El último informe de Global Forest Watch mostró que, mientras Brasil y Colombia redujeron drásticamente sus niveles de deforestación y daño al bosque amazónico, el Estado Plurinacional va en contrarruta. Beni superó su récord histórico de desmontes

6 de abril de 2024, 13:28 PM
6 de abril de 2024, 13:28 PM

Todos los años, Global Forest Watch (GFW) hace un monitoreo de la situación mundial de los bosques y la deforestación.

El año pasado, Bolivia ocupó el tercer lugar mundial en pérdida de bosque primario. A diferencia de Brasil y Colombia, que adoptaron políticas para detener los desmontes, el último reporte de GFW, de 2024, evidencia que en el país las cosas no han mejorado ni un ápice. 

Por tercer año consecutivo, Bolivia sigue en el tercer lugar mundial de los deforestadores, con -696.362 hectáreas de bosque reportadas solo en 2023, de las cuales la mayoría, 490.544 ha, corresponden a bosque primario.

Según el periodista y economista ambiental Stasiek Czaplicki Cabezas, para la Revista Nómadas, en solo cinco años, el país perdió el 40% de todo el bosque que perdió en los últimos 23 años (desde 2001). 

Estas más de 600 mil ha perdidas se convierten en el segundo nivel más alto registrado en Bolivia después de los daños de 2019, cuando la pérdida alcanzó las 852.098 ha. "Estos representa un aumento del 17% en comparación con el año 2022, confirmando la aceleración de la tendencia de destrucción del bosque, que comenzó en 2019", lamentó Czaplicki.

El bosque primario tiene una relevancia altísima, por su contribución al ciclo del agua. Paralelamente a las cifras de deforestación, cada vez son más los municipios del país que se declaran en emergencia o desastre por sequía, pero también por inundaciones. Sin embargo, Bolivia pierde bosque primario a una velocidad de 155 metros cuadrados por segundo.

Para muestra de las consecuencias, un informe de la Fundación Amigos de la Naturaleza (FAN) reportó que las históricas inundaciones en Pando estaban relacionadas con la pérdida de bosque en la ribera del río Acre, que alcanzó olas de hasta 17 metros.

Según FAN, Bolivia perdió 40.399 hectáreas de la cuenca del Acre, 26%, en los últimos cinco años. "Los ciclos de lluvia están alterados. Es la deforestación", indicó durante el desastre Marco Antonio Albornoz, ingeniero forestal que trabaja en proyectos de suelo cobijeño.

Las lluvias de finales de febrero incrementaron en 17 metros el caudal del río Acre, un afluente amazónico que nace en Perú, pasa por Bolivia y termina en Brasil.

En Santa Cruz, el Piraí perdió un 62,65% de bosques ribereños, y el Río Grande un 34,65%, según datos divulgados por el gobernador en ejercicio, Mario Aguilera, durante el Foro sobre Metropolización, realizado hace unas semanas en la Sociedad de Ingenieros de bolivia (SIB).

En su informe, Aguilera evidenció la situación de vulnerabilidad de ambas cuencas, pero además una violación a la Ley del Plan de Uso del Suelo (PLUS), y a la Ley Forestal que protege la servidumbre ecológica de los ríos, entre otras normas.

Uno de los avisos que dio el Río Grande fue en marzo de este año, cuando la rotura de un dique en el sector de Montero Hoyos puso en apuros a las autoridades y obligó a realizar trabajos de contención, con el uso de explosivos, para reencauzar las aguas del Río Grande que amenazaban zonas pobladas.

Beni empeoró luego del cambio del PLUS

Aunque Santa Cruz encabeza las estadísticas nacionales de deforestación, con -342.818, el departamento de Beni va de segundo, con la eliminación de cobertura boscosa en 264.175 ha.

En 2019 se modificó el Plan de Uso del Suelo (PLUS) de Beni, que junto con el decreto supremo 26075, permitió la expansión agrícola y ganadera en ese departamento.

Otro motivo de preocupación entre los pueblos indígenas de Beni tiene que ver con la implementación de cultivos de palma africana, a pesar de las prohibiciones en la Ley de la Madre Tierra.

Sin embargo, en noviembre del año pasado se dieron incendios nunca antes vistos en zona amazónica, como el Madidi, que poblaciones como San José de Uchupiamonas atribuyeron al avance de estas plantaciones, con miras a la producción del biodiesel.

Bolivia, en contraflecha

Según una nota de la BBC, investigadores dicen que los nuevos líderes han dado prioridad al medio ambiente, y que la pérdida de árboles en la Amazonía brasileña se redujo en un enorme porcentaje: 39%.

Sin embargo, el aumento de la tala de árboles y los incendios en Bolivia, Laos y Nicaragua acabaron con muchos de estos logros.

Colombia también experimentó una disminución significativa: la pérdida de bosques primarios se redujo casi a la mitad en comparación con 2022.