiene unas cien obras ejecutadas hasta el momento y logró internacionalizar su carrera con proyectos en Francia, Brasil y Perú.

La comunidad Catavi, ubicada en el municipio Sica Sica, del departamento de La Paz, vio nacer el 1 de noviembre de 1971 a Freddy Mamani, el mayor exponente de la colorida arquitectura neoandina que emergió en la ciudad de El Alto y ahora, incluso, expande sus raíces hasta fuera de Bolivia.

Mamani es el primogénito de un maestro rural y una ama de casa, que tuvieron seis hijos. Estudió entre el campo y la ciudad en distintas unidades educativas y siempre destacó por ser uno de los mejores estudiantes. Una vez, según su versión, hasta tuvo que “reemplazar” a su profesor de quinto de primaria debido a un accidente en moto que sufrió dicho educador.

Pero no fue fácil, en el campo "tenía que ir una hora a pie hasta llegar a la escuela, iba con mi fiambre y todos los lunes izaba la bandera y a la vez tenía que recitar”, dijo en una entrevista con EL DEBER.

Desde su niñez empezó a inclinarse por la construcción sin saber que años después se iba a convertir en el denominado rey o emperador de la arquitectura neoandina. “Desde niño jugaba con mis hermanos haciendo pequeñas ciudadelas con piedras y barro en diferentes lugares donde cuidábamos a nuestros rebaños”, contó.

Mientras avanzaba en su formación escolar, migró a Caracollo (Oruro) a continuar con sus estudios y luego a El Alto, donde, en un colegio nocturno, terminó el bachillerato.

“Acabado mi bachillerato, mi papá me llevó a la ciudad de La Paz como su hijo mayor, (…) ahí empecé a jugar con el cemento, el ladrillo, la arena y así empezó todo. Empecé a trabajar de ayudante de albañil", señaló.

Pero no se quedó ahí. Desde colegio, según recuerda, quiso ser ingeniero y su padre también le instaba, de manera constante, a ser “algo mejor” que él, por lo que, en un primer momento de su proceso de formación académica, ingresó a estudiar la Carrera de Construcciones Civiles en la Facultad de Tecnología, de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA).

Identificó a esa etapa de su vida como uno de sus “mayores fracasos” porque concluyó su estudio de Construcciones Civiles en 10 años y a él le hubiera gustavo terminar en menor tiempo. Pero no fue posible debido a que tenía que trabajar e incluso, a veces, debía cumplir el rol de padre y madre para sus hermanos menores, mientras su papá iba a cumplir con sus funciones laborales y su madre se encontraba en el campo.

“Era todo un problema para mí estudiar, pero siempre soñaba con ser algo y así logré mi primer título, pero todavía no había cumplido mi sueño de ser ingeniero. (De todos modos), después de terminar mi primera carrera, vi el contexto social de El Alto y dije: no tiene identidad arquitectónica y en la universidad no nos enseñan a valorar lo nuestro, ¿por qué no puedo innovar algo único y diferente?”, se preguntó.

La primera obra

Su idea de promover una nueva tendencia arquitectónica, finalmente, fue plasmada en una primera obra construida gracias a la confianza que depositó en su persona un primer propietario de la ciudad de El Alto, que quería tener una casa "única".

“Recuerdo muy bien a ese primer propietario, me dijo que me había seguido por las calles de El Alto, que había visto que hacía bonitas fachadas. Me dijo que viajaba a China y que quería algo único”, indicó.

Esa su primera obra, de arquitectura neoandina, la empezó a construir en 2002 en la avenida Juan Pablo II, a la altura de la actual edificación de la Universidad Pública de El Alto (UPEA), y la concluyó en 2005.

Pero, “ni bien estábamos acabando la construcción, salió una noticia de esa obra en dos planas de un periódico y para mí eso fue como un premio único, nos comunicamos entre los maestros constructores y dijimos: ya estamos publicados en el periódico. Yo, como profesional nuevo, me alegré bastante y de ahí empezó a producirse muchas obras en El Alto en una época del ‘boom’ (o auge) de los cholets”, señaló.

¿Cholets o arquitectura neoandina?

Según Mamani, “cholet” es un denominativo despectivo, de la combinación de los términos chola (mujer de pollera) y chalet, que se dio para identificar a este estilo de construcción de coloridos edificios con una vivienda familiar en su cima.

