La pandemia obligó a las familias a aceptar las cremaciones, conservan las urnas y otros hasta se hacen recuerdos como joyas o collares. En la capital cruceña hay un crematorio gratuito

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26 de julio de 2021, 9:47 AM
26 de julio de 2021, 9:47 AM

Por:  Jessica Vega Muñoz

La llegada del coronavirus no solo impuso cambios en el estilo de vida, sino que también afectó las costumbres arraigadas sobre los velatorios y ceremonias para dar el último adiós a los seres queridos.

El tradicional velatorio de difuntos ha dejado de lado muchas costumbres, y en algunos casos, ni siquiera permitió hacer una despedida.

Los familiares de los que fallecen por covid-19 se ven obligados a aceptar las cremaciones y terminan recibiendo las cenizas de sus difuntos en una urna, con las que hacen un velorio simbólico.

El aumento de las cremaciones fue a gran escala, llevando al municipio y a algunas empresas privadas, a abrir crematorios o aumentar su capacidad, porque desde hace más de un año aumentó la demanda.

Los servicios también cambiaron y surgieron nuevas alternativas donde la gente no solo se puede quedar con la urna y sus cenizas en altares sagrados dentro de sus casas o en columbarios en los cementerios, sino también que puedan guardar parte de las cenizas en joyas conmemorativas y hasta tener una urna biodegradable para sembrar un árbol sobre las cenizas.

En Santa Cruz de la Sierra hay crematorios privados que funcionaban desde antes de la pandemia, y las solicitudes de cremaciones de familias que optaban por este servicio para conservar las cenizas de sus difuntos eran escasas, pero ahora, desde el inicio de la pandemia en 2020, los hornos crematorios operaron a su máxima capacidad.

En Warnes funciona el Crematorio Previsora Vida, en este lugar realizaban escasas cremaciones en un año, antes de la llegada del coronavirus, pero desde la primera ola el horno empezó a operar todos los días, demorando hasta más de tres horas por cremación, dependiendo el tipo de féretro en el que llegaban los cadáveres.

También, en el municipio de Cotoca sobre la carretera a Pailas, funciona el crematorio Cineris, quienes tienen presencia en Santa Cruz desde hace seis años.

Por otro lado, está el crematorio del cementerio Las Misiones y el municipio capitalino habilitó este servicio en el Plan Tres Mil.

La directora municipal de Cementerios y Crematorios, Cindy Camacho, indicó que desde el 19 de junio de 2020, fecha en la que empezó a operar el lugar hasta el 20 de julio, realizaron 926 cremaciones gratuitas exclusivamente para personas que no lograron vencer el coronavirus.

Camacho detalló que en junio de este año se realizaron 140 cremaciones y en los 20 días de julio ya sumaban a 38 cremaciones.

Aunque estas cifras son altas, las familias aún siguen optando por los entierros, y en los cementerios municipales habilitados para decesos por covid-19, solo en junio se realizaron 225 inhumaciones y en julio 91.

Memorias

El crematorio Previsora Vida, no solo realiza las incineraciones de los cuerpos, sino también ofrece una alternativa para los dolientes, que pueden optar por escoger una urna tradicional de madera para conservar las cenizas y hasta ofrecen urnas biodegradables e incluso joyas de cristal con una pequeña cantidad de la ceniza.

Uno de los trabajadores del lugar, indicó que hay familias que desean conservar algo más personal y deciden hacerse una joya conmemorativa desde un collar o pulsera, por lo menos este año realizaron 100 dijes.Pero también estas las biournas o urnas biodegradables, que a elección de la familia colocan una semilla o plantín con una especie de un árbol, para que lo siembren en su patio u otro lugar para que en el transcurso del tiempo la planta crezca sobre las cenizas.

“Por el momento estas urnas se nos acabaron, trajimos un stock pequeño de unas 50 urnas biodegradables y ya se las vendió. Vamos a ver si se traen más urnas de este tipo como también de las joyas”, declaró uno de los trabajadores del crematorio de Warnes.

Pero en cuestión de urnas, hay una gama amplia de modelos, estilos y hasta de industrias nacionales e internacionales.

En la página web de Cineris, ofrecen urnas que son importadas desde la India, China y otras elaboradas por artesanos bolivianos, como también ofrecen las urnas biodegradables. En 2016 introdujeron sus primeras urnas de este tipo, eran hechas a base de almidón y tienen un alto grado de degradabilidad al contacto con la humedad de la tierra haciendo que se integren con el suelo.

Este procedimiento tiene un significado especial para las familias que quieren perpetuar el recuerdo de sus seres queridos, transformando los restos en un ser vivo que seguirá creciendo.

