Sebastián Michel anunció que en enero de 2023 se convocará a una delegación chilena para abordar la nueva relación bilateral tras el fallo de la CIJ sobre el caso Silala. Reveló que se estudia la situación de 21 aguas transfronterizas

4 de diciembre de 2022, 8:07 AM
4 de diciembre de 2022, 8:07 AM


Bolivia y Chile tienen un camino difícil por recorrer tras conocer el fallo de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) sobre el caso Silala. La primera llamada será en enero de 2023. La idea es trabajar de manera conjunta para mejorar el uso de esas aguas y tratar de arreglar la situación de 21 casos de aguas transfronterizas que comparten ambas naciones. Bolivia, en el proceso del Silala, presentó tres contrademandas y logró éxitos en solo una. 

La Hoja de Ruta acordada en 2021 por los presidentes Luis Arce y Sebastián Piñera -exmandatario chileno- marcó la reactivación de las relaciones bilaterales. Esa misma hoja fue aceptada por el actual mandatario chileno, Gabriel Boric, quien anunció que con Bolivia se buscará una mejor relación. 

“Entre dos países amigos, entre dos países hermanos, entre dos países que tienen interdependencia uno del otro habrá que empezar un momento de diálogo, habrá que sentarse con una hoja en blanco para decir: bueno a Bolivia le interesa recuperar los bofedales y le interesa que no haya daño medioambiental; a Chile le interesa seguro que una gota de agua no disminuya. Trabajemos juntos cómo reparar el daño ambiental en los bofedales, trabajemos juntos para ver cómo entregamos esas aguas que hoy son adicionales con las canalizaciones”, afirmó el embajador de Bolivia en Venezuela y vocero del caso Silala, Sebastián Michel.

El diplomático aseguró que existen 21 casos de aguas transfronterizas que deben ser resueltas entre ambos países y que en enero de 2023 se convocará a la delegación chilena para empezar el trabajo de relacionamiento.

“Fue tenso para todos, dejaremos que pasemos Navidad todos abrazándonos con nuestras familias y en enero convocaremos a los delegados del país hermano para poder empezar un proceso de diálogo, de entender ¿qué dijo el fallo? ¿Cómo se hace? ¿Cómo lo vamos hacer?”, dijo Michel.

En 2016, Chile demandó a Bolivia ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ), tribunal al que le pidió que declare que el Silala es un curso de agua internacional, cuyo uso se rige por el derecho internacional consuetudinario. En 2018, Bolivia contrademandó a Chile y su solicitud principal es que esa Corte declare que tiene soberanía sobre los canales artificiales y las instalaciones de drenaje del Silala, que están en su territorio, y que tiene el derecho a decidir si deben mantenerse y cómo. 

Río internacional
Al final, la CIJ ya no tuvo que pronunciarse sobre “la naturaleza” de las aguas del Silala porque Bolivia declaró que era un río. Por eso fue que Chile celebró. El fallo, emitido el pasado jueves por el máximo tribunal de justicia de Naciones Unidas, tampoco tuvo que referirse a la soberanía de Bolivia respecto a las aguas y los canales próximos al Silala, porque Chile así lo reconoció durante las alegaciones escritas y orales.

“La Corte constata que Bolivia reconoce que las aguas del Silala se clasifican como un curso de agua internacional. También consta que mantiene que las características únicas del río deben tenerse en cuenta a la hora de aplicar las normas del derecho internacional consuetudinario”, declaró la jueza estadounidense Joan Donoghue, presidenta de la CIJ a leer el fallo del caso. 

La CIJ encontró coincidencias en seis de los ocho puntos en litigio, por lo que desestimó pronunciarse al respecto. Durante los alegatos y el proceso anterior a la sentencia, las posturas de ambos países se mostraron cercanas, por lo cual no correspondía un pronunciamiento en favor de ninguna de las mismas.

Así, se reveló que Bolivia presentó tres contrademandas en pleno proceso. En la primera, Bolivia sostuvo que “tiene la soberanía sobre los canales artificiales y las instalaciones de drenaje en el Silala, que están situados sobre su territorio, y que tiene el derecho de decidir si estos deben mantenerse y de qué manera”, de acuerdo con el abogado Mathias Forteau, del equipo boliviano.

En la segunda contrademanda, Bolivia manifestó que “tiene soberanía sobre el flujo artificial de las aguas del Silala, gestionado, aumentado o producido en su territorio, y que Chile no tiene ningún derecho a ese caudal artificial”, según lo detalló el abogado Rodman Bundy, también parte del equipo boliviano. La CIJ estableció que Chile puede hacer un uso razonable y equitativo de las aguas del Silala.

Incluyen la compensación
En la tercera contrademanda se incluyó la compensación. “Todo abastecimiento de parte de Bolivia a Chile, del caudal artificial de las aguas del Silala y las condiciones y modalidades de dicho abastecimiento, incluida la compensación que se deba pagar para dicha entrega o dicho abastecimiento, están sujetos a la conclusión de un acuerdo con Bolivia”, expresó Bundy en la presentación de alegatos. La CIJ descartó la compensación por parte de Chile. 

Sobre los dos primeros petitorios, la CIJ no halló sustancia para pronunciarse por las coincidencias a las que arribaron estas dos naciones durante el proceso legal que finalizó el pasado jueves.

Sobre la tercera demanda, la Corte sí se pronunció con una moción de rechazo. Lo hizo por unanimidad de los 16 jueces que forman parte del máximo tribunal internacional. Bolivia había solicitado a la CIJ que, “cualquier entrega de Bolivia a Chile de las aguas del flujo artificial del Silala y las condiciones y modalidades de la misma, incluida la compensación a ser pagada por dicha entrega, estarían sujetos a la conclusión de un acuerdo con Bolivia”.

De este modo, se sepultó la aspiración de Potosí que durante varios años reclamó “la deuda histórica” por el uso de las aguas del Silala, desde que comenzaron a ser usadas para las antiguas locomotoras a vapor de la empresa anglochilena The Antofagasta Railway Company Limited, a merced de un acuerdo suscrito en 1908.
El internacionalista Álvaro Del Pozo manifestó que lo único rescatable de este proceso es que la agenda chilena y boliviana se va a desjudicializar.

 Añadió que es la oportunidad de generar confianza mutua entre ambos países para tratar temas pendientes.

Mientras, el Laboratorio de Análisis de Políticas, Relaciones Internacionales y Diplomacia (Laprid) afirmó que es necesario “recuperar la institucionalidad de la Cancillería” y dejar a un lado los “afanes políticos” instalados en el Ministerio de Relaciones Exteriores para lograr resultados en una nueva relación con Chile. Esta entidad es conformada por abogados y diplomáticos.