“Entonces, ahora, para mí, el cholet ya es como un término artístico y la arquitectura neoandina, un término académico. Además, actualmente, tanto el cholet como la arquitectura neoandina los tengo registrados como de mi propiedad”, informó.

Internacional

Después de más de 20 años del comienzo de su primera obra de arquitectura neoandina, Mamani no recuerda con precisión la cantidad de edificios que ya construyó junto a su equipo de trabajadores, pero sí asegura que solo en El Alto superan los 70 proyectos ejecutados  y que en general suman alrededor de 100. Y es que, aunque todo empezó en El Alto, ahora también realiza construcciones en otras regiones del país. Incluso, su talento le permitió pasar las fronteras.

“Hemos construido en Perú, en Brasil, también fuimos a París (Francia) a hacer un local de exposición” y todavía “vengo diseñando varios proyectos locos para diferentes ciudades” del país y del extranjero, adelantó.

Así, el niño que jugaba con la construcción de pequeñas ciudadelas en el campo, sigue cumpliendo sus sueños y no únicamente en el ámbito laboral. Pues, concluyó otras dos carreras universitarias (ingeniería y arquitectura, respectivamente) y, asimismo, logró formar, junto a su esposa, una familia de cuatro hijos. “Mi primer hijo este año saldrá bachiller”, enfatizó con orgullo padre.



Celebrando la independencia: Garibay, el orgullo boliviano que corre hacia la historia

Qué mejor historia para rendir homenaje a la patria, que junto a uno de los deportistas nacionales más importantes de los últimos años y que busca dejar su huella en los Juegos Olímpicos de París



Por Pedro Rivero De Ugarte

Héctor Garibay Flores, un destacado fondista orureño, es un símbolo de perseverancia y orgullo nacional. Nacido el 9 de julio de 1988 en Totoral, Bolivia, Garibay ha recorrido un largo camino desde sus inicios en el atletismo. Su familia se trasladó a Oruro cuando él tenía 11 años, donde comenzó a destacar en diversas disciplinas deportivas, especialmente en el fútbol. Sin embargo, su pasión por el atletismo lo llevó a especializarse en
carreras de larga distancia, donde ha logrado importantes triunfos. La participación de Garibay en los Juegos Olímpicos de París 2024, programada para el 10 de agosto, está muy cerca de la celebración de la independencia de Bolivia, el 6 de agosto, lo que hace que su presencia en la competencia tenga un significado aún más especial para el país.

Desde su debut en maratones, Garibay ha acumulado un impresionante palmarés. Entre sus logros más destacados se encuentra la victoria en la Maratón Internacional de Buenos Aires en 2021, donde se consolidó como uno de los mejores fondistas de la región. En 2023, ganó la Maratón Internacional de la Ciudad de México con un tiempo de 2:08:23, un récord que lo catapultó a la élite del atletismo. Además, en 2024, se alzó con la medalla de oro en el Rio City Half Marathon en Brasil, demostrando su consistencia y capacidad para competir a niveles internacionales.

La participación de Garibay en los Juegos Olímpicos de París 2024, programada para el 10 de agosto, es un hito significativo en su carrera. Este evento no solo representa una oportunidad personal para él, sino también un
momento de orgullo para Bolivia, que celebra su independencia el 6 de agosto. La comunidad orureña ha mostrado un apoyo incondicional, despidiendo a Garibay con una emotiva ceremonia en la que se le entregó la bandera boliviana, simbolizando el respaldo de su tierra natal.

Para prepararse para la maratón olímpica, Garibay ha implementado una estrategia de entrenamiento en altitud, aprovechando las condiciones de Oruro. Este enfoque le permite aumentar la producción de glóbulos rojos, mejorando su capacidad de transporte de oxígeno, lo que es crucial para su rendimiento en la competencia. La adaptación a las condiciones climáticas de París, que son muy diferentes a las de su ciudad natal, ha sido un aspecto clave en su preparación.

La maratón olímpica en París es un recorrido emblemático que comenzará en el Ayuntamiento y finalizará en la Explanada de Los Inválidos, pasando por icónicas locaciones como la Torre Eiffel y el Louvre. Garibay competirá en un evento que no solo es una prueba de resistencia, sino también una celebración de la cultura y la historia de Francia, lo que añade un significado especial a su participación.

