El coronavirus deja fuera a un 30% de los salubristas del servicio público; el hospital Obrero de la CNS tiene el 80% de sus funcionarios de baja. Ya se ven pacientes agonizando en las puertas de los hospitales.

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28 de julio de 2020, 10:56 AM
28 de julio de 2020, 10:56 AM

Una misa, celebrada el martes pasado, en memoria de 12 médicos, enfermeras y personal de apoyo que murieron víctimas del coronavirus queda como símbolo de la crítica situación generada por la pandemia, que ha desnudado la debilidad del sistema de salud de La Paz,  diezmando por el contagio al personal sanitario y  desvelando la escasa planificación de sus autoridades para dar respuesta a la emergencia sanitaria.

Un par de testimonios muestran que la situación es agobiante para el personal de salud. Un médico y una enfermera del Hospital Obrero de la Caja Nacional, el centro de tercer nivel más grande de La Paz, con 1.400 funcionarios, informaron la baja del 80% de su personal tanto por el Decreto 4196, como por el contagio del Covid-19.







“Este fenómeno del contagio se ha dado en los últimos 10 días. Se ha cuadruplicado; a este ritmo de contagio, en una semana ya no tendremos personal.

Por su parte, la enfermera indicó que las autoridades no han diseñado un proyecto para afrontar la pandemia que está matando a pacientes y al personal de salud. “Tenemos 12 fallecidos entre médicos, enfermeros, morguero y personal de almacenes; ayer (martes) se hizo una misa en su honra. Hemos cerrado los servicios de cirugía, de urgencias y de laboratorio porque todo el personal se contaminó de la enfermedad. No tenemos portero, no hay quién haga las comidas y, el que se hacía cargo de los muertos ha fallecido por Covid-19”, dramatizó la mujer.

Fuentes consultadas han enumerado una serie de causas para tratar de explicar lo mal preparado que la epidemia agarró al sector médico paceño, cuyos hospitales han visto reducido su personal y ahora están llenos de enfermos, muchos de los cuales mueren en sus puertas esperando atención.

Algunos mandiles blancos con experiencia atribuyen la actual situación a que en los 14 años de gobierno del MAS y, desde antes, no hubo una política de fortalecimiento del sistema médico público, siendo que atiende al 70% de la población del país.

Otra medida cuestionada fue la aprobación del Decreto Supremo 4196 que ha reducido hasta el 40% del personal en los nosocomios, pues establece de manera excepcional la licencia especial con goce de haberes, a efectos de precautelar la salud de personas con enfermedades de base, a los mayores de 60 y a personas embarazadas o empleados con discapacidades.

Otra razón que tiene entre las cuerdas al sector son los criterios dispares de las actuales autoridades, la falta de dotación de equipos, insumos, medicamentos, además de la escasez de manos profesionales especializadas en el manejo de unidades de terapia intensiva.

A esto se sumó la falsa percepción de parte de la población de que la pandemia no golpearía en La Paz, basada en teorías no comprobadas, como que la altura o los rayos ultravioletas disminuían el efecto del virus.




Trabajadores de salud de La Paz en una marcha de protesta. /Foto:APG Noticias

Pocos especialistas

Luis Larrea, presidente del Colegio Médico de La Paz, calificó de “terrible” la situación de la seguridad social y del sistema público de salud, que en conjunto suman unas 70 unidades de terapia intensiva en un momento en que el departamento registra más de 11.000 casos positivos de Covid-19. Según el reporte epidemiológico del Ministerio de Salud, el 25 de julio La Paz marcó una de sus peores jornadas de contagio con 1.098 nuevos casos en 24 horas.

“Pensamos en recibir respiradores, pero la mayoría que llegó, se fue a Santa Cruz que estaba con muchos casos y nosotros no. Nos tienen que dar 150 equipos, esperamos paliar la crisis con eso”, opinó Larrea.

La autoridad calcula que la pandemia ha mermado en un 30% el personal de salud del departamento. Eso, sumado a que la gente necesita oxigenoterapia en los hospitales, está haciendo que algunos pacientes mueran en los mismos centros.

Este fenómeno está haciendo trabajar a los profesionales en dos o tres lugares, porque solo hay 53 especialistas en terapia intensiva.

“Se está coordinando entre todas las autoridades, pero lo malo es que no hay dónde hacer las compras de los equipos, los precios se han triplicado y los medicamentos también están faltando”, aseguró.

Sector abandonado

En criterio de Ericka Pérez, pediatra del Hospital de Niños, la situación es crítica en la ciudad de La Paz porque cree que el sistema sanitario ha sido abandonado.