Pero estas alternativas biodegradables no solo se realizan en Santa Cruz, sino en otras regiones del país. Una de ellas es Ecomarka, emprendimiento que inició hace cuatro años en Cochabamba y lo que los propietarios apuntaban para crecer en cinco o más años lo hicieron en cuestión de poco más de un año por la pandemia.

El dueño Herland Prada Siles, promociona el servicio a través de sus redes sociales, ofreciendo la fabricación de urnas biodegradables hechas por manos bolivianas, y apunta a que las personas cuando fallezcan no solo sean enterradas en su ataúd, sino que den vida a un nuevo árbol.

El pilar es la ecología para reforestar, además debido a que los cementerios ya no tienen muchos espacios para los nichos de los difuntos, dan esta alternativa. “Hemos visto la terrible situación del sistema funerario, en los cementerios no hay campo y nosotros queremos dejar un mundo menor a las futuras generaciones”, indica Prada en entrevista.

Además de apoyar a la ecología es un servicio más económico a diferencia del servicio funerario tradicional, que implica no solo en embalsamar el cuerpo, colocarlo en ataúd sino también tener un lote en un cementerio, realizar el niño y el mantenimiento e impuestos que se deben pagar.

“Las urnas no son macetas, no son de cerámica, sino de componentes orgánicos que cuando se biodegradan son nutritivos para el agua, es un súper abono y se otorga con un plantín de un año”.



Casos

La falta de recursos económicos, un lugar donde enterrar a los difuntos e incluso el mismo Covid-19, llevó a las familias cruceñas a verse obligados a optar por cremar a sus seres queridos.

Una familia que pereció con uno de sus integrantes que ya había dado negativo al virus, pero luchaba con las secuelas y falleció, optó por la cremación ante la desesperación por la falta de dinero y el no tener donde sepultar el cuerpo.

Así como este caso, una decena de personas vieron que el servicio de cremación era más económico y empezaron a buscar este procedimiento, dejando de lado la tradicional despedida de un difunto inhumándolo.

Empero, también hay algunas personas que incluso antes de su muerte piden a la familia que llegado su día los cremen.

Este es el caso de una familia que sepultó a la abuelita de la familia, persona que falleció hace un año durante la pandemia, pero el virus no fue la causa del deceso. Es más, algunos integrantes de esta familia contaron que cuando ellos fallezcan, tienen el anhelo de que sean cremados.

Esta petición cada día se hace más común, donde en las plataformas de las funerarias y crematorios, solicitan la información para pagar hasta con planes mensuales y otros buscan ser “un árbol”, para que cuando sean cremados su familia opte por las urnas biodegradables.

Otros optan por la cremación para tener la oportunidad de hacer una despedida con un velorio simbólico, que por lo menos pueda reunir a los más allegados.

Servicios funerarios

En las funerarias de Santa Cruz, coinciden que el último año muchas personas solicitaron el servicio de cremación que varía desde Bs 2.000 hasta más de 3500, variando aún más el precio dependiendo el tipo de urna que solicitan o si les realizan el velorio simbólico en sus domicilios.

En la funeraria El Siervo de Dios, uno de los trabajadores indicó que antes de la pandemia solo realizaban entre uno a dos cremaciones por año; sin embargo, ahora por el Covid-19, llegó a vender el servicio entre siete a 10, solo durante un mes.

Asegura que estos últimos meses ha bajado la solicitud de cremaciones, pero explica que cuando ofrecen el servicio ellos se encargan del recojo y traslado del fallecido hasta el horno crematorio de Warnes, luego la mayoría de las familias continúa realizando el velorio simbólico en sus casas, ya con las cenizas en las urnas.

En la funeraria San Giovany, recibían como máximo cinco solicitudes de cremaciones, pero por el coronavirus llegan a realizar hasta 20 traslados para cremaciones. Todos por víctimas del virus.

Actualmente todos han incluido las cremaciones en sus ofertas para dar el último adiós.

La asesora comercial de Misiones, Milenka Robles, indicó que también ofrecen el servicio de cremaciones, ella misma tuvo que aprender del rubro ya que en la pandemia tuvo que migrar a vender servicios funerarios luego de quedar sin empleo.

Letalidad

El ministro de salud, Jeyson Auza, indicó que actualmente Bolivia tiene una tasa de letalidad por el coronavirus de un 2.7%.

Detalló que en la primera ola la letalidad llegaba al 6,2%, donde hubo 9.004 decesos; en la segunda ola, la tasa de letalidad fue de 2,6% con 3.589 decesos y en la tercera ola, de 2,7% con 4850 decesos.

El coronavirus sigue arrancando vidas en todo el mundo.