La dedicación y el esfuerzo de Garibay no solo lo han llevado a alcanzar logros individuales, sino que también han inspirado a una nueva generación de atletas en Bolivia. Su historia es un testimonio del poder del deporte para unir a las comunidades y fomentar un sentido de identidad nacional. A medida que se acerca la fecha de la competencia, la expectativa crece entre los aficionados al deporte, quienes ven en él una esperanza de éxito y reconocimiento en el escenario mundial.

Finalmente, el 10 de agosto, cuando Garibay cruce la línea de salida en París, no solo representará a sí mismo, sino a toda una nación que celebra su independencia y su espíritu indomable. Su participación en los Juegos Olímpicos es un recordatorio de que, a pesar de los obstáculos, el trabajo duro y la determinación pueden llevar a alcanzar sueños y metas que trascienden fronteras. La historia de Héctor Garibay es, sin duda, un capítulo inspirador en el libro del deporte boliviano.








Vladimir Suárez: el boliviano que triunfó en los Grammys

Conoce la inspiradora historia del primer boliviano, nacido en Santa Cruz, en ganar un Latin Grammy y un Grammy americano


Por Elizabeth La Fuente

Con la emoción de conocer a su primer nieto, Jack, y de mostrar a sus padres los dos galardones más importantes de su carrera, el productor musical Vladimir Suárez, el primer boliviano en ganar tanto un Latin Grammy, como un Grammy americano, llegó hace poco a Santa Cruz de la Sierra, su tierra natal.

El camino que ha recorrido Vladimir para destacarse a nivel internacional en el ámbito musical no ha sido fácil. Fue largo y difícil, lleno de obstáculos que tuvo que sortear solo, en un país que no era el suyo y con la mente siempre enfocada en conseguir sus objetivos.

Al graduarse del Instituto de Bellas Artes, donde aprendió todo lo necesario para iniciar su carrera, tomó la decisión de migrar a México para especializarse en producción musical. 

Con 21 años, llegó con su guitarra, 200 dólares y las ganas de superarse y triunfar. “El camino fue complicado, no por falta de ganas, sino porque en esa época era difícil especializarse en producción musical. Tuve la ventaja de estar bien preparado con profesores de Bolivia, y eso me abrió la puerta. Ahora miro atrás y digo, todo valió la pena", reflexiona Vladimir al recordar sus inicios.

La guitarra "jubilada", entre sus tesoros más preciados

En 1997, Vladimir Suárez llegó a México. Su objetivo era estudiar producción musical. Para financiar su sueño comenzó a dar clases particulares de guitarra.

Enfrentando la necesidad de inscribirse en la universidad, devolvió su pasaje de vuelta a Bolivia y vendió su guitarra a una alumna. Con el dinero obtenido pudo pagar la inscripción para postularse a una beca, la cuál ganó y lo ayudó a continuar con sus estudios.

Años después, un amigo y exalumno encontró la guitarra y la compró para devolvérsela a Suárez. Así, tras 23 años, la guitarra que le ayudó a iniciar su viaje en México regresó a sus manos. Suárez la conserva como un símbolo de su sacrificio y perseverancia, y aunque está "jubilada", como dice, tiene un lugar especial en su estudio junto a sus premios y reconocimientos.

Un 'camba' del cuarto anillo y radial 13 con dos Grammys

Vladimir Suárez es el primer boliviano en ganar, tanto un Latin Grammy, como un Grammy americano, un logro que considera una bendición y una oportunidad para demostrar que todo es posible. En febrero de este año compartió escenario con artistas de la talla de Billie Eilish, Ed Sheeran, Meryl Streep, Dua Lipa y Miley Cyrus.

“¿Será que un ‘camba’ del cuarto anillo y Radial 13 está en el lugar correcto?” se preguntaba en esos momentos, y se dio cuenta que sí, porque gracias a sus años de preparación y las ganas de conseguir sus sueños pudo llegar hasta donde se encontraba parado.

“Me sentí muy honrado y con una responsabilidad muy grande. Y esa responsabilidad no nada más es tener un premio y cuidarlo, sino compartir esa noticia y darle a entender a los compatriotas de que si soñamos y somos perseverantes, las cosas se pueden lograr", dice con emoción y total convicción de sus palabras.

