En los municipios de Guanay, Tipuani, Mapiri y Caranavi y el submunicipio de Mayaya, en La Paz, hay explotación sexual

26 de septiembre de 2023, 4:00 AM
26 de septiembre de 2023, 4:00 AM

En el norte de La Paz y en el municipio de Rurrenabaque, en Beni, se instaló el denominado “turismo sexual”. A esas zonas, según la Policía Boliviana, llegan turistas nacionales y extranjeros para -además de conocer estas áreas- tener relaciones sexuales con mujeres víctimas de trata y tráfico.

“Turistas en busca de sexo explotaron a menores en trata sexual en comunidades indígenas rurales en el norte del departamento de La Paz y alrededor de la ciudad de Rurrenabaque, y en áreas turísticas en los departamentos de La Paz y Beni, publicitando abiertamente a los turistas que hablan hebreo y árabe”, dice parte del informe policial.

En este documento se detalla que los tratantes “reclutan” a sus víctimas -en su mayoría mujeres extranjeras- a través de redes sociales o agencias de empleos. En este sistema también se explota a bolivianas.

“Los tratantes continúan usando las redes sociales como la principal herramienta de reclutamiento, atrayendo a personas vulnerables con oportunidades de empleo fraudulentas y luego explotándolas en trabajos forzados o trata sexual. Las organizaciones de la sociedad civil observaron un patrón de explotación en el que víctimas mayores de trata se convertían en reclutadoras de víctimas más jóvenes”, detalla el documento.

Delitos ligados

La extracción ilegal de oro atrae varios tipos de mafias ligadas a la trata y tráfico de personas, prostitución infantil, narcotráfico y contrabando. Esos delitos se incrementan donde se explota el metal -en su mayoría ilegalmente- en diferentes puntos del país, especialmente en el norte de La Paz y parte del Beni.

La trata y tráfico de personas en varios municipios del norte paceño se incrementó junto a la explotación sexual de menores de edad. El municipio de Mapiri, a siete horas de la sede de Gobierno, se convirtió en una zona roja de la trata y tráfico de personas y explotación sexual. Las víctimas en su mayoría son captadas a través de agencias de empleos, de modelaje y redes sociales.

En este municipio paceño la extracción de oro es la principal actividad económica, lo que conlleva que el pueblo sufra una serie de delitos cometidos por foráneos que llegan a por el brillo del metal.

En Mapiri hay una calle exclusiva para el funcionamiento de lenocinios que tienen fachadas de bares y discotecas. Se la conoce como la “q’encha calle”, porque ahí hay sitios de mala suerte, según los pobladores. En estos lugares se explotan mujeres de otros países, en su mayoría de Colombia y Venezuela, según la Policía.

La Unidad de Trata y Tráfico de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (Felcc) de La Paz pone a Mapiri y otros municipios del norte paceño como punto crítico de explotación sexual. Lo mismo sucede en el municipio de Rurrenabaque, en Beni, donde el turismo se recupera, pero también sufre por la explotación sexual.