Eso sí, existen registros de crecimiento extraordinario de electores en algunas zonas del país, según explicó la vocal María Angélica Ruiz, pero que obedecen a actividades específicas.

27 de diciembre de 2021, 5:00 AM
27 de diciembre de 2021, 5:00 AM

Desde que se puso en marcha el registro biométrico de electores, éste no superó a las proyecciones poblacionales del Instituto Nacional de Estadística (INE), de acuerdo con el balance estadístico de 2021, divulgado por el Tribunal Supremo Electoral (TSE) y el Servicio del Registro Cívico (Serecí).

Para 2018, la proyección demográfica fue de 5,8 millones de personas, mientras que el padrón electoral ascendió a 3,8 millones. Para 2021, la proyección de personas en edad de ejercer su derecho al voto fue de 7,4 millones, mientras que el TSE habilitó a 7,1 millones para las elecciones subnacionales.

Eso sí, existen registros de crecimiento extraordinario de electores en algunas zonas del país, según explicó la vocal María Angélica Ruiz, pero que obedecen a actividades específicas. 

“Este dato también tiene que referirse al comportamiento de migración que existe. Por ejemplo, la zafra de caña en Santa Cruz moviliza a 30.000 familias, donde el 50% es de Santa Cruz y el resto de Potosí y Chuquisaca, entonces se tiene que ver también si el tiempo de zafra coincide con la época electoral. Entonces, si se va a poner algún apelativo al padrón, éste debe ser justificado y analizado a través del comportamiento humano, y no en base a un cálculo matemático, sino con las siguientes variables: migración interna, subregistro electoral o el problema de la indocumentación y la temporalidad”, explicó.

Estos crecimientos “extraordinarios” del padrón electoral han generado debate. Carlos Börth cree que se debe hacer una auditoria al padrón porque detectó que entre 2014 y 2019 un crecimiento de algo más del 20% en 70 municipios del país. El porcentaje de ese incremento se aproximan a las proyecciones del INE.

De hecho, el TSE aseguró, en un documento institucional con el que proyecta los desafíos para 2022, “consolidar el registro de electores como tarea fundamental para asegurar elecciones democráticas confiables”. Este es un escenario marcado por las dudas que trajo consigo la crisis de 2019, cuando se anularon las elecciones a las que se había repostulado Evo Morales a pesar de las restricciones legales y constitucionales.

Por eso, el TSE quiere “perfeccionar la transparencia e idoneidad técnica de la administración de procesos electorales, la prontitud del proceso de cómputo y transmisión de resultados electorales”, dijo el presidente del Órgano Electoral, Óscar Hassenteufel.

Pero Rosario Baptista, que renunció a una vocalía en el TSE, dejó el cargo con una fuerte recomendación para “limpiar” el padrón. “Son mecanismos que no son complicados, no debería ser un problema aplicarlos y que deberíamos adoptarlos como una práctica regular después de cada elección”, fue la exhortación permanente de la exvocal, quien luego elevó el tono de sus denuncias, pero sin presentar pruebas.

Paul Antonio Coca, experto en temas electorales, consideró que el padrón requiere de auditorías permanentes, publicidad, que los delegados de organizaciones políticas tengan acceso al padrón actualizado y un trabajo del TSE con entidades de prestigio.

Ruiz dijo que esas recomendaciones la hizo también la OEA y que se cumplieron desde 2017.