En la música infantil encontró su camino

A lo largo de su carrera, Suárez ha trabajado con una variedad de artistas, incluyendo Sin Bandera, Enanitos Verdes y 'Sole' Giménez. Sin embargo, encontró un nicho en la música infantil donde busca crear música de alta calidad para niños. “Quiero que mis hijos también conozcan que la música para niños puede ser bien hecha”, asegura.

En 2022 ganó un Latin Grammy con su familia y el grupo Sofhía por un proyecto en español, lo cual le abrió las puertas para colaborar con otros artistas premiados como el dúo colombiano 1, 2, 3 Andrés. “Me dieron la oportunidad de que les produzca su álbum. Fue una experiencia tremenda porque pude trabajar con gente de Argentina, Colombia, Estados Unidos y Costa Rica. Estar a cargo de una producción de ese nivel fue algo muy desafiante, muy bonito”, dijo el productor.

La creatividad es la clave del éxito

En cada álbum que produce, siempre da prioridad al concepto. Para él, la esencia conceptual de un proyecto es lo que lo hace único y atractivo. Explica que, al igual que en un mercado lleno de vendedores de refrescos, la diferencia radica en ofrecer algo especial que destaque. Si un producto tiene un elemento distintivo y está bien hecho, tendrá mayores oportunidades de éxito.

Al iniciar un proyecto, Suárez se enfoca en definir el concepto y los objetivos. Este enfoque es especialmente crucial en la música infantil, un campo que él valora profundamente. Suárez considera que es su responsabilidad sembrar un buen gusto musical en los niños desde una edad temprana. Cree que, al ofrecerles música de calidad y con sentido, se contribuye a desarrollar su capacidad para apreciar y entender la música bien elaborada en el futuro.

Artistas bolivianos: "Sus sueños son alcanzables"

Cuando Vladimir Suárez regresa a Bolivia se sorprende y se impresiona con el talento artístico del país, deseando compartirlo con el mundo.

A los artistas bolivianos le dice que “no deben limitarse ni perder la fe en que sus sueños son alcanzables”. Sin embargo, enfatiza que no basta solo con soñar; es crucial prepararse y trabajar con mucho esfuerzo para destacarse en sus respectivos campos, ya sea en el canto, el ballet, la música, la pintura o cualquier otra disciplina artística.

Cree firmemente que con calidad y dedicación, los artistas bolivianos pueden captar la atención internacional. Destaca que la teoría musical aprendida en Bolivia es la misma que se enseña en instituciones prestigiosas como Berklee, Juilliard y la Royal Academy de Londres; la clave está en valorar y apreciar lo que tienen.

Desde esta vereda, cargada de optimismo y de perder el miedo a valorar el propio talento, espera influir en la visión de los artistas de nuestro país, motivándolos a prepararse bien y a entender que su formación es tan valiosa como la de cualquier otro lugar del mundo.

"En busca del Gramm Dorado": un viaje musical por América Latina

Actualmente, Suárez, de 49 años, está promocionando su nuevo proyecto titulado “En busca del Gramm Dorado” (con dos letras m, apropósito del Grammy) realizado en colaboración con Sophía.

Este álbum, que el productor había imaginado desde hace mucho tiempo, se centra en la rica herencia musical latina.

La historia gira en torno a una guitarra que actúa como capitana de un barco y a un piano que desempeña el papel de primer oficial. Juntos llegan a un puerto donde encuentran al bombo legüero y a una tribu de instrumentos, y siguen una partitura que los guía en la búsqueda de un tesoro: el Gramm Dorado.

El tesoro está dividido y los mapas se encuentran dispersos por diversas regiones. Así, el viaje los lleva al altiplano, donde descubren el charango, la quena y el toyo. Luego se dirigen al Amazonas, donde se encuentran con el cavaquinho brasileño y la flauta, y finalmente al Caribe, donde conocen la marimba.

A lo largo del recorrido el barco va conociendo distintos instrumentos de América Latina. Al final, cuando encuentran el tesoro, la música les revela que el verdadero tesoro no es el Gramm Dorado, sino la unión musical y la integración de todos los instrumentos para formar una orquesta.

Aunque el álbum está dirigido a niños, el objetivo es que tanto pequeños como adultos puedan disfrutar de los sonidos de la vihuela, el triple, el cuatro, el charango y la quena, mientras escuchan una fascinante historia.

