De las 550 unidades habilitadas hasta la cuarta ola en el país, 50 fueron desmanteladas, según los terapistas. Además, en Santa Cruz vencieron los contratos de al menos 500 profesionales que atendían a pacientes con covid-19

9 de junio de 2022, 8:45 AM
9 de junio de 2022, 8:45 AM


La situación es preocupante, esa es la conclusión a la que llegan los profesionales de salud tras echar un vistazo a las unidades de terapia intensiva (UTI) y recursos humanos disponibles para hacer frente a la quinta ola de covid-19. 

Patricio Gutiérrez, presidente de la Sociedad de Medicina Crítica y Terapia Intensiva en La Paz, informó que la disponibilidad de UTIs en el país ha sido reducida a lo que había antes de la pandemia. 

Cualquier hospital debería tener el 10% de las camas de internación destinadas a terapia, para que así se pueda atender a los pacientes con cuadros graves. Sin embargo, en Bolivia apenas alcanzamos al 1%”, señaló a tiempo de aclarar que este “número se duplicó al 2% durante las primeras olas de la pandemia, pero esa ampliación fue transitoria, porque se tomaron espacios improvisados de los mismos hospitales para adecuarse como áreas de UTI”, remarcó. 

El especialista añadió que después de la cuarta ola, aparentemente el dinero se acabó y, si bien quedó el equipamiento, algunos insumos y medicamentos, los recursos no alcanzaron para mantener al personal. 

“Entonces muchos no renovaron contrato y se cerraron las UTIs, quedando como antes de la pandemia, con contadas excepciones en algunos lugares, pero la diferencia no es significativa. Es decir, seguimos teniendo el 1% de las camas de internación para la terapia intensiva (tanto en el sistema público como en la seguridad social)”, sostuvo Gutiérrez.

Adrián Ávila, past presidente de la Sociedad de Medicina Crítica y Terapia Intensiva de Bolivia, reveló que antes de la pandemia se realizó un censo específico sobre el servicio, en el que se develó que en todo el país había entre 490 y 500 terapias disponibles en el sector público, privado y de la seguridad social. 

Durante la pandemia, la cifra alcanzó las 550 unidades; sin embargo, una vez descendieron los casos de covid se desmantelaron y se volvió a contar únicamente con las 500 reportadas en el año 2019. “Lograron optimizar los servicios en el eje troncal (La Paz, Cochabamba y Santa Cruz). Ahí se vio la inversión, pero en el resto del país la situación no ha cambiado en nada”, remarcó Ávila. 

Clínicas privadas
El médico apuntó que debido a la Resolución Ministerial 043/2021, en la que se establece precios máximos por los servicios de UTI en las clínicas privadas, muchas de estas entidades han decidido no prestar atención a pacientes con covid-19 en terapia. 

Esos precios no los han hecho con un estudio de costos, solo se basaron en los que utilizan en el seguro universal de salud a la práctica privada, por lo que la mayoría de las clínicas decidieron cerrar las terapias a pacientes con el virus. En otras palabras, las camas privadas tampoco están disponibles para pacientes graves con coronavirus”, enfatizó Gutiérrez.

Censo
Según Ávila, “durante la pandemia, en la primera y la segunda ola, se alcanzó hasta 550 unidades de terapia. Pero, la OMS (Organización Mundial de la Salud) recomienda que se necesita al menos una unidad de terapia para cada mil habitantes; en Bolivia se habilitaron 550 para más de ocho millones, es decir, no llegamos ni al 50 por ciento”, indicó el médico. 

A estos se suma la falta de profesionales que deben atender estas unidades. “No es como cualquier servicio, aquí se necesita un equipo multidisciplinario compuesto por el terapista, fisioterapeuta, enfermeras, nutricionistas, entre otros. Se había calculado que Bolivia iba a necesitar por lo menos 1.300 camas de UTI y unos 800 especialistas, pero en realidad apenas alcanzamos a las 500 camas y 350 profesionales”, subrayó Joel Gutiérrez, presidente de la Sociedad de Medicina Crítica y Terapia Intensiva de Bolivia.
Según el censo realizado por estos especialistas, había (antes de la pandemia) unos 300 médicos intensivistas activos en el último año, esta cifra subió a 450, pero solo 300 tienen trabajo. “Hay 150 especialistas desempleados”, aseguró el representante de La Paz. 

Wilfredo Anzoátegui, presidente del Colegio Médico Departamental, informó que son al menos 500 los profesionales a los que no les renovaron su contrato que atendían pacientes con covid. 

Gobierno
Por su lado, el Ministerio de Salud entregó equipos para fortalecer los hospitales de La Paz para afrontar la quinta ola. Se trata de monitores multiparamétricos modular, monitores de transporte modular, centrales de monitoreo, monitores multiparamétricos básicos, gasómetros, videolaringoscopios, estetoscopios, portasueros, tensiómetros pediátricos y para adultos, entre otros equipos.