“La Paz no ha tenido ventajas en materia de salud. Por ejemplo, el complejo hospitalario de Clínicas no ha sido dotado de equipos de protección personal adecuadamente, no se han instalado las unidades de internación para Covid-19, menos unidades de terapia intermedia, peor de terapia intensiva. Es cierto que hemos visto arrodillarse a servicios de salud excelentes en el mundo ante el coronavirus, pero a nosotros nos encontró arrodillados, no podemos pedir milagros”, reflexionó Pérez.

Según la pediatra, hubo también un panorama falso de poco impacto de la pandemia en La Paz. “Ahí surgieron versiones de que a la altura no llega el virus, que a los que comen chuño, no les da, que los rayos ultravioletas y otras cosas”, lamentó Pérez.

Nancy Pereira, pediatra del hospital materno infantil, señala que el caos es el resultado de que en los 14 años del gobierno de Evo Morales no dieron una respuesta coherente al sector salud y sus requerimientos.

Añadió que se ha hecho una representación para exigir un plan, pero hasta el momento no hay una respuesta clara para sobrellevar el colapso. “Entiendo que en pocos meses las autoridades actuales no pueden hacer mucho, como en los 14 años que ha sido abandonado el sistema de salud. Estoy viviendo de cerca el dolor de la muerte. He visto a mis colegas que trabajaron por años con nosotros, a conductores de ambulancia, a un primo que falleció por falta de unidad de terapia intensiva, mientras la burocracia y la politiquería pululan en las calles”, criticó Pereira.

El cardiólogo Félix Loza, que trabaja en el Hospital de Clínicas, cree que se debió potenciar el sistema público hace 14 o 15 años porque es el que más trabajo tiene y, con el virus, aún más.

A decir de Loza, si aparecen 60.000 personas infectadas, 40.000 van a ir al servicio público, porque un 70% de la población no tiene una cobertura de salud y solo el 30% cubren los seguros.






Dijo que, en su nosocomio, el personal que se acogió al DS 4196 supuso la reducción de un 30% de la nómina y que el coronavirus disminuyó, al menos, un 12% del personal restante. “De unos 350 profesionales, hoy debemos estar trabajando muy probablemente con 100”, indicó.

También se quejó del desamparo institucional, pues afirmó que todos deben conseguirse por su cuenta sus equipos de trabajo.

“A mí me han dado un barbijo N-95 en los 130 días de pandemia. No me han dado traje de bioseguridad ni máscara facial. En 23 años de trabajo, el hospital me ha dado seis guardapolvos, ni un pijama quirúrgico”, aseguró.

“Estamos en el abandono más puro. Muchas personas creen que en el hospital no quiere atender porque tenemos miedo. Por supuesto que hay miedo, pero no irracional. Por ejemplo, yo puedo atender, y de hecho lo hago, pero sería mucho mejor que me dieran el material de bioseguridad mínimo”, restriega Loza para agregar que una parte de la población también tiene culpa en la propagación del virus y en la saturación de los servicios sanitarios.

“Se ha generado un caos a partir de falsas promesas de medicación. La gente sale a la calle a comprar cosas que no curan, porque este virus no tiene cura todavía. Esa demanda agota los medicamentos y no quedan para los que realmente lo necesitan. También sobresaturan los servicios pidiendo tomografías y radiografías sin necesitarlo, lo que causa un pánico social innecesario”, concluyó.

EL DEBER intentó entrevistar telefónicamente al director del Sedes de La Paz, Ramiro Narváez, pero su comunicador avisó que su agenda estaba ocupada.

Aumento de casos

El 25 de julio, La Paz rompió su récord de contagios al registrar 1.098 contagios nuevos, sumando un total de 13.371 infectados. En dicha jornada, el departamento altiplánico superó a Santa Cruz, que anotó 292 casos nuevos. Actualmente, Bolivia registra 71.181 infectados, 2.647 decesos y 21.478 recuperados.





Los muertos son colocados fuera de la morgue por falta de espacio./Foto: APG Noticias



La Paz está experimentando lo que en su momento vivieron Trinidad y Santa Cruz: gente agonizando y muriendo fuera de los hospitales. “Hay cadáveres que no se si sabe sin son por Covid-19 o no, pero lo más probable es que lo sean. El martes, alguien agonizaba fuera de la clínica del Sur. Lo propio ocurrió con un camillero en el hospital Norte”, dijo la pediatra Éricka Pérez.

La Paz cuenta con alrededor de 70 terapias intensivas en el sistema público y en la seguridad social. Santa Cruz se equipó en junio con decenas de respiradores y ahora tiene cerca de 200 unidades de UTI.

Su personal se redujo un 80%, según lo establecido en una reunión el miércoles. La sala de emergencia normal atiende entre 100 y 120 pacientes, mientras que la sala de Enfermedades de Tipo Influenza (ETI), atiende un promedio de 60 personas por día. El miércoles pasado, este recinto se hacinó con 33 pacientes con síntomas de Covid-19, siendo que su capacidad es para 15 personas enfermas.