Suárez ha presentado un proyecto para el Latin Grammy y espera recibir buenas noticias en septiembre, aunque sabe que la competencia es agresiva, son entre 19.000 y 22.000 proyectos postulados. Ya ha ganado dos veces y espera una tercera victoria.

Otro proyecto reciente es la versión en español de 1, 2, 3 Andrés, el álbum con el que ganó el Grammy Americano en febrero de este año. También lo han postulado al Latin Grammy.

Orgulloso de ser cruceño

Cada vez que Vladimir Suárez regresa a Santa Cruz no puede evitar sentir una mezcla de orgullo y nostalgia. "Es maravilloso ver el crecimiento de esta ciudad," afirma el productor musical.

"Cada vez que vuelvo me sorprende cuánto ha avanzado. Me siento afortunado de haber nacido en este lugar." Suárez recuerda los días en que la calle de su barrio aún no estaba asfaltada y se siente contento de poder ver la transformación que ha experimentado en las últimas décadas la capital cruceña . Aunque celebra su progreso visible, desea que la ciudad pueda desarrollarse en el ámbito cultural.

"Al llegar a Santa Cruz, lo primero que quiero comer es un queperí y un majau", confiesa. De su terruño siempre recuerda el cuñapé, las empanadas, sus palmeras, las ventoleras y el río Piraí.

Una dinastía musical

Proviene de una familia arraigada en el mundo de la música. Sus padres, Carmelo Suárez y Bella Arredondo, son los fundadores del dúo Guajojó, conocido por su interpretación de canciones costumbristas.

Su hermano mayor, que se formó en composición y es pianista, reside en Moscú. Suárez está casado con Sophia León y es padre de dos hijos. Su hijo menor, Jaden, de 10 años, está dando sus primeros pasos en la actuación, actualmente está filmando su primera novela en México. 

Además, Jaden tiene el honor de ser la persona más joven en ganar un Latin Grammy, habiendo colaborado con su padre en el proyecto que le otorgó esta prestigiosa distinción.

El hijo mayor de Suárez, Jireh Jhonson, está inmerso en el mundo del arte.
Suárez también acaba de convertirse en abuelo, describiendo esta nueva etapa de su vida como una “experiencia maravillosa”.



Un cronista de la realidad boliviana que ha sido reconocido dos veces por el premio Rey de España

Nacido en Santa Cruz de la Sierra, Roberto Navia Gabriel se forjó desde la redacción de El Deber y destacó por su incisivo periodismo de investigación y su compromiso con la verdad



Por Gabriela Moreno

Nacido en Santa Cruz de la Sierra en 1975, Roberto Navia Gabriel se ha esforzado en ganarse un espacio dentro del periodismo nacional e internacional. Con una carrera que abarca más de dos décadas, Navia se destaca por su enfoque en el periodismo de investigación, comprometido con la verdad y la justicia, desde la redacción de El Deber, lugar en el cual alcanzó importantes premios.

Navia fue galardonado en dos ocasiones con el Premio Internacional de Periodismo Rey de España, uno de los reconocimientos más importantes en el ámbito periodístico.

Su trabajo en el diario El Deber  fue fundamental para consolidar su reputación como uno de los periodistas más influyentes de Bolivia. Además, su colaboración con medios de Argentina, Chile y España amplió  su alcance y llevó sus investigaciones a una audiencia internacional. 

Una de las características más destacadas de Navia es su capacidad para narrar historias complejas y conmovedoras. Su crónica "Tribus de la Inquisición" es un claro ejemplo de su talento y compromiso. Este reportaje que relata los linchamientos en Bolivia, no solo impactó a sus lectores, sino que también trascendió al ser adaptado al cine en 2024 bajo el título "Mano Propia", dirigida por el cineasta Gory Patiño. 

El camino hacia el reconocimiento internacional no fue fácil. Navia fue becado por la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, creada por el premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez, lo que le permitió perfeccionar sus habilidades y ampliar su red de contactos en el mundo del periodismo. Además, recibió la prestigiosa beca Edward R. Murrow, que le permitió continuar sus estudios en Estados Unidos y adquirir una perspectiva más amplia sobre el periodismo global.

Actualmente, Roberto Navia Gabriel es el director de la Revista Nómadas, una publicación dedicada el periodismo de investigación en la región que aborda temas cruciales como el del medioambiente.

Roberto Navia Gabriel no es solo un periodista; se considera una voz para los que no pueden hablar y un cronista de la realidad boliviana.